‘Cadáveres’, reseña. Un mismo crimen en cuatro épocas
La obra de Si Spencer publicada en 2014 en Vertigo se convirtió recientemente en una serie de éxito en Netflix.
‘Bodies’ es un claro ejemplo de cómo un buen cómic puede perder la parte más importante de su esencia cuando es trasladado a otro medio. En el caso de la reciente adaptación a Netflix, la miniserie se ha quedado en los fuegos de artificio, en los recursos narrativos y en el estilismo, pero ha prescindido de dos piezas muy importantes: la crudeza de sus imágenes y el trasfondo político de la historia.
Porque ‘Cadáveres’ es, por encima de otras consideraciones, un ensayo sobre la decadencia moral y social del imperio británico. Si Spencer construye un interesante thriller bajo la interesante premisa de un mismo cadáver aparece asesinado con el mismo modus operandi y en el mismo lugar de Londres en cuatro épocas diferentes: a finales de 1890 en plena caza de Jack el destripador, en 1940 durante la ofensiva aérea alemana sobre la ciudad, en 2014 (actualidad) y en futuro distópico, 2050, donde la humanidad ha sufrido una catástrofe de escala planetaria que ha dejado a la población amnésica.
Un mismo narrador
Si Spencer fue un conocido guionista de cómic y televisión británico. Por sus manos pasó Judge Dredd y para Vertigo también trabajó en ‘Los libros de la magia’ y ‘Hellblazer’. Falleció en 2021 así que ‘Bodies’ fue uno de sus últimos trabajos para DC. En esta obra construye una narración en cuatro líneas temporales, aunque dos de ellas tienen más peso e interés, la de 1890 y la actual llevan el peso del relato. Mientras que 1940 y, sobre todo 2050, son más flojas y confusas.
Uno de los grandes aciertos de Si Spencer es entrar en las personalidades y motivaciones de los detectives de policía que en cada época investigan el asesinato; algo en lo que la serie se tocó de manera tangencial, incluso obviando detalles importantes como la siniestra forma en que Whiteman escapó de los nazis en Polonia y que da idea de la baja categoría moral del detective. Todos ellos pertenecen a minorías a las que el resto de la sociedad mira con recelo: homosexuales, judíos, musulmanes o personas con trastornos de personalidad.
El mayor punto de interés de ‘Bodies’ está en su aspecto formal, en como está construido, una narración múltiple en la que las historias se complementan, se superponen o simplemente se clonan. Detrás de todas ellas un mismo misterio y una serie de códigos ocultos que solo van cobrando sentido cuando se completa el puzle. En algunos sentidos la obra es deudora de ‘From Hell’ en cuanto a que el entorno, casi idéntico, se convierte en algo vivo que influye en el comportamiento de algunos de sus personajes. De hecho el famoso Jack el destripador tiene una presencia breve en el cómic que en la serie, como muchos otros detalles, fue obviada.
Cuatro dibujantes
Si es fácil seguir la lectura es en parte debido a las importantes diferencias artísticas que existen entre cada época y eso se ha logrado fundamentalmente a contar con cuatro dibujantes, uno por línea temporal: Dean Ormston, Phil Wiwslade, Megan Hetrick y Tula Lotay. Todos mantienen un estilo propio, pero estructuralmente mantienen puntos en común para facilitar la narración: esto deja poco lugar para recursos estilísticos innovadores y cede mucho peso también al color que, junto con el trazo, sirve como guía de lectura temporal.
Conclusión
‘Bodies’ es una novela gráfica valiente por su arriesgada apuesta formal, que va mucho más allá del thriller que se vio en la adaptación de Netflix y que esconde varios niveles de lectura.
Ficha
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