A Ángel Nieto le queremos todos

Ese gran invento que se llama Internet ha propiciado una interactividad entre los medios de comunicación y su audiencia que hace no demasiado tiempo ni siquiera hubiéramos soñado. No vamos a hacer aquí un análisis de la evolución de la nueva sociedad de la información, pero sí me gustaría destacar que las opiniones anónimas tienen ahora un amplificador del que nunca antes habían disfrutado. La edición digital del As es un magnífico ejemplo de ello; las noticias se complementan con un montón de opiniones de lectores que quieren hacer público su punto de vista sobre el asunto en cuestión. Y entre ellas, por supuesto, no faltan las voces más críticas, incluso algunas insultantes, que de todo tiene que haber en la viña del Señor... Ocurre con la mayoría de los temas y todos sus protagonistas, raro es que se produzca una unanimidad de criterios más o menos consistente.

Por ese motivo, al comienzo de esta semana me llamaron mucho la atención los comentarios que acompañaban la entrevista de Ángel Nieto con la excusa del cuadragésimo aniversario de la consecución de su primer título mundial, sí, ése al que siguieron doce más. Todas, absolutamente todas, demostraban el cariño, la admiración y la complacencia hacia la figura que representa nuestro mayor campeón motociclista. Está claro: el zamorano es uno de los personajes más queridos del panorama nacional, diría que social más incluso que deportivo. Y creo que más allá de su simpatía y naturalidad indiscutibles, lo que más nos admira a todos es la pasión que, pasados los sesenta, sigue exhibiendo por el deporte que tanto le ha dado y que tanto le debe. Y supongo que ésa es su mayor satisfacción, su mejor premio... aunque el Príncipe de Asturias deba seguir esperando.