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Fórmula 1 | GP de Australia

Comienza el año de los neumáticos y la revancha

Segundo capítulo de Alonso con Ferrari en una temporada en la que Pirelli sustituye a Bridgestone, vuelve el KERS, se elimina el doble difusor, permanecen los escapes soplados y se introduce el alerón trasero móvil

<b>EL NÚMERO UNO. </b>El alemán Vettel es el actual campeón de Fórmula 1 y así se convierte en el gran centro de atención, dentro y fuera de las pistas.

Amanece con el cielo gris en Melbourne. En una ciudad en la que conviven hermanadas en perfecta sintonía las cuatro estaciones del año, en un mismo día todo puede pasar. La Fórmula 1 comienza la temporada 2011 en Australia, como antes, y lo hace con cambios, tantos que nadie sabe lo que sucederá cuando los monoplazas comiencen la primera carrera el domingo. ¿Ganará el mejor? Siempre lo hacen, contestan los defensores de las mil y una variaciones del reglamento que se plantean este año, desde el regreso del incomprendido sistema de recuperación cinética (KERS) a la eliminación del sorprendente doble difusor, la permanencia de los escapes soplados o la introducción del alerón trasero móvil para facilitar los adelantamientos. Incógnitas. Llueve en Melbourne, otoño en la F-1.

En este deporte, amigo del negocio y hermano del espectáculo, no siempre llegan los buenos a su destino de estrellas. Este año, la crisis económica global ha dejado a pilotos de primer nivel como Hulkenberg, campeón de GP2, pole en Brasil... en el puesto de reserva, mientras que el dinero lleva a otros como Pastor Maldonado, ejemplo evidente de un suceso que se repite en otros equipos, a la pista donde deben habitar los 22 hombres más veloces del planeta. Hace frío en Melbourne. Invierno en la F-1.

Poco a poco el día se despeja y aparece el sol, tímido, como entrando a una fiesta en la que no está invitado. Pedro de la Rosa, vestido con el nuevo uniforme de McLaren confeccionado en el futuro de sastre loco, sonríe analizando lo que puede venir. Marc Gené, llega de camino en un avión eterno, al fondo del pasillo. Nervios en el equipo Hispania, creen que pueden, luchan por poder. Jaime Alguersuari, peinado nuevo y amabilidad casi infinita, habla apasionadamente. Y en el lugar donde viven los jefes, Fernando Alonso, de rojo Ferrari, quiere comer ya, lo ordena sin querer. España protagonista en el mundo de lo imposible. Primavera en la F-1.

Han sido meses de espera, de ensayos, de vueltas y más vueltas sin resultado. Pero hoy es el día, coches en pista, monoplazas al asfalto, bólidos que vuelan a trescientos por hora junto a un lago, en un parque mágico, de nuevo los duelos. Hamilton, serio, busca el regreso al lugar de los grandes con su McLaren del mañana; Button comparte con Webber la esperanza del segundo; Massa espera un milagro ¿quién sabe si posible?; Alguersuari quiere saltar hasta llegar al coche que sueña; Vettel camina más erguido, más alto, más grande, alzado por su título de campeón. ¿Y Alonso? El asturiano que lloró en la derrota convertido en humano, luchará, una vez más, por ganar, por dar sentido a su vida, por ser feliz y hacer felices a millones. Volveremos a ver duelos a mil por hora por ganar una centésima de segundo, adelantamientos soñados, carreras utópicas que se hacen verdad... regresa la Fórmula 1. Hoy. Luce el sol en Melbourne. Verano.