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Este juego de PS3 y Xbox 360 era como estar dentro de ‘Perseguido’ de Schwarzenegger o ‘Blanco Humano’ de Van Damme
The Club fue un videojuego de 2008 de Bizarre Creations que era pura adrenalina y recordaba a varias películas clásicas del cine de acción.
Grandes películas del cine de acción como ‘Perseguido’ (1987) de Schwarzenegger y ‘Blanco Humano’ (1993) de Van Damme nos contaban cómo un único hombre que participaba en un juego mortal que consistía en ser cazado a vida o muerte era capaz de darle la vuelta a las tornas y liquidar a sus perseguidores. Y de eso iba precisamente este The Club lanzado en 2008 y desarrollado por Bizarre Creations: de cazadores y cazados, y de una veda abierta de la presa más peligrosa de todas: el hombre. Este shooter en tercera persona publicado por Sega usaba con solvencia en su favor muchos tópicos de los grandes éxitos de acción y de historias de esta temática tan particular.
Así era The Club, el peculiar shooter en tercera persona de espíritu arcade puro y duro de Bizarre
En el videojuego The Club, este nombre es la denominación de una organización clandestina perteneciente a un submundo criminal financiado por las élites pudientes de todo el mundo. Esta institución celebra un torneo secreto que podría definirse como el equivalente de las arenas de gladiadores de la antigua Roma. La inmensa mayoría de sus participantes son forzados a “jugar” para el disfrute y las apuestas de los obscenamente ricos: un policía secuestrado, un jugador que debe dinero a la mafia o un excampeón cuya hija ha sido secuestrada son varios de los personajes controlables. Todos y cada uno de ellos con distintos atributos como salud máxima, velocidad de carrera o resistencia al correr.
Las comparaciones con ‘Perseguido’ y ‘Blanco Humano’ no son totalmente gratuitas; tanto en esas películas como en este videojuego la premisa es muy parecida: un hombre es el blanco de una cacería humana y debe salvar su pellejo a base de volverse contra los asesinos que le acechan.
The Club fue definido por su diseñador jefe Matt Cavanagh como “un juego de carreras pero con armas de fuego”, y es una descripción perfecta. La jugabilidad básica consistía en amasar grandes cantidades de puntos durante los diferentes niveles del juego a base de esprintar continuamente por los “trazados” mientras intentábamos eliminar en cadena a todos los enemigos que salían al paso procurando no perder la racha.
También había algunos niveles que consisten en defender un espacio reducido al más puro estilo galería shooter como Cabal (1988) o Blood Bros. (1990), pero la idea seguía siendo concatenar asesinatos para aumentar todo lo posible nuestra puntuación y ponernos los primeros en los marcadores.
Por supuesto, no bastaba con matar sin más; había que hacerlo con estilo. Muertes con la última bala del cargador del arma, mediante tiros a la cabeza o tras haber reventado una puerta daban más puntos de lo normal. Esta mecánica jugable de matar con estilo a los enemigos bebía de la saga Devil May Cry, y sería explorada con mayor profundidad en un FPS en Bulletstorm en 2011.
Los modos para un solo jugador se cimentaban en esta premisa tan interesante como escueta, en la que todos y cada uno de los ocho personajes tenía su propio final que aportaba algo más de contexto a la trama, algo típicamente asociado con los videojuegos del género de lucha.
Los tentáculos del Club se extendían por todo el globo y esto se plasmaba en sus ocho variadas ambientaciones en las que transcurrían los diferentes niveles: una planta siderúrgica abandonada en Alemania, unos suburbios de una ciudad estadounidense e incluso una zona de guerra en Europa del este eran varias de las “arenas” que estos gladiadores modernos tenían que visitar, en la mayoría de los casos contra su voluntad.
Aunque también tenía modos multijugador típicos —todos contra todos, duelo por equipos...— se trataba esencialmente de un juego pensado para un solo jugador en el que rejugar los niveles una y otra vez en pos de superar nuestras propias puntuaciones máximas, con un espíritu arcade puro y duro como los juegos dedicados a las recreativas antaño.
A nivel técnico simplemente cumplía y su banda sonora era decente. En líneas generales era un videojuego sencillo y divertido cuyas ventas, estimadas en alrededor de 200.000 unidades en todo el mundo, fueron bastante pobres.
Se trataba del enésimo ejemplo de una buena idea que se quedó a medio cocer. Para haber tenido mejores valoraciones —en Metacritic sus notas oscilan el 70 en sus tres versiones distintas— habría necesitado más personajes, modos de juego y escenarios y refinar algo más su gunplay. No era un mal juego pero tenía mucho potencial desaprovechado. Aún así, regresar a él o jugarlo por primera vez conociendo de antemano películas como ‘El Malvado Zaroff’ (1932), ‘Perseguido’ (1987) o ‘Blanco Humano’ (1993) tiene su gracia.
5 motivos para jugar a The Club
¿Dónde se puede jugar a The Club y cuánto cuesta?
A estas alturas las versiones físicas de The Club están más que descatalogadas, por lo que si queremos encontrar alguna de ellas tendremos que recurrir a tiendas y/o aplicaciones de compraventa de segunda mano.
La forma más fácil de poder jugarlo es mediante la versión de Steam a un precio de 9,99€. En la PlayStation Store de PS3 no está disponible, y en el Bazar Xbox 360 solo dispone de una demostración jugable y no del juego completo; es posible descargarla antes del cierre definitivo de esta tienda digital en julio de 2024.
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