Los bancos de Hollow Knight: Silksong están mal colocados y estos son los ejemplos que lo demuestran

Hay juegos que caen mejor y otros que caen peor. Admitámoslo. Por sus políticas con los usuarios, por las desarrolladoras que están detrás o simplemente porque uno de sus tráileres ha hecho gracia y ahora a todo el mundo le resultan simpáticos. Silksong es uno de esos afortunados que cuentan con el favor del público. Por un lado es por el meme de las pelucas y las narices de payaso. Por otro, por el precio y lo particular de sus tres creadores. También tiene mucho que decir aquí su altísima calidad. Pero sea por lo que sea, no se puede negar que a veces le perdonamos cosas que criticaríamos a cualquier otro.

A Blasphemous y su secuela, por ejemplo, se les machacó por esos niveles en los que se nos encierra en una sala contra varias oleadas de enemigos. Aunque Silksong recurre a la misma dinámica con tanta frecuencia (o más) que el juego de The Game Kitchen, las quejas ni se acercan a las que hubo entonces. Lo mismo con las secundarias. Los deseos de Valle Óseo, Campanilla y Primer Santuario son misiones de recadero y de farmeo, son repetitivas y aburridas como ellas solas. Sin embargo, no verás a mucha gente alzar la voz contra las mismas. Las narrativas soplan a su favor.

La única crítica que se repite tanto como para que haya sido imposible acallarla es aquella sobre la posición de los bancos, la mayoría situados donde Cristo perdió la sandalia. En concreto, el ejemplo que más se suele poner es el de Escalones Ajados. La enorme distancia entre su punto de control y el jefe de la zona está plagada de saltos y enemigos que te ralentizan e impiden reiniciar la batalla tan rápido como te gustaría.

“Si vas demasiado rápido, lo mismo te matan y no llegas al jefe. Si vas demasiado despacio, te aburres. Es frustrante y tedioso”.

Por más que estés picado con el boss y por más ganas que tengas de batirte de nuevo con él y de poner a prueba tu habilidad, Silksong se empeña en que tengas que hacer toda esa sección antes de cada intento. Si vas demasiado rápido, lo mismo te matan y no llegas a la batalla. Si vas demasiado despacio, te aburres. Es frustrante y tedioso.

La respuesta de muchos es la de siempre, “git gut” (mejora). Poseídos por los hilos de Hornet, algunos defienden que si de verdad dominaras las mecánicas del juego, no te matarían nunca y no tardarías apenas en superar esa sección. Por eso hemos traído otro ejemplo, el banco de La Cuna. Aquí no se puede hacer mucho mejor que en el vídeo de arriba. No hay opción de morir ni enemigos que combatir. Tan solo es una sección plataformera de un minuto justo antes del combate contra el jefe.

Anda que no hay juegos en los que nos hemos quejado de que haya una cinemática obligatoria cada vez que peleamos con el malo de turno. Hace que morir no de rabia porque haya que volver a empezar, sino por tener que volver a ver dicha secuencia. Esto es exactamente lo mismo (es más, en Silksong también pasa lo de la cinemática con cierto ascensor). Hay decenas de secciones entre bancos y jefes que aportan cero y son obligatorias. Se siente como relleno.

No pasa nada por admitir algunas de las carencias de Silksong. Sigue siendo un juego excepcional y seguramente en el futuro pula estos defectos y decisiones con algún parche, como ha hecho ya con la economía y la dificultad. Es lo mismo que hizo Hollow Knight durante años. Basta de perseguir con antorchas a quienes los nombran.

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