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La fiebre por el Dakar llegó a más de 300.000 personas

Raids | Dakar 2005

La fiebre por el Dakar llegó a más de 300.000 personas

La fiebre por el Dakar llegó a más de 300.000 personas

carlos mira

La caravana cruzó ayer España de Barcelona a Granada en un recorrido sin tramos cronometrados. La etapa del día de Nochevieja fijó los primeros líderes (Fretigne y Gordon) y tuvo una asistencia de público récord

De la Ciudad Condal a la tierra del embrujo, de una a otra punta de este país repleto de sentimientos, la caravana de la carrera más dura del mundo ha pasado con el sonido de los aplausos como fondo musical. El Telefónica-Dakar comenzó su andadura de la civilización al desierto con miles de españoles en las calles.

Si la salida desde Barcelona a las nueve de la mañana del primer día de un año que promete ser mejor que el anterior fue espectacular, con miles de catalanes en la Plaza de España, la llegada a Granada, desde las siete de la tarde hasta la madrugada, sorprendió a todos con diez mil andaluces en el podio situado en la cercanías del Palacio de Congresos.

Y eso fue ayer, pero el último día del funesto año que se fue, la locura se hizo dueña de la playa de Castelldefels. Más de 300.000 personas vivieron en directo la primera especial del raid diseñada por Carlos Mas y que acabó con Fretigne, en motos y Gordon, en coches como primeros líderes.

Estas cifras convierten el paso del Dakar por España en el más importante acontecimiento deportivo del año en cuanto a público se refiere. Los 920 kilómetros que separan Barcelona de Granada fueron todo un reto para los pilotos que, con neumáticos de asfalto, completaron el trazado. Y es que, por primera vez, todos debían terminar sin ayudas una etapa de enlace de similares características, además en un plazo de trece horas. Tras un pequeño recorrido por las calles de la capital catalana, los pilotos emprendieron rumbo a Castellón, donde se encontraba el control de paso, y algunos pudieron comer. El mejor Dakar de la historia ha sentido el aliento español.

Problemas con el público en Castelldefels

A veces el éxito se vuelve contra el que lo consigue. La avalancha de espectadores que se congregaron en Castelldefels para ver el Dakar fue tan importante que la ciudad vio totalmente desbordadas las expectativas. Los coches aparcaban allá donde podían y las quejas vecinales no tardaron en producirse, sobre todo por los desperfectos sufridos en el mobiliario urbano. Y es que es muy difícil organizar un aparcamiento para más de 300.000 personas en una zona de la ciudad. Es el precio del éxito.

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