El cómic más triste de Spiderman y el eterno dilema entre Mary Jane Watson y Gwen Stacy

Hay amores que marcan, que no se superan. Como escribió Patrick Rotfuss en El nombre del viento, algunas heridas son demasiado profundas para curarse, demasiado dolorosas. El tiempo sana la mayoría de ellas, pero otras muchas sólo alcanza a esconderlas tras la puerta del olvido. A veces ni eso. Que se lo digan a Spiderman, o mejor a Peter Parker, y más en concreto a esa atormentada versión suya que se desnuda ante nosotros en el Spiderman Azul de Jeph Loeb y Tim Sale. La de un hombre hecho y derecho que carga sobre sus hombros el peso del mundo (o de Nueva York) y que aún habiendo formado una vida, una familia, continúa viéndose perseguido por el pasado, por el vacío de una ausencia, de una pérdida.

Porque todos tenemos un buen puñado de palabras que nos quedaron por decir, de explicaciones que no pudimos dar, de gestos que ardíamos en tener y de momentos que planeamos vivir y acabaron atrapados en un calendario. Por eso siempre ha sido tan sencillo conectar con Spiderman. Porque puede trepar por las paredes, levantar coches con una mano y lanzar telarañas a su antojo, pero también es humano. También sufre y padece de los mismos males que el común de los mortales. Desde ese insoportable dolor que nos deja la muerte de seres queridos hasta la culpabilidad y tristeza insondable de una ruptura sentimental.

El Spiderman Azul de Loeb y Sale ahonda precisamente en eso, en el dolor que acompaña al héroe cuando los focos no apuntan en su dirección, en las cosas que se recrimina por las noches y en los recuerdos que le persiguen cuando cierra los ojos. Sinsabores de la vida con los que todos lidiamos, cierto, pero con los que no esperábamos que conviviera también el hombre araña. A lo largo de seis números vemos a Parker acordarse de su antiguo amor, Gwen Stacy, con motivo de San Valentín, y cómo se anima a dejarle un mensaje en una grabadora en el que le cuenta cómo ha sido su vida y cuánto la hecha de menos. Todo sabiendo que Mary Jane Watson está en la habitación contigua y sintiéndose como un traidor y desagradecido por ello.

Pasándose la continuidad del personaje por el arco del triunfo, Loeb repasa sus grandes enfrentamientos con el Duende Verde, Kraven el Cazador, el doctor Connors, Rhino y Buitre. Todo mientras Sale se alía con Steve Buccellato para sacar el máximo partido a su arte y brindarnos una colorida y personalísima estética que resulta digna de un museo. El Spiderman Azul de ambos abraza el color de la tristeza y pone el broche de oro a la colección de Marvel con Daredevil Amarillo, Hulk Gris y Capitán América blanco, todos ellos igual de recomendables.

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