La industria de los videojuegos necesita que Baldur’s Gate 3 sea el GOTY

Ya conocemos los seis nominados al GOTY 2023 en la próxima ceremonia de The Game Awards, que se celebrará el próximo 7 de diciembre. Entre ellos hay de todo: producciones palomiteras como Marvel’s Spider-Man 2 o Resident Evil 4, la Nintendo de siempre, la obra de autor en Alan Wake 2... y el inclasificable Baldur’s Gate 3. Con una producción superior al doble A, pero lejos de los más grandes, Larian Studios no necesita ganar el premio gordo para que a toda la industria le quede claro que se pueden desarrollar juegos de otra manera. Y por toda la industria me refiero precísamente a eso: desarrolladores, jugadores, ejecutivos, prensa... Todos.

Es verdad que desconocemos las vicisitudes del desarrollo de Baldur’s Gate 3 durante estos tres años que permaneció en early access, de hecho, sus empleados podrían haber sido sometidos a sesiones de crunch interminables y tiránicas. No lo sabemos... pero no tiene pinta de que haya sido así, ya que es completamente imposible que un empleado descontento y fatigado lleve a cabo un trabajo como el que se ha realizado con este juego. Lejos de eso, lo que transmite el juego de los belgas es que se lo han tomado con toda la calma del mundo, pero por encima de todo, lo que transmite es que son unos malditos enfermos.

No deja de ser irónico que hablemos de un juego de ritmo pausado, que hay que tomarse con calma, pero que al mismo tiempo, nos propone una circunstancia decisiva cada dos pasos que damos. Son capaces de enfrentarnos a situaciones que pueden parecer banales, pero que a la larga podrían tener consecuencias importantísimas en el devenir de la historia o del destino de algunos de nuestros compañeros. O no, también podría ser una completa tontería, pero no lo sabemos, y ahí reside su magia: en la imprevisibilidad.

El trabajo que hay detrás de Baldur’s Gate 3 a nivel de escritura (guión, diálogos, narrativa, etc...) es de locos, incomensurable, con una cantidad de variables inabarcables. Es un juego hecho por enfermos del rol para todo el mundo, y es que lejos de tratarse de un juego de nicho, que podría, también ha logrado un éxito comercial tremendo. Y para colmo, además son modestos, y es que los belgas no solo se muestran sorpendidos por la recepción del juego, sino que somos testigos de cómo Swen Vincke (director y CEO) sale con las manos repletas de estatuillas de los golden Joystick Awards con cara de “sigo sin creérmelo”. No será Kojima ni Druckmann, y aún mucha gente seguirá sin ponerle cara, pero a veces necesitamos más currantes y menos estrellas del rock.

Larian Studios se merece salir de The Game Awards por la puerta grande, y no creo que a nadie le sorprenda. Y sin la perspectiva del tiempo, tampoco debería sorprender que Baldur’s Gate 3 esté en el debate sobre los mejores RPG de la historia, y no sobre los 10 mejores, ni los 5 mejores, sino en el podio... incluso en lo más alto del mismo.