Sainz quiere el triunfo como mejor homenaje

Días emotivos los que está viviendo Carlos Sainz en Cataluña. En el rally que le servirá para despedirse de su afición, el bicampeón recibe muestras de cariño a cada paso que da. Sus ojos dan fe de esas emociones y las lágrimas afloran cada minuto, y su primera actuación deja claro que quiere ganar en casa, porque fue el más rápido en el shakedown, el ensayo general de ayer.

Hacía mucho tiempo que Carlos no marcaba el mejor registro en la antesala de una prueba puntuable. Tanto, que ni él mismo recuerda cuándo fue la última vez. Y, aunque no es un dato que sirva para definir posibilidades, sí demuestra que el madrileño está dispuesto a despedirse a lo grande de los suyos. Se siente arropado por su mujer y sus hijos, por un batallón de amigos, pero sobre todo por cientos de miles de aficionados que vienen a ovacionarle en su adiós.

Lo cierto es que el tramo del Coll del Buc, tradicional escenario de ese ensayo general, tenía numerosas humedades y las previsiones de los expertos de Meteo France, que trabajan con Citroën, auguran un rally totalmente seco. Curiosamente, las predicciones locales anuncian inestabilidad con elevados riesgos de lluvias.

Sea como fuere, lo que está claro es que el Matador va a echar toda la carne en el asador, aunque sigue mirando de reojo hacia los intocables Ford de Córcega y a su compañero y ya campeón Sebastien Loeb. Guy Frequelin, el jefe de Citroën, les ha dado carta blanca en este rally al que llegan con los dos títulos en el bolsillo. Pero el que sí que tiene algo que perder, o que ganar, es el español, que sigue jugándose el subcampeonato frente a Petter Solberg (que asegura que va a ser un rally difícil para él a pesar de que marcó el segundo mejor crono ayer) y Markko Martin, el ganador en Córcega.

El resto, a priori, llega como espectadores de ese duelo por el triunfo con el trasfondo de la despedida de Sainz. Y, entre ellos, el otro ídolo de la afición, Dani Solá, al que también se le ha visto muy confiado a pesar de la presión de saber que de lo que haga en esta prueba depende gran parte de su futuro. En Alemania mostró fugazmente su valía y ahora tiene que demostrar que aquello no fue casualidad. El Mitsubishi oficial que pilota ha mejorado tras el tiempo sabático que se ha tomado el equipo para desarrollarlo. Ahora es menos brusco de reacciones, más fácil de conducir y, además, se ha mejorado la fiabilidad mecánica.

El otro frente abierto en Cataluña será el de la categoría Júnior, en la que se vivirá un duelo sin cuartel entre el batallón de Suzuki con el líder, Guy Wilks, a la cabeza, y el Renault de Nicolas Bernardi, a priori mucho más competitivo sobre asfalto. El español Xevi Pons puede convertirse en árbitro de esa pelea interponiéndose entre el francés y los vehículos nipones.