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En Aprilia pagan su propia prepotencia

En Aprilia pagan su propia prepotencia

La nueva categoría de Moto2 ha empezado con mal pie su andadura en el Campeonato de Mundo. La espantá inesperada de una marca del peso específico de Aprilia no es una buena noticia, primero porque le quita lustre al estreno y segundo, pero no menos importante, porque crea complicaciones significativas a algunas de las escuderías más destacadas del certamen. Y todo esto es el fruto de la prepotencia de los responsables de su departamento de competición, que quisieron meterle un gol por la escuadra al mismísimo presidente de la compañía... y el tiro les ha salido por la culata y puede que a alguno le cueste el puesto. En esta vida es mejor ir de frente y a las claras, porque todo lo demás suele terminar pasando factura, como ha ocurrido en este caso.

El conflicto es sencillo. Los responsables de las carreras de Aprilia pensaron que podían sacar adelante su proyecto de Moto2 sin contar con el beneplácito del gran jefe. Se pusieron manos a la obra, diseñaron y fabricaron un chasis para 2010, se lo ofrecieron a escuderías con aspiraciones al título... hasta que el que 'más manda' se enteró de la operación. Y a Roberto Colaninno, presidente del Grupo Piaggio al que pertenece Aprilia, no le han gustado dos cosas, ambas fácilmente comprensibles: la primera, haber descubierto el 'pastel' casi de rebote; la segunda, que no admite de ningún modo que una moto de su marca gane carreras con un propulsor de la competencia (el Honda monomarca de Moto2). ¿El resultado? Proyecto condenado, todo el trabajo y la inversión a la papelera y los equipos afectados, compuestos y sin moto. Lo dicho: mejor ir con la verdad por delante...

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