Historia de los videojuegos: Spacewar! la semilla de la que nació todo

Aunque históricamente, Tennis for Two pueda ser considerado el primer juego, apenas tuvo influencia en el desarrollo posterior de la industria. Todo lo contrario que este título, del que surgió todo.

La entrega pasada hablábamos de Tennis for Two, el juego que se podría considerar como el primer videojuego dadas sus características. Pero era un juego montado específicamente y a la carta para una exposición de limitado alcance que hubiera podido ser perfectamente olvidado para la historia. Su influencia en el desarrollo del videojuego como medio es anecdótica y queda como una interesante curiosidad histórica, pero si nos centramos en algo que sí tuvo una clara y potentísima ascendencia en el videojuego como industria, hasta el punto de ser considerado como uno de los títulos más importantes para sus comienzos, sin duda que tenemos que saltar unos años a 1962, cuando el científico informático Steve Russell creó Spacewar! para el “mini” ordenador PDP-1, en colaboración con Martin Graetz, Wayne Wiltanen, Bob Saunders, Steve Piner y otros científicos.

El contexto seguía alejado del escenario comercial y de entretenimiento al público. Los ordenadores estaban avanzando a un ritmo vertiginoso, haciéndose cada vez más pequeños y mucho más potentes. También evolucionaban en sus interfaces y en sus mecanismos de entrada y salida. Buen ejemplo de esto era el mencionado PDP-1 un “micro”-ordenador que pesaba “sólo” 730 kilos, costaba 120.000 dólares y usaba tarjetas perforadas para la introducción de programas. Una evolución del TX-0, el PDP-1 se convirtió en un fenómeno local entre profesores y estudiantes del Instituto de Tecnlogía de Massachusetts (el conocido MIT), en el que los interesados podían crear programas y compartirlos entre ellos, creándose la primera semilla de la cultura hacker que, como no podía ser de otra forma, también incluyó programas de entretenimiento cuya función principal era mostrar capacidades todavía no exploradas de unas máquinas que, pese a su sofisticación, no eran más potentes que las calculadoras de mano que tendríamos en cualquier tienda a finales de los 90.

El comienzo de algo nuevo

Fruto de ese primer ecosistema de programadores trabajando en conjunto, nació Spacewar! como una forma de entrar en contacto con lo que el PDP-1 podía hacer. La premisa era un combate espacial entre dos naves distintas, cada una equipada con una cantidad limitada de torpedos y munición, orbitando alrededor de una estrella que generaba atracción gravitacional que afectaba a las naves, pero no a los misiles. Pese a lo temprano del proyecto, era más sofisticado que cosas posteriores como Pong! ya que los jugadores tenían que ser estratégicos con el uso que hacían del combustible para propulsarse, usando el campo gravitacional en su favor y evitando caer en la estrella o entrar dentro de la trayectoria de los torpedos. Como elemento de último recurso se añadió la posibilidad de un uso de salto al hiperespacio, en el que el jugador podía activar un salto para evitar una colisión a costa de aparecer en una parte aleatoria de la pantalla y con un riesgo creciente de que la nave fuera destruida a cada salto.

No fue algo que se hizo de una vez, la mencionada semilla de la cultura hacker en el MIT posibilitaba un trabajo iterativo que iba haciendo crecer y dando nuevos matices al juego según las manos de por quien pasara. Spacewar! fue el primer videojuego que no estaba anclado a una máquina en concreta, sino que iba pasando de un PDP-1 a otro, con la posibilidad de que alguien de la comunidad añadiera alguna función nueva. Había elementos que no estaban presentes en un principio y que fueron añadidos por especialistas que las programaron, mientras que otros hacían otra clase de incorporaciones como la fabricación de un rudimentario mando para facilitar el control, o diseñaban un escenario con estrellas en su posición correcta dentro del mapa estelar. Steve Russell aparece como el gran responsable del juego, y lo es, pero Spacewar! es significativo porque fue también un esfuerzo grupal, que crecía con el esfuerzo de su comunidad.

Era todavía una comunidad muy pequeña, con sólo varias decenas de PDPs repartidos en centros de prestigio, pero Spacewar! se hizo muy popular en esos círculos. Por un lado, era el único programa que utilizaba todas las capacidades de la máquina, así que era un excelente benchmark para comprobar si el hardware funcionaba correctamente. Y luego, era muy divertido, un gran juego competitivo con numerosos matices y un control repleto de posibilidades. Tan popular era, que su código fue exportado a otras máquinas y era habitual verlo en diferentes departamentos de computación de la época, extendiéndose en el tiempo según iban apareciendo cada vez más ordenadores con pantallas incorporadas. Tal era su éxito, que fue el primer juego que protagonizó un torneo oficial, unas olimpiadas organizadas por la revista Rolling Stones en 1972 en el laboratorio de Inteligencia Artificial de Stanford, diez años después, convirtiéndose así no sólo en un pionero de los videojuegos y de la comunidad modder, sino también en un pionero de los esports.

Viendo el éxito que seguía teniendo, hubo dos intentos de llevar el juego más allá de los laboratorios. En 1971, Tuck y Bill Pitts desarrollaron dos prototipos en Stanford de Galaxy Game, una versión de Spacewar! pensada como máquina recreativa operadas con monedas, usando como base un PDP-11 que costaba unos 20.000 dólares. Casi al mismo tiempo, el futuro fundador de Atari, Nolan Bushnell, junto a Ted Dabney desarrollaron una máquina llamada Computer Space que ofrecía una versión simplificada de Spacewar! para un solo jugador que sí lograron distribuir y vender en cantidades notables, convirtiéndose así en el primer videojuego comercial y dando el pistoletazo de salida a lo que vendría después. De él, y de Pong, hablaremos más adelante.

No es de extrañar pues que Spacewars! esté considerado como uno de los juegos más importantes de la historia y todo un referente que ha recibido multitud de versiones, variaciones y homenajes, amén de poner la figura de Steve Russell en el partenón de las grandes figuras de la industria del videojuego como diseñador y programador del primer gran éxito conocido dentro de esa nueva frontera que era el videojuego.

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