Reivindicación de Felipe Massa

Circuito de Cheste. Pasado domingo a las cuatro de la tarde. A las pocas vueltas de que Fisichella, Massa, Gené y Badoer rodaran en formación y se emparejaran en la exhibición que cerraba las Finales Ferrari, el brasileño tomó el mando y comenzó a tirar con todas sus fuerzas. Y la buena noticia es que se le vio en forma, con la agresividad de siempre (esas frenadas desequilibradas en el límite) y en unos tiempos aceptables, 1:14, lejos de ir de paseo.

Su sustituto Giancarlo hizo un trompo al intentar seguirle y los dos probadores se retiraron a boxes. En ese momento, la exhibición se convirtió en un auténtico test sobre el F60. Hasta veinte vueltas dio el piloto de Sao Paulo, que terminó entrando en meta como punta de lanza de sus compañeros y en medio de los aplausos de sus ingenieros y mecánicos. Le levantaron como si fuera un ganador y él se sintió en uno de sus mejores días: "Ha sido fantástico, estoy tan feliz Aunque sólo pude rodar un poco, he disfrutado realmente de haber estado aquí. Estoy muy motivado y esta jornada ha sido para mí como una victoria. Me he sentido como antes del accidente en Hungaroring y estoy muy contento de haber podido trabajar con el equipo. Es extraordinario haber vuelto a pilotar".

Felipe Massa decidió viajar a Cheste justo después de saber que estaría Fernando Alonso. Estaba liberado de ir por la cercanía del nacimiento de su hijo Felipe, pero, tras cerciorarse de que su mujer aún no salía de cuentas, cambió de planes para reivindicarse en Valencia. Se trataba de marcar territorio frente al fenómeno Alonso, demostrar su corazón ferrarista y probar en la pista con el F60 que está completamente recuperado para volver a competir. El brasileño no quiere ser el segundo de la escudería ni vivir otra era Schumacher. Pero lo normal es que la pista dicte en 2010 lo contrario.