El caos puede ser la gran ayuda de Alonso

Unas pocas gotas cuando el sol ya se ponía rojo en el horizonte, como recordatorio de lo que puede estar por venir, alimentan el ánimo de los optimistas en Malaisia. En la selva que rodea el circuito de Sepang se escuchan gritos de pájaros que dan miedo mientras los pilotos salen de sus monoplazas tras los segundos entrenamientos en los que sólo hay una conclusión: los Red Bull siguen siendo los más fuertes. Esta vez fue Webber, tras la decepción de su visita a casa, quien dominó de manera aplastante. Vettel no ofreció todo su potencial, pero está ahí. Como están los McLaren, los más cercanos en la isla que representa el equipo de la energía. Los demás siguen remando sin atisbar a los pilotos de azul. Le pasa a Ferrari.

Ayer Massa fue el más rápido de la pareja de rojo, a más de un segundo y dos décimas, mientras que Alonso se quedó a 1.7. Un mundo, un universo para los que esperan ver al español ganar. Así las cosas, sabiendo que tienen un coche más lento, más aún a una vuelta, a Alonso y los suyos sólo les queda aprovechar las características de este gran premio y pensar en la carrera dando casi por perdida la clasificatoria. El propio Alonso ofrecía las claves para hacer algo positivo: neumáticos, lluvia, estrategia... Sabe que su coche va mejor en tandas largas, que a él le gustan más las carreras, que la degradación de los Pirelli con calor extremo puede ser tal que alguno irá a cuatro paradas, que las probabilidades de lluvia son muy altas y que en esas circunstancias todo puede pasar.

En Ferrari están preparando un coche para desgastar menos los neumáticos traseros, complicado de llevar. No queda otra que arriesgar. Pero de la Scuderia se espera un resurgir gracias a sus posibilidades como equipo. Y es que en la escudería más legendaria de la F-1 esperan, pueden y, sobre todo, deben mejorar el coche para que el piloto que pasa por ser el mejor de la parrilla salga a ganar en cada gran premio.

Así se mide la degradación

En la foto se ve cómo las gomas tienen raspaduras, es lo que hacen los ingenieros tras cada sesión, con neumático aún caliente, para quitar restos de goma y llegar sólo a la superficie del compuesto. Ahí se ve la temperatura y degradación, en el cuadrado delimitado por dos números blancos donde quedan claras las medidas de las gomas.