ROG Xbox Ally X: Un paso fuerte hacia las PCs consolizadas, pero que muestra un lado en el que aún hay que trabajar

La evolución de las PCs consolizadas ha tenido pasos importantes a lo largo de los últimos tres años. Y pareciera que todo ha girado en torno a una sola pregunta: ¿cómo ofrecer una experiencia sencilla a los usuarios que buscan el poder de una PC, pero con la sutileza de una handheld? Cuando Xbox y ASUS anunciaron la ROG Xbox Ally X a mediados de este año, parecía que finalmente se daría ese paso clave: combinar familiaridad y potencia en un solo dispositivo, capaz de ser reconocido tanto por el mundo de las consolas como por el de la PC. Tras varias semanas de juego intenso, esto es mi experiencia con la ROG Xbox Ally X.

El hardware

Antes de empezar, debo ser sincero: esta es la primera PC consolizada que le hago un análisis. Aunque la mayoría de los títulos que juego suelen estar en consola, nunca he estado alejado del ecosistema de PC, así que entiendo bien el punto medio entre ambas experiencias.

La ROG Xbox Ally X es un dispositivo que, a pesar de su tamaño, sorprende por su ergonomía y peso. Desde fuera, su pantalla IPS se ve impresionante, y en cuestión de diseño, las agarraderas, la posición de los botones y los joysticks muestran un trabajo sólido. Tal vez no sea el más ergonómico del mercado, pero para lo que ofrece, resulta bastante cómodo.

Algo que me impresionó fue cómo está todo distribuido. La disposición de los botones, los puertos USB superiores, la ventilación y las bocinas hacen que la experiencia sea muy familiar para cualquiera que use un control tradicional. Además, su diseño se siente bien logrado y visualmente atractivo.

En su interior, integra un chip AMD Ryzen Z2 Extreme, que mejora el rendimiento respecto a la primera ROG Ally. Su batería de 80 Wh, combinada con los diferentes modos de rendimiento, ofrece una autonomía superior a la versión anterior. Pero de eso hablaré más adelante.

Preparación

Si hay algo que me llamó mucho la atención, es que las primeras horas con la ROG Xbox Ally X son como estar frente a una computadora, y el primer recordatorio de realidad llega. Este dispositivo no deja de ser una PC consolizada, la cual llega con Windows 11. Lejos de tener un sistema operativo propio, nos enfrentamos a un Windows que elimina ciertas cosas innecesarias para apoyar en el rendimiento, pero sigue siendo Windows. A esto, se llega con un modo Xbox, el cual recuerda más a la aplicación que se usa en Windows que al mismo SO dentro de las consolas.

Algo a destacar, es que si bien, es configurar Windows, este llega con 3 meses de Xbox Game Pass, por lo que hay una recompensa dentro de todo esto.

Mucha de la preparación y de las horas iniciales se trata de configurar y actualizar. Tanto Windows, como Armory Crate, la cual sirve para administrar todos los aspectos del equipo, e incluso revisar si MyAsus no tiene alguna actualización que nuestro dispositivo requiera. Si lo que esperas es que la ROG Xbox Ally sea un plug and play directo, este es el primer obstáculo, aunque no es nada complicado.

Una vez configurado todo e instalados los diferentes clientes de juego —Xbox, Steam, GOG, EA, Epic Games y Ubisoft—, llega el momento de descargar y probar.

Experiencia de juego

A lo largo de estas tres semanas, busqué jugar de todo un poco, en todas las plataformas posibles. Los títulos instalados fueron los siguientes:

Traté de mezclar títulos que fueran extremadamente sencillos (como Minecraft), hasta aquellos que sabía que serían complicados para el dispositivo (Portal with RTX simplemente no está diseñado para esto). En general, los juegos de Xbox, o que no necesitan mucha configuración, no tienen tantos problemas. Algunos títulos en Steam, como, por ejemplo, Civilization VI, sí requirieron de ajustes extras, sobre todo al momento de la configuración del control, teniendo que correr la app desde el formato Big Picture.

A lo largo de los juegos estuve probando cómo Armory Crate permite dar al usuario diferentes configuraciones de batería y pantalla que afectan el rendimiento. Al final, es parte del prueba y error hasta encontrar una configuración que se adapte a lo que necesitan en ese momento. Con estas pruebas lo que más intenté fue ver cómo el rendimiento de cuadros por segundo y batería iba fluctuando. Sería complicado dar un total de horas totales y configuraciones de más de 12 juegos, pero en general, topé con los siguientes resultados

Una de las pruebas “extremas” fue jugar Sea of Thieves en modo multijugador. En modo Rendimiento, duró cerca de 4 horas teniendo una sesión en línea, usando los servicios de chat, y en Full HD. Esta experiencia no tuvo problemas de lag e hizo que la experiencia fuera igual de buena que cuando juego en Xbox Series X. Al mismo tiempo, Doom The Dark Ages mostró ser uno de los juegos que mejor corrieron, alcanzando en modo Turbo cerca de los 60 fps, aunque el mismo modo rendimiento ya arrojaba entre 40 y 50 fps. Por otro lado, Forza Horizon 5 fue un título que resultó más complicado de correr de los de Xbox, con latigueos y lag que hacían de algunas carreras una experiencia complicada, aunque no siempre.

Sin embargo, uno de los problemas que encontré al principio fue el tamaño de las fuentes. Salvo algunas excepciones que de origen no tienen problema en mostrar letras grandes, muchos juegos tienen el detalle de mostrar letras pequeñísimas que requieren mover y configurar en Windows para poder ser legibles.

Experiencia de uso

Por otro lado, toca hablar sobre la experiencia de uso, y es algo similar a la preparación. Los momentos en que menos brilla la ROG Xbox Ally X son cuando no estás jugando. En ocasiones pasar de un juego llega a ser tardado. Y no estoy hablando de iniciar un juego cuando ya estás en otro, porque algo que hace muy bien el dispositivo es preguntar si estás seguro de cerrar el juego que tienes para abrir otro. Y vaya, es comprensible que estés en la capa de Xbox, y que cuando quieras ejecutar algo en Steam o en GOG; la app tiene que cargar, iniciar sesión y finalmente abrir, pero a veces pareciera que tu indicación pasa por alto.

En más de una ocasión tuve problemas más de rendimiento propio de Windows que del dispositivo en sí. Esto deja en claro el grave problema que tienen estos dispositivos: no contar con un SO propio que permita un mejor flujo de trabajo. Claro, estos lanzadores están basados para trabajar desde Windows, y perder este sistema, cerraría la gama de opciones, lo cual sería contraproducente. Todo esto me dejó claro algo, sigue siendo necesario seguir teniendo conocimientos de PC para poder utilizar este dispositivo. Si bien el nombre de Xbox muestra este acercamiento, tener que estar metiendo mano

Sonido

Uno de los apartados más destacados es el audio. Las bocinas ofrecen un sonido potente y equilibrado; en más de una ocasión tuve que bajar el volumen porque superaba lo necesario.

En juegos multijugador, la calidad de chat de voz me sorprendió: tanto la captura del micrófono integrado como el sonido de los demás jugadores son claros y nítidos. De hecho, mis compañeros de juego prefirieron que jugara sin auriculares externos.

Calificación: 8.5

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