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‘La Casa del Dragón’: estas son las terribles consecuencias de arrastrar la cabeza de un dragón entre las gentes de Desembarco del Rey
El cadáver mutilado de Meleys es la estrella del triunfo que Ser Criston Cole encabeza en la capital del reino.
En uno de los primeros episodios de ‘La Casa del Dragón’, un cortejo fúnebre recorre las calles de Desembarco del Rey. Sobre uno de los carros descansa el cadáver de Jaehaerys Targaryen, hijo del rey Aegon y heredero al Trono de Hierro. Su asesinato marca el devenir de una sangrienta guerra, en la que los dragones amenazan con reducir los Siete Reinos a cenizas. Tiempo después, y de una forma un tanto mimética, Ser Criston Cole —mano del rey— exhibe la cabeza (sin coser) de la dragona Meleys en su triunfo por la capital. Sin ser consciente de las consecuencias, el también comandante de la Guardia Real intenta hacer una demostración de fuerza ante el populacho de la urbe.
Los dragones, un símbolo relacionado con los Targaryen
Los dragones tienen un valor simbólico en el universo de ‘Canción de Hielo y Fuego’. Desde los tiempos de la antigua Valyria, los jinetes han utilizado esta condición para reforzar su estatus. A la caída de la ciudad, Aegon El Conquistador surcó los cielos sobre el lomo de Balerion y se enfundó la corona de los Siete Reinos. En toda esta época, solo los Targaryen montan dragones, aunque eso no significa que solo ellos puedan hacerlo. Como cuenta Viserys a su hija Rhaenryra, se trata de una mera ilusión, una narrativa que utilizan para legitimar su posición como monarcas. Al unir sus destinos al de los dragones, los ciudadanos ven a los Targaryen como una dinastía casi divina. Y si ellos son de naturaleza divina, las bestias también han de serlo.
Que la cabeza de una de estas criaturas se muestre ante el pueblo difumina esa sensación de divinidad: los dragones son de carne y hueso, así que también se pueden matar. Por ende, los Targaryen quizá no estén tan relacionados con los dioses como uno pudiera esperar. En una situación de guerra civil, el sufrimiento de la gente común se acrecienta y las voces críticas y revolucionarias se extienden. Cuando uno no tiene nada que perder, ¿qué más le da arriesgarse y perecer?
El quinto episodio trata el tema de la legitimación por medio de los dragones desde otro punto de vista: tras la muerte de Meleys, el bando de Rhaenyra Targaryen necesita más dragones, pero para eso requiere de jinetes aptos. Deja claro que solo los Targaryen deben montarlos, aunque acepta la solución de su hijo de buscar a parientes que han perdido el apellido. De este modo pueden seguir la narrativa ficticia de que la sangre de los dragones recorre sus venas.
Los cinco primeros episodios de ‘La Casa del Dragón’ ya están disponibles en Max. Además de Meleys, parece que Fuegosol también ha sufrido un destino similar, que varía con respecto a los libros de George R.R. Martin.