Sinceramente, pensaba que Adrián Campos iba a dar marcha atrás con su proyecto del equipo español de Fórmula 1. Si la guerra entre la FIA y la FOTA no entra en un nuevo capítulo de hostilidades, todo apunta a que al menos hasta 2012 en los grandes premios se seguirá compitiendo sin límite presupuestario, un escenario poco halagüeño para una escudería modesta como la del alzireño. Por eso pensaba que el ex piloto tenía argumentos más que suficientes para retirarse antes de empezar, puesto que las condiciones del acuerdo han variado de forma sustancial a las propuestas cuando decidió dar un paso al frente y presentar, como también hizo Joan Villadelprat, el proyecto que finalmente fue elegido por la FIA.

Pero no, Campos me vuelve a sorprender (ya lo hizo con su candidatura, lo reconozco) y asegura que sigue adelante con su idea de colocar en la Fórmula 1 la primera estructura española de la historia, aún siendo consciente de que lo hará en una manifiesta inferioridad de condiciones frente a la mayoría de los equipos, que pueden llegar a gastar en algunos casos diez veces más del dinero del que él dispondrá. Me parece una actitud valiente... pero también arriesgada. Su proyecto gana enteros en términos de solvencia, sólo queda esperar que realmente esté en condiciones, junto a sus socios financieros, de hacer frente a tamaño desafío. Porque en algo sí que no he cambiado de opinión: para estar por estar, mejor quedarse en casa. Ir la F-1 para hacer bulto, como los baúles, es un mal asunto. Ojalá que Adrián también lo tenga muy claro...