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Automovilismo | Carreras 'Made in USA'

Indianápolis ya vibra con las legendarias 500 Millas

La 93ª edición se celebra este domingo (Canal+ Deportes, 19:00 horas) con cerca de 300.000 espectadores en el mítico circuito y la participación del español Oriol Serviá

<b>DENTRO Y FUERA. </b>Indianápolis es un espectáculo de pilotos y fans.

Su famoso inicio: "Gentlemen, start your engines" (caballeros, arranquen sus motores), forma parte de la historia del automovilismo y fue reformada incluyendo la palabra ladies (damas) en la edición de 1977 por la participación de la primera mujer, Janet Guthrie. Y es que las 500 Millas de Indianápolis, que este año celebran su 93ª edición (sólo paró en por las dos Guerras Mundiales), es mucho más que una prueba del calendario de la IndyCar.

Fue en 1909 cuando cuatro locos, Carl G. Fisher, James A. Allison, Arthur C. Newby y Frank H. Wheeler, financiaron la construcción del Indianápolis Motor Speedway. La idea inicial era disponer de un lugar de pruebas para los modelos salientes de la floreciente industria automovilística de la región, pero el 30 de mayo de 1911 se celebró la primera edición de las 500 Millas. Y como todo lugar histórico, su inauguración esconde alguna anécdota muy reseñable. En este caso, Ray Harroun, al volante de un Marmon Wasp, ganó pese a salir el 28. Su secreto fue utilizar un artefacto inédito que luego sería imprescindible en cualquier coche: el espejo retrovisor.

A partir de ahí, miles de historias que han creado pilotos legendarios como los tetracampeones de las 500 Millas, A.J. Foyt , Al Unser y Rick Mears. Y también los únicos cinco que han sido campeones de Fórmula 1 y también ganaron en el viejo trazado de Indiana: Jim Clark, Graham Hill, Mario Andretti, Emerson Fittipaldi y Jacques Villeneuve.

El Indianápolis actual cuenta con todas las comodidades disponibles. Entre ellas la Pagoda, una impresionante torre de control inspirada en la arquitectura japonesa, que cuenta con mil plazas destinadas a la prensa. Dentro del óvalo hay cuatro hoyos de golf, un museo en donde apreciar coches legendarios y grandes espacios para acampar y hacer frente a los más de 250.000 espectadores que oficialmente compran su entrada, aunque en realidad la afluencia ronda los 300.000 asistentes.

Y un guiño para los aficionados españoles. El catalán Oriol Serviá vivirá su segunda participación (en 2008 acabó undécimo) e intentará superar al malogrado Fermín Vélez, gran artífice de que Oriol esté corriendo en Estados Unidos y que en 1997 terminó décimo. Eso sí, saldrá desde la posición 25º, lejos de la pole de Helio Castroneves, que participará gracias a que ha sido liberado recientemente de una petición de cárcel de varios años por evasión de impuestos, y la quinta plaza del ganador en 2008, el neozelandés Scott Dixon. Espectáculo en estado puro.