Cómic
El sexto revólver. Un western sobrenatural
Cullen Bunn firma una obra sensacional que, a ritmo diabólico, mezcla el western clásico con elementos fantásticos.
Desde casi el comienzo de la historia del cómic, el mundo de las viñetas ha sido un terreno favorable para las historias ambientadas en el Oeste. Blueberry, Comanche, Mac Coy, Jim Cutlass o Lucky Luke son buena prueba de ello. Y ‘El sexto revólver’ recibe parte de esa herencia y la combina con elementos que nada tienen que ver con la realidad, pero que encajan de una manera orgánica en el relato.
La obra, ya finalizada, se editó originalmente en Oni Press de 2010 a 2016; Cullen y Brian Hurtt ya habían publicado en esa misma casa cuatro años antes una miniserie de terror de cinco números, The Dammed. El guionista, veterano de Marvel en colecciones mutantes, siempre ofrece su mejor cara cuando sus relatos se acercan al terror, Harrow County es el mejor ejemplo.
Una historia divertida
Ambientada en los años posteriores de la Guerra Civil norteamericana, el relato gira en torno a una serie de pistolas sobrenaturales que proporcionan ventajas sobrenaturales a sus dueños. De todos ellos, el sexto revólver, es el más especial y se encuentra ‘desaparecido’ en manos de una joven que desconoce su origen, su maldición y su valor.
Su dueño, el fantasma del general confederado Hume, inicia una búsqueda para dar con él en el que intervendrán agentes de Pinkerton, todo tipo de criaturas sobrenaturales, una banda de no-muertos, un cínico pistolero (Drake Sinclair) y demás fauna típica del oeste: cazarrecompensas, jugadores profesionales, bandidos…
El punto fuerte de este cómic está en el ritmo endiablado con el que Cullen impregna a su obra, nuevas tramas se van abriendo mientras avanza la historia y el lector poco a poco cae en que el famoso sexto revólver es apenas una excusa para contar todo tipo aventuras. Los paisajes típicos del Oeste, que tantas veces hemos visitado en el cine, forman parte de un escenario en el que también tienen presencia los salones, las calles de Nueva Orleans y hasta un fuerte.
Un artista a los lápices
Brian Hurtt es el encargado de dar forma a todo el universo creativo de Bunn y su trabajo es excelente. El estadounidense pertenece a esa casta de privilegiados, de la que también forma parte Darwyn Cooke, que consigue con trazos simples plasmar todo tipo de emociones. Se dio a conocer por Queen and Country, obra más que recomendable (probablemente el mejor cómic sobre el mundo del espionaje actual). Gráficamente se mantiene en los cánones clásicos con estructuras cerradas y composiciones regulares en las que lo único que cambia es el número de viñetas por página. Ello por un lado ayuda a que el lector siga el ritmo del relato fácilmente y por otro obliga a cuidar al máximo cada elemento.
Hurtt es un maestro a la hora de combinar perspectivas y se maneja con igual soltura en primeros planos o en complejas secuencias de acción y, sobre todo, subordina su dibujo a la historia dando a cada elemento la relevancia que merece. El color corre a cargo de Bill Crabtree, que realiza también un buen trabajo, aunque algunos fondos pintados mediante ordenador son excesivamente planos.
Edición
En España ha sido una obra inédita hasta que Norma ha decido recopilarla en tomos, de los que ya se han publicado cinco y que tienen un precio de 39,95 euros por unidad. Tanto las tapas como el papel interior son de buen gramaje. Se incluyen varios extras: las portadas de cada número de grapa, sus bocetos, varias ilustraciones, dibujos a lápiz de Hurtt que sirvieron para la creación de los personajes y esbozos de algunas páginas.
Conclusión
El sexto revólver es un cómic entretenido que, a pesar de su aire desenfado, no está exento calidad, no en vano fue nominado a cinco premios Eisner. Su mezcla de western clásico con pulp fantástico funciona a la maravilla. El guion empuja al lector a devorar sus páginas y los lápices de Brian Hurtt son el claro ejemplo de que menos es más.