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Yo digo Raúl Romojaro

La relación Rossi y Lorenzo no tendrá un final feliz

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Me alegro de que pudiéramos disfrutar de una carrera tan apasionante como la de Montmeló y con un desenlace casi perfecto para todos, incluso para quien se tuvo que conformar con la derrota. El enfrentamiento entre Rossi y Lorenzo fue el primer capítulo de un duelo de campeones que persiguen un mismo objetivo... así que mal asunto. En el GP de Cataluña tuvo un final feliz, pero no siempre será así. El domingo no ocurrió nada extraordinario o anómalo, hubo un merecido ganador y también un dignísimo segundo. Pero imagínense lo que hubiera ocurrido si Rossi, Lorenzo o los dos hubieran acabado por los suelos en esa maniobra magistral, aunque un tanto suicida, que el italiano se sacó de la chistera. No hay que ser muy espabilado para entender que hoy las cosas serían bien distintas.

Y ese momento, no lo duden, llegará tarde o temprano. Lorenzo no dejará tan a menudo la puerta abierta a su compañero-rival y Rossi deberá ir un paso más allá para intentar adelantar... o la inversa. Ese día se acabarán los elogios, las buenas palabras y el compañerismo de salón. Estamos hablando de dos caníbales, de dos pilotos nacidos para la gloria del triunfo que no regalan ni las migajas a sus contrincantes. Ése es el carácter de los campeones, nunca otro. Y cuando ese instante sea una realidad, entrará en escena un protagonista más: Yamaha. Porque la marca de los diapasones tendrá que decantarse hacia uno u otro lado, decisión inevitable para que no sean los terceros en discordia (en este caso Stoner) quienes saquen partido de esta guerra intestina. Son cosas de las carreras. Los pilotos pueden tener amigos. Los campeones, jamás...