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La felicidad de Alonso es la de muchos más

Yo digo Raúl Romojaro

La felicidad de Alonso es la de muchos más

Alonso dijo ayer que estaba feliz de sentirse ya miembro de la familia Ferrari. Y yo le diría que su felicidad es también la de muchos aficionados, no sólo de España sino del mundo entero. La escudería italiana es casi una religión y ya tiene a su nuevo mesías. Como el asturiano es un personaje controvertido y mucho me temo que eso no hay quien lo cambie (ni tampoco hace falta, cada uno es muy libre de pensar lo que quiera), ya hay quien espera que fracase con su nuevo equipo; otros, los mismos de siempre, que le tachan de antipático; e incluso los que le acusan de inspirar el despilfarro de la fiesta roja en Valencia a cuenta del erario público (cuando es evento absolutamente privado de la marca). Admitiendo, como digo, que cualquier opinión es respetable, sin embargo me parece que la mayoría estamos deseando disfrutar, y mucho, con esta nueva etapa del piloto español.

Personalmente, tengo instantes en que sigo frotándome los ojos para terminar de creerme que lo que nos espera es verdad. Si los títulos de Fernando fueron un sueño (durante algunos años llegué a dudar de que conociera a un campeón español de Fórmula 1), su llegada a Maranello es casi comparable. Quizá aún necesitemos tiempo para aprender y valorar lo que significa este nombre en el mundo del automóvil, de las carreras, de la Fórmula 1. Y cuando lo hagamos, tomaremos conciencia de cuánto representa tener a uno de los nuestros en ese santuario de la competición. Siempre he lamentado no haber tenido la oportunidad de ver a Ayrton Senna, mi gran ídolo, subido en un Ferrari. Encontrar ahora a Alonso vestido de rojo no digo que me vaya a hacer olvidar aquello, pero sí que es un gratificante consuelo. Por eso yo al menos también estoy muy feliz, no sé si tanto como el protagonista, pero sí dispuesto a vivir con pasión y entusiasmo lo que nos puede deparar un futuro que ayer se hizo presente.

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