La Fórmula 1 se precipita hacia el tedio

El Mundial de Fórmula 1 se encuentra sumido en una de sus peores crisis de los últimos tiempos. Crisis por la guerra abierta entre la FIA y la Asociación de Equipos, pero también crisis deportiva. Se han disputado siete de los diecisiete grandes premios de la temporada y ya son varios, los pilotos y sus escuderías que han renunciado a la lucha por el título. Terrible, sin duda. Hablan de focalizar esfuerzos de cara a 2010 (aunque, de momento, no sepan ni dónde van a competir) y eso quiere decir que entregan el campeonato en bandeja de plata a los pilotos de Brawn GP, encabezados por un Buttton lanzado hacia su primera corona, un sueño que ni él mismo hubiera imaginado hace sólo unos meses.

Lo peor del caso, una vez asumido que tampoco este año será el de la triple corona de Alonso, es que nos quedan cinco largos meses por delante de auténtico aburrimiento. La carrera del domingo en Turquía fue una muestra clara de lo que podemos esperar para los próximos diez grandes premios si las cosas no cambian mucho... y parece que no lo van a hacer. Los ingenieros reconocen ya abiertamente que no saben por dónde tirar para neutralizar el déficit con quienes ahora son los favoritos. Y sin esa evolución, ya está claro que Button, incluso Barrichello cuando no la pifia, son inalcanzables. Podemos enfrentarnos a muchos domingos de bostezos, el peor de los escenarios para un deporte que, como casi todos, tanto tiene de espectáculo y entretenimiento.