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Black Mesa

Black Mesa

Vuelve Gordon Freeman

Black Mesa, análisis: el remake de Half-Life

Analizamos Black Mesa, el remake de uno de los mejores y más influyentes videojuegos de la historia, el inolvidable Half Life.

Año 1998. Un año lleno de lanzamientos increíbles dentro del sector del videojuego, siendo uno de los principales candidatos a mejor año en la historia del medio. En aquellos 12 meses de incomparable gozo para el aficionado al mundillo, recibimos un sinfín de lanzamientos de enorme calidad. Capcom nos sorprendió con un Resident Evil 2 que resultó ser un bombazo tremendo, al igual que su reciente remake. Sega nos obsequió con una última joya para su moribunda Saturn con esa maravilla del RPG que fue Panzer Dragoon Saga, toda una obra maestra. Blizzard le daba un vuelco total a uno de los géneros que más fuerte pegaba en Pc, la estrategia en tiempo real, lanzando el colosal Starcraft, el cual además marcaría muchas de las bases de lo que han acabado siendo los deportes electrónicos. El maestro Hideo Kojima hacía temblar los cimientos del sector con Metal Gear Solid, y LucasArts nos ofrecía un majestuoso canto del cisne de la aventura gráfica con Grim Fandango. Nintendo hacía nuestros sueños realidad elevando el videojuego a su máxima expresión con The Legend Of Zelda: Ocarina of Time. Los afortunados jugadores de PC recibieron títulos del calado Fallout 2 y Baldur´s Gate, odas al mejor rol con puestas en escena bien diferentes, o el soberbio Thief: The Dark Project, con nombres del peso de Ken Levine o Warren Spector detrás. Y junto con estos y otros titanes, recibimos decenas de títulos mayúsculos que por razones de espacio debemos obviar, en un año majestuoso para el sector del videojuego. Destacar en aquel año dentro del sector del videojuego no era desde luego algo que acontecía a causa de escasez de exponentes de calidad...

Aquel 1998 de imborrable recuerdo también nos dejó la ópera prima de una desarrolladora prácticamente desconocida, fundada apenas dos años antes por un par de ex empleados de Microsoft, Mike Harrington y un tal Gabe Newell. Como no podía ser de otra forma en una época donde al género más popular de videojuegos en Pc se le denominaba comúnmente como “juegos tipo Doom”, el primer juego de Valve, que así se llamaba la compañía de estos buenos señores, sería un juego de disparos en primera persona en la onda de los clásicos de id como el mencionado Doom o Quake. Precisamente se emplearía una versión del motor de este último licenciado por id, y que Valve personalizó hasta la saciedad para ajustarlo a sus pretensiones para modelar su criatura. Además de las influencias nombradas, sus creadores mencionan la novela de Stephen King “La Niebla”, o un capítulo de la serie “Más allá del Límite” (“The Outer Limits”) titulado “The Borderland”. Tras mucho batallar para encontrar distribuidora para lanzar su juego, la compañía del señor Newell se aliaba nada más y nada menos que con la gigante Sierra. El 19 de noviembre de 1998, Valve lanzaba Half Life, y el mundo del videojuego ya nunca volvería a ser lo mismo.

Half Life llegaba para revolucionar por completo la narrativa dentro del género de los juegos de disparo en primera persona en particular, y del medio en general. El título de Valve huía por completo de escenas cinemáticas o pregrabadas para contarnos su historia, dándonos en todo momento el control de nuestro avatar para que vivamos enteramente esta incomparable epopeya de ciencia ficción a través de sus ojos. Cierto es que varios momentos estaban escriptados, pero el título de Valve sabía camuflarlo con maestría para sumergirnos en su mundo y hacernos sentir que realmente nuestras acciones tenían impacto en él de forma que ningún título había conseguido antes.

Desde su icónica secuencia introductoria a bordo de un monorraíl que nos sumerge en las instalaciones del complejo de investigación científica Black Mesa, de forma totalmente in game y con pleno control de nuestro personaje, éramos conscientes de que estábamos ante un nuevo paso en la forma en que los videojuegos contaban historias. La obra de maestra de Valve no solo se quedaba ahí, revolucionaba por completo por la manera en que introducía puzles en el desarrollo, haciéndolo de forma totalmente orgánica como parte del propio entorno del juego y el avanzado sistema de físicas que empleaba el título. A diferencia de otros títulos del género, donde para avanzar había que buscar por el escenario llaves de colores, aquí teníamos que buscar como dejar sin alimentación eléctrica ese cable que volvía letal una zona encharcada, operar un reactor nuclear o simplemente buscar la ruta correcta en unas intrincadas instalaciones que elevaban el arte del diseño de niveles en un videojuego a otro nivel. En medio de esa invasión de ”juegos tipo Doom” que comentábamos antes, Half Life demostraba de forma incontestable las posibilidades del género para narrar historias de forma diferente y para introducir multitud de variantes y capas a la jugabilidad más allá de pegar tiros. Es imposible entender el devenir que tomó el sector del videojuego desde aquel ya lejano 1998 sin la capital influencia que tuvo el título de Valve.

Hoy no estamos aquí para hablar de Half Life, pero hemos considerado necesario recordar la importancia de dicho título de cara a este análisis de Black Mesa. Y es que el título que hoy nos ocupa es una suerte de remake del clásico de Valve, con la peculiaridad de estar desarrollado inicialmente por un equipo amateur de modders, que recibió el apoyo oficial por parte de Valve al ver la enorme calidad de su trabajo, permitiéndoles comercializarlo en su tienda. La semilla de este lanzamiento se remonta a 2004, cuando Valve lanzó Half Life Source, la actualización de su juego empleando el motor de Half Life 2. Los resultados de dicha actualización no contentaron a la comunidad de seguidores, que esperaban mucho más de dicho lanzamiento.

Black Mesa nace de la fusión de dos equipos amateurs que comenzaron a trabajar por separado en la versión de Half Life empleando el motor Source que pensaban que debería haber sido lanzada por Valve. Al percatarse de que sus esfuerzos iban en la misma dirección, deciden fusionarse, formando un equipo de 13 personas para tratar de sacar adelante su proyecto. El hecho de no ser una compañía profesional, y de no trabajar juntos en un mismo punto de reunión, hizo que el proyecto se demorase. Sería el 14 de septiembre de 2012 cuando vería la luz la primera versión del juego, de forma totalmente gratuita como mod para Half Life 2. Dicha versión era un remake de todo Half Life, salvo los 4 últimos capítulos que tenían lugar en el planeta alienígena Xen.

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En vista de la calidad de los resultados conseguidos, la propia Valve da su apoyo total al proyecto, convirtiéndolo en un producto oficial. Previo paso por el sistema de voto popular para publicación de títulos en la plataforma de la compañía, el extinto sistema Steam Greenlight, Black Mesa sale oficialmente a la venta en dicha plataforma en forma de acceso anticipado o “Early Access” en mayo de 2015, todavía sin los mencionados niveles de Xen, pero con la promesa de que estos formarían parte del producto final una vez lanzado. Dicho lanzamiento estaba inicialmente programado para verano de 2017, pero se ha ido posponiendo varias veces hasta este pasado 5 de marzo en el que finalmente podemos disfrutar por fin de la versión final comercial de esta soberana revisión de uno de los mejores y más influyentes títulos en la historia del videojuego.

Así pues, aquí tenemos Black Mesa, que ha terminado siendo mucho más que una simple puesta al día visual del clásico. Y esto es algo que agradecemos, porque antes de que empecemos a enumerar las múltiples bondades de este título y lo muchísimo que nos ha gustado y nos ha hecho disfrutar, vamos a dejar algo claro: Black Mesa es gráficamente un título que más bien parece de hace 6 años que algo actual. Resulta entendible teniendo en cuenta que nació como proyecto amateur y que ha sido llevado a cabo por un pequeño grupo de entusiastas, siendo un proyecto que además nace en 2012 y cuya primera versión comercial data de 2015. Una vez superado esto, vienen las buenas noticias, y son muchas. Black Mesa no se limita a ser una nueva capa de pintura, es una reimaginación en toda regla, enormemente respetuosa y fiel al material original, pero que a su vez amplia secciones, edita zonas mejorables, corrige cosas, añade un nuevo trabajo de doblaje y una nueva banda sonora dinámica espectacular, junto con multitud de cosillas aquí y allá.

Y nos dejamos lo mejor para el final, porque la buena gente de Crowbar Collective ha convertido el indiscutible punto flaco del clásico en algo completamente nuevo y maravilloso, expandiendo la experiencia para convertirla en algo espectacular justo donde más languidecía en el original. En definitiva, estamos ante una puesta al día que nos ha conquistado y nos ha hecho volver a disfrutar de una colosal epopeya de ciencia ficción llena de exploración, tiros y puzles y que nos deja multitud de momentos imborrables para el recuerdo.

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“El hombre adecuado en el sitio equivocado puede cambiar el rumbo del mundo. Despierte, señor Freeman. Despierte y mire a su alrededor”

Un hombre misterioso en Half Life 2.

Mi nombre es Freeman, Gordon Freeman

La epopeya narrada en Black Mesa comienza mientras acompañamos al doctor Gordon Freeman a su trabajo en el complejo científico que da nombre al título. El bueno del señor Freeman, un hombre parco en palabras por emplear un eufemismo, llega tarde a su trabajo, y tras ponerse su traje protector de alta capacidad, se dirige a su laboratorio para ejecutar un complejo experimento con un extraño material de procedencia misteriosa. Durante el experimento, algo sale mal, y por todo el complejo empiezan a aparecer una serie de portales interdimensionales a través de los cuales llegan unos terribles y hostiles seres de origen alienígena. Por si esto no fuera suficiente, el gobierno, siempre con ideas peregrinas, envía al ejército no solo para contener la invasión, sino que también tiene la misión de “silenciar” a los científicos del complejo, comenzando una matanza indiscriminada. Así pues, nos vemos atrapados entre dos fuegos en una titánica epopeya por evitar una catástrofe de consecuencias aún mayores.

Como ya hemos comentado, la capacidad de inmersión del título es absoluta. Fue revolucionaria en el original en su momento, y conserva todo su encanto aún hoy en día y se ve potenciado en este remake. Y todo ello sin cortar la acción ni el control de nuestro protagonista, tejiendo una atmósfera que nos sumerge por completo en los acontecimientos que vemos en pantalla. Con un ritmo maravilloso, y una serie de scripts puntuales muy bien camuflados y que no parecen tal, siempre da la sensación de que realmente somos los protagonistas, y de que nuestras acciones moldean el mundo en el que nos movemos.

La variedad de situaciones a la que nos enfrentamos era otro de los puntos fuertes del clásico, y nuevamente aquí está presente y mejorada. De unos inicios que coquetean con el survival horror en primera persona, pasamos a secciones de exploración y unos magistrales puzles, totalmente orgánicos empleando el entorno por el que nos movemos y el motor de físicas del juego. Una vez hacen acto de presencia las implacables fuerzas gubernamentales pasamos a frenéticas secciones de disparos, donde debemos aprovechar toda ventaja que nos brinde el escenario, así como un variado y efectivo arsenal que debemos emplear con sabiduría para salir airosos de unos tiroteos realmente duros y donde la estrategia juega un papel importante. El sigilo y la infiltración también tendrán un pequeño papel en el desarrollo del título. Todas estas mecánicas se van intercalando, de forma que el juego siempre se mantiene fresco y variado, acaparando nuestro interés por completo.

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Mejorando lo inmejorable

Ya hemos comentado que Black Mesa es muchísimo más que un mero lavado de cara de Half Life. Dicho lavado de cara, salvo la enorme sorpresa final, es correcto pero no está a la altura de lo que ofrecen los grandes títulos de hoy en día. Es más, por momentos parece un título de la anterior generación. Se le notan los años y su origen amateur, pese a lo cual, también muestra un cariño, respecto y conocimiento del material original que es digno de elogio. El verdadero triunfo de Black Mesa es la colosal labor de reimaginación del clásico, creando este remake de cero respetando completamente todo lo que es Half Life. Como ya hemos comentado, hay varias secciones ampliadas, mejoradas y pulidas, y pese a que el apartado gráfico diste mucho de ser puntero, Black Mesa luce como nunca y destila mucha más vida que en el original. Si jugaste a Half Life en su momento, todo te resultará familiar, pero elevado a la enésima potencia.

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El rediseño de ciertos niveles queda más que patente en capítulos como el octavo, “Sobre Raíles” (“On A Rail”), que en el original era un pequeño dolor de muelas por momentos, y aquí se ha convertido en algo más lineal que fluye de forma mucho más natural y se disfruta mucho más. En ningún caso se ha simplificado la experiencia del clásico, al contrario, se ha aumentado y se le ha dotado de mayor profundidad. La duración de los capítulos ha aumentado, los puzles funcionan mejor y se han introducido nuevos rompecabezas, y todo se siente mejor integrado y más natural. En definitiva, son los mismos niveles, pero rehechos de cero, aumentados y mejorados.

A nivel de control, tenemos unas sensaciones muy similares a las que sentimos en el 98 a los mandos de aquel tremendo referente, pero a su vez ligeramente retocada y con ciertos añadidos que lo acercan en cierta medida a los estándares actuales. El manejo de las armas es correcto, su recreación tiene la contundencia adecuada y es muy disfrutable y efectivo. En los 90 se estilaban las maniobras complejas en los fps, y Half Life hacía un generoso uso de la mecánica del salto agachado (”crouch jumping”). Para evitar quebraderos de cabeza innecesarios, Black Mesa habilita por defecto una opción que lo vuelve automático. El empleo del motor Source supone una mejora considerable a nivel de físicas y control, dejándonos sensaciones similares a lo visto en Half Life 2, por lo que el complejo Black Mesa nunca se ha sentido tan vivo y “reactivo” a nuestras accionescomo aquí acontece.

En el apartado sonoro también tenemos un enorme trabajo de mejora. Los diálogos se han vuelto a grabar y se han añadido multitud de nuevas líneas, lo que refuerza esa sensación de que Black Mesa rezuma más vida que nunca. La banda sonora merece punto y aparte. Hay ciertos momentos donde aparece con tal fuera y epicidad que realmente consigue ponernos los pelos de punta. En contrapartida, en otras ocasiones sabe ser sumamente emotiva y evocadora, como toda buena banda sonora de una enorme obra de ciencia ficción como esta debe ser. Aquí se ha perdido el doblaje al castellano que tuvimos en su momento, aunque todos los textos están traducidos al idioma de Cervantes.

Xen, del infierno al paraíso

Indiscutiblemente, la peor parte de Half Life eran los cuatro últimos capítulos que transcurrían en el mundo alienígena de Xen. Realmente, suponían un bajón y no estaban ni de lejos a la altura del resto del juego, siendo una suerte de islas flotantes con unas texturas denigrantes en las que había que dar una serie de molestos saltos nada disfrutables y que ponían a prueba de forma más que seria nuestra paciencia. Parecía claro que a Valve se le había echado el tiempo encima o el presupuesto se le había escapado de las manos (o las dos cosas), pero en cualquier caso, esos 4 niveles de infausto recuerdo suponían un bajón con respecto a la experiencia general. Tras no hacer acto de presencia ni en la versión inicial gratuita ni en el acceso anticipado de Black Mesa, el desarrollo de esos 4 niveles ha sido el culpable del enorme retraso de más de 3 años en el lanzamiento del título. Bendita ha sido la espera, porque esta reinvención que ha hecho el equipo de Crowbar Collective es simple y llanamente gloriosa, y nos ofrece 4 niveles espectaculares, que pasan a ser directamente de lo mejor del juego. Realmente dudamos que la propia Valve hubiera hecho algo mejor de haber emprendido la tarea de rehacer su discutible trabajo original con estos niveles.

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Desde el primer momento que ponemos el pie en Xen, nos encontramos con un exuberante e inhóspito hábitat alienígena que nos deja multitud de improntas de belleza sin par. Xen es ahora un mundo coherente, que rebosa flora y fauna por los cuatro costados, y que hace gala de una dirección artística soberbia que nos deja uno de los entornos alienígenas más atractivos e inmersivos que hemos visitado en juego alguno. El impacto que los primeros instantes en este Xen reimaginado ha dejado en nuestras retinas es imborrable, y nos ha dejado sin aliento. Por si esto no fuera suficiente, está tan lleno de elementos que amplían y refuerzan la narrativa del título que realmente nos sorprenden a cada paso. Juntando esa mencionada soberbia dirección artística, una iluminación espectacular, una paleta de colores magistral, y una imaginación desbordante, la puesta en escena de estos cuatro niveles es apabullante, y dichos elementos combinan tan bien que en estos cuatro niveles sí que parece que estemos ante un título más actual a nivel visual, resultando tremendamente bello y espectacular.

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Nuevamente, el trabajo de mejora no se queda en ese enorme salto a nivel visual y artístico. La duración de esta parte ha aumentado considerablemente, alcanzando sus buenas cuatro horas. La exploración inicial de Xen se ha trufado de excelentes puzles ambientales y una deliciosa exploración donde nos encontramos los catastróficos resultados de incursiones humanas previas. El segundo nivel de Xen, “El escondite del Gonarch” (“Gonarch´s Lair”), ha pasado de ser un tedioso enfrentamiento con jefe final a una de las mejores y más espectaculares partes del juego, en una deliciosa suerte de juego del gato y el ratón que nos deja varios de los momentos más impactantes y frenéticos de la aventura. “Interloper” es ahora un magistral nivel que nos muestra las penurias y la tecnología de este hostil entorno alienígena, y que nos deja también varios momentos para el recuerdo y una buena ración de meticulosos puzles. El comabte final sí que no ha sufrido demasiadas modificaciones, aunque sí presenta variaciones y resulta menos pesado que en el original.

En definitiva, este Xen nos ha conquistado, y no solo ha pasado a ser el colofón que se merecía uno de los mejores videojuegos de la historia, es que se ha convertido en una de nuestras partes favoritas de la aventura, colosal en todo momento y que nos deja uno de los mundos alienígenas más bellos y atractivos del sector. Un final por todo lo alto a una inolvidable y espectacular campaña monojugador que nos hará disfrutar sus buenas 20-24 horas y que sigue demostrando a día de hoy porqué el clásico en el que se basa está considerado uno de los mejores y más influyentes videojuegos de la historia. Divertida, variada, desafiante y sabiendo narrar una épica aventura de ciencia ficción como solo este medio tan especial puede hacer, maximizando el empleo de sus bazas de forma magistral, la campaña de Black Mesa es una maravilla que nos atrapará de forma irremisible de principio a fin.

Imprescindible tanto para aquellos que no lo jugaran nunca como para los que lo disfrutaron en su momento, incluso aquellos veteranos más conservadores que renieguen de las modificaciones de su  idolatrado clásico, y que solo por contemplar la maravilla que esta gente ha conseguido con los niveles de Xen verán recompensado su acercamiento a esta reinvención del clásico. Y todo ello, a un más que ajustado precio de 17,99 euros, haciendo bueno aquello que afirmaban los que de verdad sabían de esto en los alocados 90: “Nunca pagues más de 20 pavos por un videojuego”.

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Conclusión

Black Mesa es la mejor forma de jugar a uno de los mejores y más influyentes videojuegos de la historia, ese soberbio Half Life que marcó el rumbo del sector a finales de los 90. El mérito de lo que consigue es enorme, teniendo en cuenta su origen amateur como mod de Half Life 2. El apoyo oficial por parte de la propia Valve no habría venido si la calidad del producto no estuviera a la altura, pero esta versión final ha superado nuestras expectativas. Bajo un lavado de cara visual que se queda corto para los tiempos que corren, tenemos una reinvención magistral del clásico, ampliada, mejorada y pulida para ofrecer una experiencia inolvidable. Black Mesa es un soberbio juego de disparos en primera persona que nos ofrece una aventura de ciencia ficción llena de momentos espectaculares y épicos, y que sabe estar constantemente introduciendo elementos variados y diferentes en su propuesta jugable, con tiroteos, puzles y exploración manteniendo siempre el desarrollo atractivo y atrapándonos por completo. Su magistral narrativa, revolucionaria en su época y plenamente vigente hoy en día, hace gala de las mejores bondades del medio para contarnos su historia de forma totalmente in game sin necesidad de interrumpir el desarrollo con escenas pregrabadas. Y para rematar, la parte final de Half Life, más que decepcionante en su momento, se ha rehecho y ampliado por completo para ofrecernos 4 niveles gloriosos en un incomparable y bello mundo alienígena que ya nunca podremos olvidar. No hay más que decir, uno de los mejores videojuegos de la historia en su mejor versión.

Lo mejor

  • Enorme remake de uno de los mejores videojuegos de la historia, el cual amplia y mejora de forma impecable.
  • Ofrece una colosal aventura de ciencia ficción de duración más que generosa, épica, variada y divertidísima llena de momentos inolvidables.
  • Equilibrio perfecto entre exploración, puzles y tiroteos.
  • Los cuatro niveles de Xen se han rehecho por completo hasta convertirlos en una soberana maravilla que ofrece uno de los más bellos e inmersivos entornos alienígenas que hemos visitado en videojuego alguno.

Lo peor

  • A nivel visual se queda lejos de los estándares actuales.
9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.