Costó 137 millones de dólares y fue un desastre que casi arruina a sus creadores: la historia de la película de Final Fantasy
‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ fue un proyecto de animación 3D de una ambición sin precedentes que casi hizo desaparecer a Square tras su monumental batacazo en taquilla.


A comienzos de los 2000, Square era una de las compañías de videojuegos más queridas y respetadas tanto por la crítica como por los propios jugadores gracias a su saga Final Fantasy. No obstante, su ambición por ofrecer un realismo sin precedentes en el campo de la animación 3D casi supuso su fin. ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ (2001) tuvo un desorbitado presupuesto de 137 millones de dólares, pero su tibia acogida crítica y de taquilla dejó a la empresa en números rojos. Esta es la historia de la película de Final Fantasy y cómo aquel desastre empujó a Square a fusionarse con Enix, dando lugar a Square Enix.
La ambiciosa ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’: todo un hito de la animación 3D
A comienzos del nuevo milenio, Square decidió dar un giro sin precedentes a su trayectoria y llevar Final Fantasy al cine con una película de animación completamente generada por ordenador (CGI). De esta idea surgió ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’, estrenada en el año 2001. El objetivo no era solo trasladar la esencia de fantasía épica y giros argumentales a otro medio, sino revolucionar la misma industria del cine ofreciendo un nivel de realismo sin parangón.
Para ello, la compañía invirtió 137 millones de dólares —una monstruosidad para la época, comparable a presupuestos como los de ‘Gladiator’ (2000) o ‘The Matrix Reloaded’ (2003)—, y llegó a fundar un nuevo estudio de animación ex profeso en Hawái, llamado Square Pictures, equipado con ordenadores a la última en renderizado 3D. La película de Final Fantasy prometía ser un nuevo hito técnico dentro del campo de la animación 3D, llevando a nuevas cotas lo logrado por Pixar durante la década pasada.
El artífice de este proyecto fue Hironobu Sakaguchi, creador de la franquicia Final Fantasy, y una de las figuras más respetadas del sector. Su visión consistía en crear “actores virtuales” capaces de protagonizar diferentes películas, como si fuesen intérpretes digitales con su propia “trayectoria cinematográfica”.

La protagonista de ‘La Fuerza Interior’, Aki Ross, fue presentada en sociedad como “la primera actriz CGI de la historia”, y llegó incluso a “posar” en revistas como Maxim, tratándola como una celebridad real. Se trataba de un experimento fascinante y muy adelantado a su tiempo, pero también una apuesta extraordinariamente arriesgada que terminaría pasando factura a la empresa entera.
Un batacazo en taquilla que casi borra del mapa a Square
Cuando se estrenó en julio de 2001, las expectativas por la película de Final Fantasy estaban por las nubes, algo a lo que también contribuyó una campaña publicitaria digna de las mejores superproducciones de Hollywood. La trama se ambientaba en un futuro postapocalíptico donde los últimos humanos luchaban contra entidades espectrales que habían invadido el planeta Tierra. La protagonista, la doctora Aki Ross, intentaba salvar el mundo usando la energía espiritual latente en los seres vivos, en una trama que combinaba ciencia ficción con tintes filosóficos y ecologistas.

Y he aquí su principal problema: el argumento tenía poco o nada que ver con lo que cabría esperar con el universo de Final Fantasy: ni cristales mágicos, ni moguris, ni guerreros, ni el tono fantástico y aventurero que se atribuía a los videojuegos de Square. Por ello, muchos fans se sintieron profundamente decepcionados a pesar de que la película era técnicamente impresionante, con personajes digitales hiperrealistas y efectos visuales pioneros. A nivel crítico, la cinta tuvo una recepción mixta, tal y como su 44% en Rotten Tomatoes deja entrever.
Aunque no le fue especialmente mal en taquilla, su enorme presupuesto supuso un muro prácticamente imposible de superar: solo recaudó 85 millones de dólares. Siguiendo la “regla del 2X”, para que la película fuese rentable, debía haber ingresado al menos el doble de su presupuesto: es decir, unos 260 millones. En última instancia, se estima que Square perdió unos 100 millones de dólares durante esta debacle, lo que provocó el cierre fulminante de Square Pictures una vez que se determinó la magnitud del fiasco, que dejó a Square en números rojos.

Haciéndose responsable de la catástrofe, Sakaguchi dimitió, y las conversaciones que Square mantenía con Enix para fusionarse desde mediados de los 90 se congelaron, y con razón. Una reticente Enix no quería tener nada que ver con una empresa que acababa de sufrir en sus propias carnes uno de los mayores desastres financieros del entretenimiento japonés.
Final Fantasy X y Kingdom Hearts al rescate y el nacimiento de Square Enix
Pese al desastre de ‘La Fuerza Interior’ y al riesgo inminente de quiebra, Square aún tenía varios ases bajo la manga. Casi en paralelo a la película, en julio de 2001 llegó al mercado Final Fantasy X, y fue un éxito inmediato debido al prestigio de la franquicia y a la rapidez con la que las consolas PlayStation 2 se estaban vendiendo.

Gracias a la potencia técnica de la nueva máquina de Sony y a un enfoque más cinematográfico —con doblaje completo y secuencias CGI impresionantes—, el juego superó los ocho millones de copias vendidas y se convirtió en el séptimo videojuego más vendido de PS2, y uno de los títulos más populares de su generación. Su rendimiento económico insufló oxígeno a las finanzas de Square, permitiéndoles salir de los números rojos.
El segundo “milagro” llegó varios meses después, con el lanzamiento de Kingdom Hearts en 2002. Se trataba de una inaudita colaboración entre Square y Disney que se convirtió en todo un superventas que también se coló en el top 10 de títulos más vendidos de la consola. Gracias a su cinco millones y medio de unidades vendidas, ocupó el octavo lugar del ranking.

La combinación de personajes a lo Final Fantasy con iconos de Disney como Mickey, Donald, Hércules o Aladdin fue un acierto absoluto. Este título se convirtió en todo un fenómeno cultural y la primera piedra de su propia franquicia, y demostró que Square aún tenía la capacidad de crear nuevos universos capaces de conectar con el gran público. La alianza con Disney ayudó además a rehabilitar su imagen en el mercado internacional tras el fiasco cinematográfico reciente.
Estos dos éxitos consecutivos, apoyados también en el enorme impulso de ventas de PlayStation 2 —que eventualmente se convertiría en la videoconsola más vendida de la historia con 160 millones de máquinas vendidas— cambiaron por completo la percepción de Square en el mercado. Por fin volvió a generar beneficios, y con ellos recuperó la confianza de Enix. Esto permitió que en 2003 la fusión se hiciese efectiva, y de ahí nació Square Enix, una nueva compañía que combinaba la creatividad de Square con la solidez y disciplina empresarial de Enix.
‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ y el legado de un fracaso adelantado a su tiempo
La fusión con Enix en 2003 marcó un antes y un después en la historia de Square. La nueva Square Enix nació con una mentalidad mucho más pragmática, lo que supuso eliminar de una tacada los proyectos faraónicos y experimentales sin garantías de recuperar la inversión. En su lugar, se priorizó apostar por franquicias seguras y rentables, priorizando secuelas, remakes y colaboraciones estratégicas.

La propia Square ya había iniciado ese giro con Final Fantasy XI (2002), su primer MMORPG concebido para generar ingresos recurrentes mes a mes. Tras la fusión, Enix consolidó esta nueva filosofía, aportando una gestión más conservadora y una madurez forzada a una Square que, tras coquetear con lo más profundo del abismo, no podía permitirse otro salto sin paracaídas.
Paradójicamente, de aquel desastre financiero nació la compañía que hoy domina buena parte del mercado japonés. ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ dejó muchas cicatrices, sí, pero también una herencia tecnológica y creativa que sirvió de base para futuras producciones. Sus avances en campos como la captura de movimiento o la iluminación y el modelado facial influirían más adelante en ‘Final Fantasy VII: Advent Children’ (2005) y otros proyectos CGI de la propia Square Enix. ‘La Fuerza Interior’ fracasó como película, pero también representó un experimento visionario muy arriesgado y adelantado a su tiempo donde confluyeron cine y videojuegos.

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En retrospectiva, se puede considerar que ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ es todo un símbolo de ambición desmedida, pero también de renacimiento. Su fracaso estrepitoso obligó a Square a reinventarse, a crecer y a poner los pies en la tierra. En última instancia, aquel fallido sueño digital de 2001 acabó dando forma a la Square Enix que sigue en activo más de dos décadas después.
Dónde ver ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ online

En el momento en el que redactamos este artículo, ‘Final Fantasy: La Fuerza Interior’ se puede ver en Amazon Prime Video (alquiler o compra), Apple TV+ (alquiler o compra) o Rakuten TV (alquiler o compra).
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