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Fórmula 1 | GP de Brasil

Alonso sella la paz con Massa y vuela en la pista

Logró el mejor tiempo después de descargarle gasolina a un discretísimo R29 y antes, por la mañana, los futuros compañeros se saludaron ante las cámaras y charlaron amigablemente durante apenas 40 segundos

Carlos Miquel
<b>ENCUENTRO DE CONCILIACIÓN. </b>Alonso y Massa se encontraron ayer en el circuito de Interlagos y quiseron acabar con las polémicas.

A una distancia de apenas cuatro metros del box de Renault, en uno de los hospitality de Ferrari en Interlagos, Felipe Massa, recién llegado al circuito y rodeado de fotógrafos, charla apoyado en una barandilla con uno de los miembros de su escudería. Es el momento oportuno. De su garage sale en ese momento Fernando Alonso, que saluda al brasileño con amabilidad, le pregunta por el coche, los niños... Se dan la mano con sonrisa profidén ante los fotógrafos, pero la comunicación no verbal indica menos paz de la aparente. El asturiano aprieta fuerte la mano, sus músculos se contraen, e intenta llevar la mano del piloto de Sao Paulo hacia su terreno. Massa responde con el pulgar hacia arriba en la otra. Señal de que no hay problema, pero signo también de ganador, de que piensa intentar batirle en la pista. Al menos hubo cordialidad en apenas 40 segundos.

Así comenzó un día de entrenamientos marcado por las idas y venidas de la lluvia y el discretísimo rendimiento del R29. Alonso fue 16º en la primera tanda, con Grosjean último. Lo peor era su falta de ritmo y, especialmente, el pésimo sector intermedio por la poca carga aerodinámica de un coche inalterado desde agosto. A base de cambios en el monoplaza, el asturiano mejoró algo y se metió entre los catorce primeros. Hasta que, en los últimos instantes, descargó gasolina y se sacó una vuelta marca de la casa para terminar primero. Su compañero Grosjean fue undécimo. Lo normal es que, con el peor monoplaza de la parrilla, sude tinta para acercarse a la Q3, pero los caprichos del cielo hacen que éste no sea un fin de semana nada corriente.