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Cine

Crítica de John Wick 4, un bombazo desenfrenado de acción, muerte y venganza

La película protagonizada por Keanu Reeves desata tres horas de diversión pura, que deja a los espectadores sin aliento.

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Crítica de John Wick 4

John Wick 4 es todo lo que uno puede esperar de una película de John Wick. Es la culminación de una saga que se deja de rodeos y que focaliza la mirilla en un objetivo muy concreto: la acción como espectáculo. Dispara con precisión milimétrica y acierta de lleno en el blanco. Keanu Reeves repite una vez más como Jonathan Wick, un hombre que busca su venganza y que pone patas arriba Mesa Alta, la organización criminal que lo mueve todo.

Reglas y consecuencias, ese es su lema. Las estructuras de poder se tambalean, por lo que nombran al marqués de Gramont como emisario. ¿Su promesa? Acabar de una vez por todas con la amenaza de Wick. Se trata de un villano maquiavélico, cruel, cursi y recargado, que no duda en utilizar sus recursos para cumplir su cometido. Aun así, a este aristócrata francés de gatillo fácil y café edulcarado le puede la tacañería, un defecto que tal vez le cueste caro. Interpretado con soltura por Bill Skarsgård, el personaje se hace odioso desde el primer momento.

Acción variada y sin apenas pausas

Teniendo en cuenta las tres películas anteriores, el desafío del director Chad Stahelski era seguir sorprendiendo a los espectadores. La cuarta entrega cumple con creces, es un producto que cuida la acción al máximo. Las coreografías resultan impresionantes y variadas, también porque juegan mucho con las localizaciones. Por ejemplo, las del Continental de Osaka nos muestra la mezcla entre el Japón tradicional y la elegancia y el lujo contemporáneo del hotel. En cambio, en Francia somos testigos de una persecución agónica en el corazón de París. Wick visita otros lugares como Berlín o Nueva York, donde por supuesto se desencadena la locura.

A las pistolas y a las armas más actuales hay que sumar las luchas samuráis con katana, lo que proporciona distintas opciones para canalizar la acción. Además, el cineasta utiliza los distintos planos para difuminar la sensación de repetitividad, aunque es inevitable que en las coreografías se produzcan reiteraciones.

John Wick: Chapter 4
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El humor, en ocasiones negro, ha sido uno de los elementos definitirios de John Wick, un aspecto que sigue muy presente. En ese sentido, Tracker (Shamier Anderson) es un personaje peculiar más allá de su condición de asesino a sueldo, porque siempre va a acompañado por un perro de apariencia dócil. Algunas de las secuencias más cómicas las protagoniza él, cuando su comportamiento cambia y se convierte en un perro que no solo protege a su dueño, sino que cumple todas sus órdenes... hasta morder las partes pudendas de cualquier enemigo que se le cruce por el camino.

Donnie Yen desborda la pantalla como Caine

Dejar atrás el estilo de vida de personas como John Wick es casi imposible, ya que no depende solo de uno mismo. En ese delicado equilibrio, las amistades son relativas, puesto que un día puede ser aliado, otro enemigo. Donnie Yen, Caine en John Wick 4, se come la pantalla y representa la figura de un antagonista poco convencional. El viejo asesino de Mesa Alta, ciego pero no por ello menos habilidoso, desea fervientemente la libertad, de modo que John y Caine comparten el mismo objetivo, pero se hallan en bandos distintos. El desarrollo de esta relación es uno de los puntos más interesantes del filme a nivel argumental. Por si eso no fuera poco, su ceguera contribuye a dar otro enfoque a sus secuencias de acción.

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John Wick 4 no destaca por su historia ni le interesa hacerlo. Los escasos momentos de pausa sirven para proporcionar breves intervalos de pausa que dibujan los contornos argumentales. Lo suyo es la acción y las coreografías, y en eso brilla con luz propia. Apenas da respiro al espectador, lo deja pegado a la silla ante el goce más trepidante. Tres horas puede parecer mucho y lo es, ya que a veces se generan situaciones repetitivas. Y con todo, esos 170 minutos se nos pasaron en un suspiro, en menos de lo que Wick tarda en cargarse a alguien. ¿Alguien habrá contado cuántos han perecido hasta ahora?