Fotorrelato
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Repasamos los momentos clave de este nuevo episodio de la tercera temporada, que narra una aventura con Din Djarin y un evento del pasado de Grogu.
El entrenamiento de los mandalorianos
El credo sigue en su refugio temporal después de vivir el regreso triunfal de Din Djarin, que ha conseguido redimirse y volver a ser admitido como mandaloriano. Bo-Katan Kryze ha compartido la misma suerte, aunque ella ya confesó que no profesa el camino de la secta. Al principio del episodio, todos los mandalorianos entrenan juntos, tanto los adultos como los huérfanos.
Basta de juegos
Como huérfano de los mandalorianos, Grogu debe profundizar en todos los aspectos culturales de la secta, así que Din le lleva al campo de entrenamiento para que se enfrente a Ragnar, el niño que tomó los votos del credo en el primer episodio. El joven desdeña al pequeño Baby Yoda y pronto descarga dos dardos (de pintura, eso sí) en el cuerpecito de Grogu. No cuenta con que este utiliza la Fuerza: dos saltos rápidos y en un abrir y cerrar de ojos da tres veces en el blanco. Ganador, Grogu.
Ragnar, apresado por una criatura alada
La guarida de los mandalorianos está lejos de la influencia de los conflictos galácticos, pero su hábitat natural es particularmente peligroso. Allí habitan criaturas enormes como la bestia alada que se lleva a Ragnar entre sus pezuñas. Paz Vizsla, Din Djarin y compañía acuden al rescate, pero ¿podrán llegar a tiempo? Por lo pronto, han de analizar bien sus siguientes pasos.
Los misterios de la forja
El beskar, el metal que usan los mandalorianos para forjar sus armaduras, es más que un material. Forma parte de su cultura y está en el corazón de lo que significa ser un mandaloriano. La Armera empieza a confeccionar una pieza mientras explica los entresijos de la forja a Grogu. Es entonces cuando algo se activa en la mente del huérfano, un recuerdo de su pasado en el Templo Jedi.
¿Quién rescata a Grogu?
La fatídica noche de la Orden 66, Anakin Skywalker —ya Darth Vader— entra en el Templo Jedi de Coruscant para asesinar a maestros, aprendices e iniciados. Lo hace acompañado del ejército de clones, el mismo que se encuentran Grogu y sus protectores. Todos ellos caen en combate, pero antes de morir logran introducir al bebé en un ascensor y se descubre el rostro de su salvador: Kelleran Beq, maestro Jedi interpretado por el mismísimo Ahmed Best (Jar Jar Binks en las precuelas). Provisto de dos sable láser, tumba a todos los soldados clones.
El Templo Jedi arde
Kelleran toma un speeder y se lleva a Grogu para transportarlo a un lugar seguro. De fondo, podemos ver esta trágica estampa: el Templo Jedi arde y la Orden se apaga, preludio de unos años de oscuridad y de tiraría.
Aliados en Naboo
Tras una persecución agónica en speeder, Kelleran se deshace de sus enemigos y llega a su destino, donde le esperan "unos amigos". Resulta que sus aliados son guardias de Naboo, aunque no se aclara la identidad de quién los ha enviado (¿y si fuera el representante Jar Jar Binks?). Los soldados se enfrentan a los clones mientras Kelleran pone en marcha la nave y huye en compañía de Grogu hacia un destino incierto.
Otra pieza para la armadura
Todo mandaloriano está obligado a ceder una parte de sus botines a los huérfanos. De ahí que Grogu tenga la posibilidad de recibir otra pieza de su nueva armadura. A la cota de mallas que Din Djarin le regaló en El Libro de Boba Fett se le suma este pequeño disco, que la Armera le coloca a la altura del pecho.
¿Cómo comen los mandalorianos?
La expedición que parte para rescatar a Ragnar de las garras de la bestia establece un campamento nocturno antes de continuar su misión. Allí, los mandalorianos se disponen a comer, pero ¿cómo hacerlo si tienen que llevar el casco en compañía de otros seres? Bo-Katan Kryze formula esa misma pregunta y le contestan que cada uno busca un sitio seguro de miradas ajenas: solos sí se pueden quitar el casco. La princesa de Mandalore, como líder de la expedición, tiene el derecho de quedarse junto a la hoguera.
El rescate de Ragnar
El grupo asciende la montaña escalando hasta el nido de la criatura, donde descubrimos que Ragnar es en realidad Ragnar Vizsla, hijo de Paz. Impetuoso, el padre se lanza al rescate sin pensar, pero pronto descubre que el niño no se encuentra en ese lugar. Son las tres crías de la bestia las que duermen ocultas, por lo que el gigantesco animal reaparece para proteger a sus dragoncitos (o lo que quiera que sean). Se suceden varias escenas en las que Din Djarin lucha por salvar la vida del pequeño, algo que finalmente consigue.