Opinión
Comprar juegos de salida es un deporte de riesgo y esto no es nada nuevo
Comprar videojuegos de lanzamiento de forma sistemática en lugar de esperar a unas casi inevitables rebajas es uno de los “males del Primer Mundo” habituales del mundillo.
Hace unas semanas, mi compañero Ricardo Fernández planteaba la cuestión de si era necesario reservar videojuegos hoy día. Yo lanzo un órdago yendo más allá: ¿de verdad es necesario comprar los videojuegos de salida? Es decir, ¿de verdad hay alguien a quien le compense comprar absolutamente todo el primer día? Yo tengo claro que no, y por desgracia sé de lo que hablo.
El dilema de comprar videojuegos de lanzamiento: es mejor esperar
La experiencia me dice que son pocos los lanzamientos que merecen un desembolso por parte del jugador a precio completo y desde el mismo día de salida. Pocos, pero existen. Hay juegos tan buenos y que me han gustado tanto que me los he llegado a comprar y pasar en varias consolas distintas, como Sonic Mania. Mi crítica va por otro lado y está dirigida hacia las compras compulsivas, muchas veces fomentadas por las propias empresas y sus campañas de marketing en pos de colocar el mayor número de juegos posible en las estanterías o las bibliotecas digitales de los jugadores.
Y como he comentado en el párrafo del principio, por desgracia sé muy bien de lo que hablo. Por ejemplo, ahí en el trastero sigue —debidamente conservada, eso sí— mi flamante Edición Libertalia de Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón pagada a precio completo cuando no he puesto el juego ni una sola vez. Y eso por no hablar de otros tantos títulos que ni he tocado y que ahí siguen en las estanterías, y que de no ser porque procuro llevar un inventario al día los habría vuelto a comprar por error pensando que no los tenía.
La ventaja de tener un videojuego desde el primer día es obvia: podemos jugar lo más pronto posible a ese lanzamiento tan esperado... y también aburrirnos de él los primeros. Las compañías, que al fin y al cabo son empresas, han explotado este FOMO hasta la saciedad llegando a añadir diversos bonus exclusivos de algunas ediciones especiales que consisten en jugar varios días antes del lanzamiento del juego base.
Comprar un juego desde el día de lanzamiento también nos permite formar parte de la conversación lo antes posible. Los videojuegos siguen teniendo un fuerte componente social, y hablar sobre ellos permite participar en las comunidades que surgen a su alrededor. En cierto modo, se llega incluso a crear una especie de presión social donde debes adquirir el videojuego de moda para no sentir que te quedas fuera.
Las desventajas de comprar de salida son igualmente obvias, y desde mi punto de vista mayores que las ventajas. Por un lado, estás pagando el máximo posible por el videojuego. Por supuesto, cada uno valora cómo gastar su dinero, pero la situación laboral y social actual en España es la que es y estoy convencido de que nadie pagaría 70€ (a veces incluso más) por altruismo pudiendo pagar la mitad.
Por otro lado, si el juego en cuestión sale de aquella manera, estás pagando por hacer de beta tester. La inocentada es doble: has adquirido un producto no probado debidamente y encima lo has pagado a precio completo. Cuando una compañía no envía códigos de review de un lanzamiento esperado a un medio, desconfía, que en el mayor de los casos acertarás.
Las rebajas también son bastante comunes, así como el hecho de que algunos juegos lleguen a servicios de suscripción como Xbox Game Pass o PlayStation Plus. A este respecto debo comentar que no son pocas las veces en las que se me ha quedado cara de tonto al ver cómo ese juego por el que he pagado a precio completo ha sufrido una rebaja significativa al mes porque se la ha pegado en ventas, o lo han anunciado para Game Pass.
Y esto por no hablar de las más que habituales ediciones GOTY, Juego del Año o completas. Al haber pasado deliberadamente de comprar un juego de lanzamiento, al año o al cabo del par de años tienes a la venta una edición con todo el contenido adicional, a veces en el mismo disco —aunque por desgracia esto es cada vez menos habitual—, al mismo precio que el juego base de lanzamiento e incluso menos, por lo que efectivamente estás ahorrando por haber esperado.
Los juegos de lucha o títulos de un solo jugador con un fuerte énfasis en su narrativa son sospechosos habituales de este tipo de relanzamientos. A estas alturas alguien que medianamente entienda de videojuegos ve venir cuándo ciertos títulos son susceptibles de recibir relanzamientos más completos a un precio menor en un futuro.
Por supuesto, hay lanzamientos en formato físico de tiradas limitadísimas en los que las reglas del juego cambian y estamos ante un “sálvese quien pueda”; aquí lo inteligente es comprar —e incluso reservar— para evitar no quedarte sin ese juego tan ansiado. Eso sí, de nuevo con cabeza y procurando no premiar precisamente una escasez creada artificialmente para inflar los precios.
En cualquier caso, este discurso no pretende ser una apología de la piratería, ni mucho menos. En todo caso se trata de un alegato a favor de las compras responsables. Vivimos en un contexto en el que jugar de forma legal es más fácil, barato y accesible que nunca gracias a las múltiples ofertas, videojuegos gratuitos y servicios de suscripción diferentes. Por tanto, dejarse una cantidad importante de dinero comprando videojuegos de lanzamiento sí o sí teniendo en cuenta que no tenemos el tiempo físico para poder jugarlos todos antes de que lleguen las inevitables rebajas no es ni lo más inteligente ni el uso más eficiente de nuestro dinero.
Y esto último es el quid de la cuestión; muchas veces compramos por comprar sin ni siquiera tener el tiempo para poder llegar a todo. La oferta de videojuegos es enorme y tenemos mucho de donde elegir. Procuremos gastar el dinero de forma inteligente. Yo al menos estoy esforzándome en limpiar el backlog jugando a muchos juegos “atrasados” en pos de que la lista de juegos en posesión pendientes se vaya reduciendo paulatinamente.
Como dijo Camus, “uno debe imaginar a Sísifo feliz”.