Una hora de Dragon Age: The Veilguard a puerta cerrada nos descubre que llegan nuevos tiempos para la saga

Asistimos a una presentación con sus responsables para ver la primera hora de juego en tiempo real. Nuestras impresiones son positivas, pero hay que aceptar muchos cambios.

El regreso de BioWare a primera línea probablemente sea una de las grandes noticias que nos ha dejado este 2024. Dragon Age: The Veilguard supone una declaración de intenciones sobre el estado del estudio en estos momentos, que en paralelo al mencionado se encuentran de lleno en la pre-producción del próximo Mass Effect. Lo que nos encontramos en el RPG medieval es un cambio de perspectiva jugable importante sin olvidar algunos los sistemas que llevaron a la saga a ser relevante en la industria del videojuego.

Como parte del marco del Summer Game Fest, en MeriStation hemos tenido la oportunidad de vivir junto a sus responsables la primera hora de juego. La introducción es suficiente para conocer hacia dónde quieren apuntar con una entrega esperadísima para los fans, sobre todo tras esperar 10 años para un nuevo capítulo.

Espíritu rolero para una nueva audiencia

Nada más ejecutarse se nota que la metamorfosis hacia el Action-RPG puro y duro casi se ha completado. No es un ARPG tradicional, pero se juega prácticamente como tal. Lo que vemos del combate es un juego guiado por los ataques sucesivos de tu arma principal, ciertos combos y la evasión de los ataques de los enemigos, que a menudo son en área. Incluso se añade a la salsa bloquear en el momento adecuado cual parry.

Las clases cuentan con tres especializaciones para definir de manera concreta tu estilo de juego.

Aunque el cambio de rasante pueda suponer difícil de digerir para un sector de los fans, lo cierto es que una vez aceptado nos convence el cambio. Todos los ataques fluyen con naturalidad y no se percibe que los enemigos sean las típicas esponjas de daño. Transmite un enorme trabajo por encontrar el punto ideal sobre cómo hacer funcionar un nuevo sistema tan activo mientras dependes del uso de habilidades como recurso, otro clásico de la saga.

Hay un guiño al pasado en forma de menú de acción. Cuando lo abres se detiene el tiempo para que puedas pensar tu siguiente movimiento, como los tiempos de pausa de algunas entregas anteriores. Puedes ordenar incluso a tus aliados que utilicen una u otra contra algún enemigo concreto. El problema es que, salvo para ellos, no hay construida una dependencia real de este lado estratégico, por llamarlo de alguna manera.

Podrás crear tu personaje entre las cuatro razas disponibles: Humanos, Quanti, Elfos y Enanos. Vuelven los trasfondos con nuevas facciones que moldean algunos diálogos y tus relaciones junto a ciertos personajes.

Al poco somos informados de que se pueden utilizar tus propias habilidades tras cargarlas sin depender de abrir y cerrar la interfaz todo el rato. Al final, ¿para qué volver constantemente allí si puedes hacerlo con un botón al vuelo? El ritmo lo marcan los ataques básicos y los bloqueos, y a partir de ahí vas formando tu propio “momentum” (una barra que mejora tus habilidades antes de lanzarlas) para ir lanzando los ataques devastadores ligados a tu clase, hasta tres de lanzamiento: guerrero, pícaro y mago.

Donde sí muestra una cara más reconocible es a la hora de elegir tu propio camino. Sus responsables insisten en que la toma de decisiones no viene marcada por colores o indicativos sobre el bien o el mal. El transcurso del diálogo y sus consecuencias están ligadas unicamente a una de las respuestas que te colocan frente a ti, sin más contexto que la vista previa de la respuesta. Es una decisión interesante porque ahora estás guiado por cómo lo harías tú, en vez de ir buscando siempre un input concreto. Más adelante las respuestas menos trascendentales sí están relacionadas a iconos temáticos: las relacionadas con el humor tienen una careta, mientras que las que tienen que ver con respuestas intimidantes plasman una armadura. Pero hasta ahí. Nada te irá guiando si la opción elegida es buena o mala para seguir un camino premeditado.

El músculo gráfico es notable. Por algo solo apunta a la actual generación de consolas y PC.

En este tramo de introducción vemos muchos cambios en el estado de las relaciones de los personajes con nosotros. Compensan la pérdida rolera del combate añadiendo muchos momentos de tira y afloja con quienes nos rodean. Podemos llevar hasta 2 compañeros al mismo tiempo. Insisten mucho en su presencia, ya que formarán una parte clave de la experiencia en todo el contenido secundario que tienen preparado. Cada uno volverá a tener un arco argumental secundario, en el que irán ganando poder que plasmar en el campo de batalla a medida que profundizamos en ellos.

A nivel argumental hay que destacar que nos encontramos con una secuela directa de Dragon Age: Inquisition. En concreto, 9 años después de lo visto allí. Tras Solas confirmándose como un dios élfico, el personaje pone patas arriba el mundo con un ritual que busca tender un puente entre este lado del universo y el de los demonios. Toda la introducción está centrada en intentar detenerlo, pero la suerte está de nuestro lado. Dejan claro que el argumento, si bien recoge el hilo de la última aventura, puede jugarse de nuevas sin ningún tipo de problema. Los veteranos pueden esperar un “uso profundo del trasfondo de Dragon Age”.

Algunos personajes conocidos regresan, como Lace Harding. Ahora la joven será un compañero del protagonista y tendrá su propio arco argumental.

Visualmente es bastante agradable de ver. No nos referimos solo al músculo gráfico del Frostbite, que regresa de nuevo a la franquicia, sino a la dirección visual. El tráiler mostrado en el Xbox Games Showcase no hace justicia a la paleta de colores elegida en el juego. Es un juego que definiríamos como elegante. La demo parecía fluir sin problemas a 60 imágenes por segundo. Nos encontramos en Minrathous, la capital del Imperio Tevinter, una localización oscura que juega al ‘Gran Hermano’ con un vigilante omnipresente sobrevolando sus cielos.

Nuevos tiempos para Dragon Age, pero es el momento adecuado para hacerlo

Tras una década sin un nuevo Dragon Age somos bastante receptivos a los cambios que se introducen. Que el sistema de combate mute a un ARPG no nos molesta siempre y cuando los sistemas de juego estén bien plasmados, y parece que sí. Los movimientos fluyen realmente bien. Parecía divertido de jugar por todo lo que tienes que considerar tanto en ataque como en defensa. Ahora bien, veremos si se sostiene en el tiempo una vez entrados en localizacion con más exploración.

Por el momento ha trascendido que llegará en otoño de este mismo 2024 a PS5, Xbox Series X|S y PC.

Dragon Age: The Veilguard

  • PC
  • PS5
  • XBS
  • Acción
  • RPG

Dragon Age: The Veilguard es un videojuego de acción RPG a cargo de Bioware y Electronic Arts para PC, PlayStation 5 y Xbox Series. Adéntrate en Thedas, una tierra vibrante de agrestes páramos, laberintos traicioneros y ciudades resplandecientes, rebosantes de salvajes combates y magia secreta. Ahora, el destino de este mundo se tambalea. Verás amistad, drama y amor, a medida que reclutes personajes para un equipo extraordinario. Conviértete en líder y enciende el faro de la esperanza en estos tiempos oscuros.

8.5

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