Los mejores comienzos de la historia de los videojuegos: prólogos que hacen imposible soltar el mando
Para aquellos sin paciencia, aquí un puñado de obras maestras que atrapan desde el minuto uno.
¿Cuántas veces habéis escuchado eso de “el principio es lo peor, pero tienes que aguantar porque luego mejora”? Aunque suele ser más habitual en el mundo de la series (“a partir de la segunda temporada empieza lo bueno”), en los videojuegos también es una frase muy recurrente. Sin ir más lejos, en Silent Hill f se recomienda no poner los ojos en blanco durante las persecuciones y combates del principio porque es un pequeño peaje a cambio de lo que viene después. Pues bien, hoy la redacción de MeriStation se ha puesto a reflexionar sobre lo contrario. Aquí va una lista de juegos que atrapan desde el minuto uno. Títulos que no ofrecen un segundo de respiro y que enganchan de principio a fin. Sin filtros, sin esperas. Obras maestras que se confirman como tales desde el momento en que empezamos. ¿Cuáles se os vienen a la cabeza a vosotros?
God of War 3
No estuvo en la lista de juegos con los mejores jefes finales de la historia y no podía permitir que no estuviera en esta. Haré como que he olvidado la llorera del prólogo con Joel y su hija en The Last of Us e iré con Kratos. Me pasé los tres años que pasaron entre God of War 2 y God of War 3 soñando con el asalto al Olimpo y todavía hoy no puedo creer que aún así, Santa Monica Studio se las ingeniase para superar mis expectativas. Muchos juegos hubieran optado por un coitus interruptus. Hubieran aplazado la contienda reseteando las habilidades del protagonista y proponiendo una aventura al uso en la que vamos mejorando poco a poco hasta una serie de clímax y batallas. Este no. Ni muchísimo menos. Aquí se nos lanza a uno de los mejores combates del juego nada más darle a empezar partida y luego ya si eso nos planteamos lo de nerfear al Dios de la Guerra e ir poco a poco. Sangre por doquier, graficazos y serias dosis de adrenalina. Menuda declaración de intenciones y vaya carta de presentación. Chapeau.
Expedition 33
Hay juegos que te atrapan desde el primer momento, y en el caso de Clair Obscure: Expedition 33 es uno de ellos. La primera hora de aventura es una de las mejores que he tenido el placer de jugar. Lo consigue evitando la épica, los combates al límite de la navaja y sin arrojar cientos de conceptos que nos suenan a nada. Está lejos de eso. Logra atraparte en el sillón con una puesta en escena íntima, que toca la fibra por lo sencillo que es captar lo que ocurre en pantalla. Inolvidable.
Resident Evil 4
Ya sé que mis compañeros van a mencionar grandes prólogos. Cómo olvidar la emocionante escena de apertura de Uncharted 2, el drama de Joel en TLOU... Pero ninguno cuenta con el carisma evidente del que presume Resident Evil 4, y es que.. ¡ninguno de ellos está ambientado en España! No podemos obviar la agradable compañía de aquellos simpáticos policías locales, con pinta de ser de esos que después de comer dicen eso de “ponme una tarta al whiskey pero sin tarta”. Por desgracia las risas para Leon se acaban pronto y cuando las cosas se tuercen en el pueblo, con aquel desgraciado de la motosierra que sabes que es un instakill tan pronto te alcance, como jugador lo pasas verdaderamente mal. Si sobrevives a este primer envite, créeme que estás más que preparado o preparada para lo que te espera en esta gran aventura.
Prey (2017)
¿Quién iba a pensar que ir a trabajar se iba a convertir en uno de los mejores inicios de los videojuegos? Te levantas en tu piso, lees unos cuantos mails y es el momento de empezar tu rutina subiéndote a un helicóptero... y empiezan los créditos con una música que te mete de lleno en el mundo de ciencia ficción que te espera en Prey. Llegas a la oficina con normalidad, realizas unas pruebas con normalidad hasta que una taza parece haberse duplicado. Esa copia es ni más ni menos que una criatura capaz de mimetizarse con el entorno provocando el caos en las oficinas porque no es sólo uno, sino una colonia entera. A partir de aquí empiezas a jugar a un título al más puro estilo Bioshock con armas espectaculares, una tensión brutal al no saber si esa caja o escalera es un mimético acechándote y con una historia digna del mundo que te presenta. Con este texto espero reivindicar lo buenísimo que es Prey y crearos la necesidad de probarlo.
Undertale
Cómo olvidar el arranque de Undertale. Flowey intentó timarme, pero Toriel me salvó de esa flor perversa. Con amor de madre, me protegió rumbo a su casa sin permitir que cayera en ninguna trampa. Ya en su hogar, intentó disuadirme de continuar ahondándome en el subsuelo. No escuché. Ni siquiera cuando bloqueó mi camino retándome a un combate. Intenté dialogar, pero hacía caso omiso y pensé que tenía que vencerla. Así que ataqué. Ataqué incluso cuando ella se negaba a darme el golpe de gracia. Lo que no esperaba es que derrotarla, en realidad, implicaba su muerte. Borré la partida de inmediato. Empecé de nuevo y volví a toparme con Flowey. Omnisciente y con sarna, reventó la cuarta pared para atormentarme. Sabía lo que acababa de hacer. Jamás un juego había juzgado mis actos tras la pantalla de ese modo. Esa sensación de indefensión me acompañó durante toda la partida. Si ya me lo dijo él mismo: “En este mundo es matar o MORIR”.
Uncharted 2: El reino de los ladrones
Más allá de que sea un fan absoluto de toda la obra de Naughty Dog –especialmente The Last of Us–, es cierto que aún guardo un gran recuerdo de uno de los videojuegos de la compañía de Santa Mónica que más me impactó en su momento: Uncharted 2: El reino de los ladrones. Y es que la segunda aventura de Nathan Drake para PlayStation 3 marcó un antes y un después en aquello del cine palomitero llevado al videojuego. Y la escena con la que arrancaba el título ya era toda una declaración de intenciones de lo que nos deparaba el nuevo viaje de Nate: sí, estoy hablando del nivel del tren colgando de un acantilado. Una escena que abraza el blockbuster cinematográfico sin contemplaciones y que, por aquella época –hace ya casi 16 años, ojo–, no se estilaba mucho en el formato interactivo; y menos con estos niveles de producción. Drake vuelve en sí en el interior de lo que parece un vagón de tren. Sin embargo, cuando mira por la ventana, ve que algo no cuadra. Es entonces cuando empieza una escena de acción al más puro estilo Indy en el que debemos ir escalando por un vagón a punto de precipitarse al vacío a través de –claro está– elementos pintados en amarillo que nos sugieren el camino. El resultado es un arranque apoteósico que adelanta lo que está por venir en uno de los mejores videojuegos de PS3 y del género de la acción en general.
Bioshock
1960, mitad del Ártico. Jack observa unas fotos antiguas mientras recuerda las palabras de sus padres: le dijeron que era especial, que estaría destinado a grandes cosas. Entonces, los gritos resuenan y el protagonista despierta bajo el agua. La confusión se apodera de él, pero consigue salir a la superficie. Fuego por aquí, llamas por allá, el hombre nada entre los restos chamuscados del avión, que no parecen albergar a ningún otro superviviente. Divisa un extraño faro iluminado a la luz de la luna llena. “Ni dioses ni reyes, solo hombres”. Se adentra en los desconocido y desciende hasta Rapture, una utopía retorcida que se ha convertido en pesadilla. Así empieza Bioshock, una de las obras maestras más recordadas de 2K Games.
Deadly Premonition
Un tipo del FBI llamado Francis York Morgan al que todo el mundo llama York a secas no podía imaginar que lo que parecía la típica y sencilla investigación de un asesinato en un recóndito pueblo de Estados Unidos llamado Greenvale / Rainy Woods terminaría convirtiéndose en una auténtica pesadilla. Bueno, en realidad, debió comenzar a sospechar tras ver que, justo después de un accidente de tráfico, un señor con chubasquero rojo intentase matarlo con un hacha de leñador y poco después apareciesen señoras sin ojos caminando como la niña de ‘El exorcista’, sucesos que no le impresionaron tanto como el hecho de que el agua de la lluvia apagase su cigarrillo. Poco después, como si nada hubiese pasado, el sol salió de repente y un par de policías del lugar acudieron en su ayuda. York no les dijo nada sobre los monstruos, pero exigió tener coche propio, les dejó claro cómo debían llamarle a partir de ese momento y les prohibió interferir en su investigación. Un prólogo hilarante para una joya de culto que sí, tiene un control lamentable y un apartado gráfico terrible. Por cierto, para quien no lo sepa, Deadly Premitinion es un homenaje a ‘Twin Peaks’, la maravillosa serie de David Lynch, que en paz descanse.
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