Logano rompe el récord de precocidad al ganar en New Hampshire

Cuando a finales de agosto de 2008, el equipo Joe Gibbs Racing anunciaba que sustituía al bicampeón y actual líder de la Copa Sprint, Tony Stewart, por un joven de 18 años muchos tildaron a Gibbs de loco. Era una decisión muy arriesgada en una competición donde la precocidad no está muy reconocida. Sin embargo, el entrenador que llevó a los Washington Redskins a ganar tres Super Bowl de la NFL, sabía que Joey Logano no lo defraudaría. Ayer en New Hampshire, en la 17ª cita de la Copa Sprint de la Nascar, con 19 años y 34 días, Logano se convirtió en el más joven ganador de una carrera de la máxima división de la Nascar en toda su historia. Dando una gran sorpresa y aprovechándose de la experiencia de su veterano jefe de equipo, Greg Zipadelli. "Apura la gasolina, va a llover ya", le espetó Zipadelli al piloto del Toyota número 20 cuando marchaba líder y faltaban aún 28 vueltas para el final.

Logano no tenía combustible y sabía que era imposible que cumpliera con las 301 vueltas previstas, pero confió ciegamente en las órdenes del box. El agua descargó y la bandera roja de los comisarios le otorgó su primera visita al 'Círculo de la victoria'. "Creo que no podría tener más suerte que en esta carrera. Obviamente, no teníamos un coche para ganar, pero nos sobrepusimos a muchas cosas: neumáticos bajos y más problemas de los que pueden imaginar", afirmaba un eufórico Logano que precedió en la meta a Jeff Gordon, Kurt Busch, David Reutimann y Tony Stewart, que sigue dominando la clasificación general.

Y es que la victoria de Joey sorprende, pero no tanto. Este piloto de Middleton (Conética) tiene un talento espectacular. Tan sólo ha necesitado veinte carreras en la Copa Sprint, precisamente su dorsal, para lograr el triunfo. Lleva ganados en premios esta temporada ya más de dos millones y medio de dólares y ya todos en el mundo de la Nascar saben que están ante una gran estrella. Si bien Gibbs será el que se apunte el tanto ya que fue él quien arriesgó y le entregó el Toyota con el que ganó en New Hampshire. Un circuito que tiene una similitud con el piloto que ganó ayer en él. Bob Bahre, el hombre que lo construyó, confiaba ciegamente en él, pero el resto le llamaba loco por querer incorporarlo al calendario de la Nascar. "Tus posibilidades son pocas o ninguna", le solía decir Bill France Jr. presidente del certamen. Pero Bahre se salió con la suya y su pista muy chata construida en donde había existido un viejo trazado para motocicletas, en lo profundo de los bosques de un pequeño estado rural, cerca de una ruta de dos carriles que atraviesa pueblitos y al que se llega por caminos de tierra sería visitada por las grandes estrellas de la Nascar. Y con sus 93.521 butacas siempre llenas, año tras año.

Ayer Logano le dio más publicidad al lograr batir la marca de Kyle Busch que ganó con veinte años, cuatro meses y dos días. Por más de un año. Precisamente el mundo del márketing es algo que Logano domina a la perfección. A principio de temporada ideó un anuncio que ha sido un gran éxito en EE UU. Entraba en un centro comercial y hacía una peculiar petición al empleado. "Quiero ganar la Copa Sprint de la Nascar. Véndame todo lo necesario". Así recorría todas las galerías del establecimiento eligiendo cuidadosamente el coche, los mecánicos y hasta los aficionados. Y es que 'Sliced Bread' (rebanadora de pan) no es un piloto cualquiera. Su apodo le viene como anillo al dedo. El invento de principios del siglo XX ideado por Otto Frederick Rohwedder fue tan importante que hay un famoso dicho en lengua inglesa que se aplica a algo o alguien que va a sorprender a todos y que es un valor seguro. Reza así: "Es el mejor invento desde que el pan viene en rebanadas". Logano es, sin duda, un gran invento para el automovilismo.