Singapur es la ocasión de Alonso

En este Mundial de vaivenes y en el que las diferencias son tan cortas, pasar de un circuito desfavorable a otro que se adapte bien al monoplaza puede resultar decisivo. Y es lo que le puede ocurrir a Alonso. De una pista que no le iba bien, Monza, a otra que debe beneficiarle. El asturiano cree que, de los circuitos que quedan, el de Singapur (27 de septiembre), es el que mejor se adapta a su coche y su objetivo es intentar repetir la victoria de 2008. También como revancha por todas las acusaciones de los Piquet sobre esa carrera. La clave es la suspensión trasera que estrenaron en Nurburgring, que se adapta especialmente bien a los trazados bacheados. Su efecto es beneficioso para la tracción y también para la estabilidad en las frenadas.

Además, se trata de un trazado que a Alonso le gusta: "Es como Mónaco, pero multiplicado por dos. No hay descanso entre curva y curva, es muy duro físicamente y encima se corre de noche, es muy fácil cometer errores".

Pero para ganar allí el trabajo deberá ser perfecto. En Monza falló la carga elegida en calificación, básica cuando se tiene un coche inferior. El ordenador decía que la estrategia óptima era de una parada y Pat Symonds esperó hasta ver el tiempo de la Q2 y tomar una decisión. Si estaban cerca de los primeros, descargaban, pero si se encontraban un poco más lejos optaban entonces por la táctica más conservadora.

Pero Alonso se ahorró un juego de ruedas duras con vistas al gran premio (las que mejor iban) y no pudo aprovechar las dos décimas extras que le daban. De haber estado a tres décimas de los mejores en lugar de cinco, la elección habría sido descargar para salir delante, y el asturiano habría rodado la mayor parte del gran premio sin tráfico. Este año cada detalle importa.

El revirado trazado nocturno de Marina Bay puede ser otra historia, también porque no llevará el KERS y ganará otro par de décimas en tiempo por vuelta.