Cómic
‘Moonshine’. Hombres lobo y mafia en los años de la Ley Seca
Brian Azzarello y Eduardo Risso vuelven a unir sus destinos en una historia que mezcla género negro, terror y comedia.
La pareja Azzarello-Risso ha pasado a la historia del cómic por ‘100 balas’, una serie de 100 números de duración que se publicó en Vértigo de 1999 a 2099 y que está considerada una de las mejores realizadas bajo el sello. Se trataba de una historia negra, con una sociedad secreta que permitía tomarse la justicia por su mano y sin ningún tipo de castigo a ciudadanos que habían sido tratados de manera injusta por el sistema.
No era su primera colaboración juntos, ya que habían colaborado en la miniserie Johnny Double, y tampoco sería la última, porque han repetido en varias ocasiones: ‘Batman, ciudad rota’, ‘The World of Flashpoint: Featuring Batman’ (2012)… Así que cuando llegan a Moonshine en 2017 ya tienen un largo pasado común juntos y la pareja funciona como un reloj en su vertiente creativa.
Una historia atractiva
Azzarello se lleva la historia a los años de la prohibición en Estados Unidos, pero en vez de colocar los focos en las grandes ciudades donde una incipiente y poderosa mafia luchaba por el control de los clubes y la distribución del alcohol, aquí se va al origen, a los fabricantes de whiskey que se sitúan en zonas rurales e inaccesibles.
Uno de los miembros de la familia, Pirlo, recibe el encargo de conseguir suministros regulares a un precio por debajo de mercado y para ello debe hacer lo que sea necesario. Pero lo que no espera la familia es que los rednecks a los que van a presionar son en realidad una manada de hombres lobo que viven ocultos en Los Apalaches.
Constructor de personajes
El guionista de Cleveland vuelve a demostrar que es un auténtico maestro a la hora de crear personajes de extraña singularidad, sus obras tienen la capacidad de seducir al lector mostrando facetas inéditas de roles que ya hemos visto: mafiosos, paletos, contrabandistas, mujeres fatales… y hombres lobo. Su forma de emplear el lenguaje adoptando las peculiaridades de cada zona y cada capa social enriquecen sobremanera el relato y construyen historias, al igual que hace Tarantino en el cine, donde todo crece a partir de diálogos tan intensos como interesantes.
A pesar de que no sitúa la acción dónde el lector puede esperar, consigue plasmar de manera muy personal las diferentes conflictos presentes aquellos años: ciudad-pueblo, mafia-policía, ricos-obres, blancos-negros, cazador-presa… Azzarello va añadiendo nuevas capas al relato a medida que van apareciendo personajes y la mezcla de géneros (policial, terror, costumbrista, lucha social) termina por dar paso a algo completamente diferente.
Un dibujante en su mejor momento
Si el argentino Eduardo Risso pasó a ser una referencia a tener en cuenta tras ‘100 balas’, en ‘Moonshine’ muestra cuánto ha mejorado su estilo para ofrecer una obra sobresaliente en el que además afronta también el trabajo de colorista. Sin perder un ápice de ese dibujo suyo que lo hace tan reconocible, su trabajo con las sombras lo acerca al nivel del mejor Miller. Emplea estructuras muy clásicas en la maquetación de las páginas y deja que el texto sea el que lleve el peso del ritmo del relato. Solo contadas splash pages permiten descubrir su gran potencia como ilustrados. En el caso de ‘Moonshine’, el color de Risso, con una tonalidad para cada ambiente, es una guía al lector para saber en qué momento se encuentra.
Conclusión
‘Moonshine’ es una serie entretenida y original que nos permite disfrutar de dos de los talentos más rupturistas del cómic americano. La construcción de personajes de Azzarello es tan fascinante como lo son las viñetas de Risso. La historia mezcla de manera hábil varios géneros sin dejar arrastrarse por los tópicos de ninguno, es original en todas las caras que presenta.