Fortnite: Orígenes y Modern Warfare 3 deben ser el modelo a seguir para CoD Warzone

Como jugador de Call of Duty: Warzone me da cierta envidia ver el estado de otros battle royale de éxito. La comunidad de Apex Legends sigue prácticamente como el primer día. Desde el 31 de octubre disfrutan de los contenidos de la temporada número 19, que remasteriza uno de los mapas clásicos y añade novedades que alteran el estado actual del juego. Y luego está Fortnite, que está en otra liga. Hace casi un año hablaba en este mismo portal sobre este tema. Me rendía ante el éxito de Epic Games tras jugar 2000 horas a sendas entregas de Warzone. Hoy sigo pensando lo mismo.

Y es que Call of Duty: Warzone 2.0, ahora desprendido del número, no ha tenido todavía un solo momento de estabilidad desde su lanzamiento en 2022. Es cierto que hay un consenso general con el último evento por Halloween, The Haunting, repleto de contenido y con actividades que modificaban la forma de abordar el mapa (sobre todo con la presencia del Carnicero de Diablo 4, entre otros). Más allá de eso hubo idas y venidas, momentos altos (la llegada de Vondel) y momentos muy bajos (la primera temporada).

La experiencia original de Warzone lleva clausurada desde septiembre de 2023. Pasó muy desapercibido ese momento, más de lo que debería. No implica solo la pérdida de tu progreso, sino también un modelo de juego. El Warzone actual tal y como lo conocemos es sensiblemente diferente al que jugamos en 2020, cuando la época dura de la pandemia azotaba al otro lado de la ventana y nos servía para escapar de las horas encerrados en casa. Muchos jugadores, entre los que me incluyo, pedimos que vuelvan algunos elementos de ese juego. Equilibrio del armamento, los modelos más populares de la época (añoro la Kilo 141)… y Verdansk. Echo mucho de menos Verdansk. El original en su última versión antes de dar el salto a Black Ops Cold War. El que ya nos ofreció la apertura del estadio y la red de metro, entre otras mejoras.

Y ahora llega Fortnite: Orígenes. Lo decía nuestro compañero Rubén Martínez: “El factor nostalgia de Fortnite: Orígenes es un éxito”. Los números refuerzan esta idea. El 4 de noviembre se registró un pico de 6.172.463 jugadores simultáneos, fecha en la que comenzó la nueva temporada. Epic decidió devolverlo a la casilla de salida, al estado en el que estaba al comienzo del Capítulo 1. Los momentos donde los jugadores quedaron más atrapados son la mejor medicina para cuando los resultados no acompañan. Lo sabe Epic, lo sabe Electronic Arts e incluso Activision dirigiendo las entregas premium de Call of Duty. Modern Warfare 3 es el ejemplo de que la nostalgia funciona, con un multijugador que ofrece desde el primer día todos los mapas del Modern Warfare 2 original remasterizados en el nuevo motor. Solo por eso tiene la atención de quienes crecieron buscando el camuflaje de oro para la ACR.

Aunque la versión original de Fortnite sea algo temporal, que sus responsables tengan en cuenta su propio pasado es un síntoma excelente. A veces, para avanzar debes dar dos pasos hacia atrás. Pensar de nuevo las cosas, replantear conceptos y ver qué es lo que permitió que se generara la explosión de popularidad. El regreso de Verdansk a Call of Duty: Warzone sería clave para que los números diesen un subidón. Queremos volver a aterrizar en prisión, buscar armamento en Promenade o saquear el banco de Twin Peaks, el mote cariñoso que un amigo y yo pusimos para guiarnos en el pueblo al sur del aeropuerto. Son tantos los momentos vividos allí que las anécdotas caen en cascada. Los recuerdos de todo lo que nos dio permanecen en nuestra memoria como el primer día. Era la esencia del battle royale de Call of Duty, el mapa que refinó el concepto introducido en Black Ops 4 y llevado a una ciudad creíble, repleta de interiores detallados. Incluso vimos el Nakatomi Plaza durante el evento Héroes de Acción de los 80 de Black Ops Cold War. Hay mucho que poder devolver a primera línea para deleite de los fans. Activision y sus estudios deben sacar pecho por su pasado.