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Fórmula 1 | El bicampeón sobre dos ruedas

Alonso ciclista por un día junto a Carlos Sastre

El piloto asturiano se exprimió en un duro entrenamiento de 110 kilómetros junto al equipo del ganador del Tour de Francia 2008 y llegó a atreverse incluso a demarrar en una jornada muy divertida

Carlos Miquel
Fernando Alonso y Carlos Sastre durante la jornada de entrenamiento
tim de waele

Esta tarde tendré mucho trabajo". Fabrizio Borra, el fisioterapeuta de Alonso, bromea con el extremo esfuerzo físico al que se sometió ayer el asturiano. Tocaba masaje. La víspera de su debut sobre el R29 la estrella de Renault aceptó la oferta del ganador del Tour, Carlos Sastre, para entrenarse con él y su nuevo equipo, el Cervelo, en el Algarve. Fue por un día uno más de sus 25 miembros. Demostró su excelente forma física y llevó sus fuerzas al límite. Rodó 110 kilómetros a una velocidad media de 37 km/h. Una exageración para alguien que no es profesional.

El recorrido, con salida y llegada en la concentración en Quinta da Río, era un rompepiernas, con toboganes, una parte de asfalto bacheado y estrecho junto al Guadiana y también algunas bajadas en las que llegaban a alcanzar los 80 km/h. Nada más salir, viento en contra y lluvia. Son las diez y media de la mañana. Los ciclistas deciden entonces detenerse para ponerse el chubasquero.

Sastre y su invitado de lujo paran juntos. La pequeña caravana que les sigue, entre los que se encuentra AS, frena en seco. "¿Cómo vas, Fernando?" Alonso, que disfruta como un niño, contesta entre sonrisas: "Voy bien, voy bien, pero ahora estamos en el llano, en cuanto llegue la montaña voy y les ataco".

Desembocamos en una autovía con una larga y suave subida. Fernando cumple su promesa y demarra a Sastre en pleno ascenso. El abulense le devuelve el ataque mientras mira cómo sufre su invitado. Después de trescientos metros con el asturiano detrás a tope, se escucha un sonoro "¡vale, vale!" de Alonso. El pelotón los alcanza y vuelven las sonrisas entre los profesionales y su delegación española, no sólo Sastre, también los jóvenes Joaquín Novoa y Óscar Pujol. Joaquín casi ni se lo creía: "He tenido que pellizcarme porque no pensaba que fuera verdad que se estaba entrenando con nosotros. Si se entrenara bien podría a estar a buen nivel en el ciclismo. Se le ve fuerte, va bastante bien. Incluso nos ha atacado". Y su compañero concluye: "Es un tío muy normal, no como Hamilton que no sé que se cree".

Llegamos a la parte más dura, junto al río, en una carretera estrecha, de esas en las que es muy difícil alcanzar un ritmo continuo. Uno de los integrantes del equipo se queda en un repecho y la bicicleta Colnago de 8.000 euros de Alonso comienza a cimbrearse con el sufrimiento de su piloto. Sastre le ayuda sujetándole con la mano para que no se descuelgue. Fernando abre la boca, aprieta los dientes y sigue en pie. Avituallamiento y reflexiones: "Llevamos 90 kilómetros, pero los hemos hecho en tres horas. Yo suelo hacerlos en más de cuatro. Nunca ponen un piñón más. Suben sin ceder nunca. Es impresionante".

Termina la jornada y alcanzamos las tres horas y media de recorrido. Fernando le dice a Sastre que quiere esprintar y éste le coloca a un lanzador: "Me he puesto a su rueda y, detrás de esa torre de más de 1,80, he mirado el marcador e íbamos a 65 km/h. No quiero ni pensar lo que cogerán en un sprint de verdad". Ya en la meta, Alonso ha consumido 3.800 calorías y está tan cansado como contento. Sastre se va con el resto a rodar hora y media más a tope para entrenar la contrarreloj por equipos. Está claro, son de otra pasta.

Dura jornada

La etapa tuvo un desnivel de 1.300 metros.

Alonso hizo una media de 87 pedaladas/minuto.

El bicampeón de F-1 gastó 3.800 calorías.