Análisis de Asterix & Obelix: Slap Them All! 2, un beat’em up en modo déjà vu

Astérix & Obélix regresan una vez más al formato videojuego para ofrecernos una de tantas aventuras que dan el salto de los cómics a nuestras consolas y PC. Y lo hacen con Asterix & Obelix: Slap Them All! 2, la secuela del beat’em up que lanzó Mr. Nutz Studio junto a Microids hace un par de años para seguir repartiendo guantazos contra soldados romanos, gladiadores, piratas y vikingos en un formato tan clásico como llamativo. Y es que como en la entrega original, Asterix & Obelix: Slap Them All! 2 mantiene un fabuloso aspecto visual que parece directamente sacado de las viñetas y la animación, además de mantener su jugabilidad intacta, algo que, no obstante, no juega precisamente a su favor. Veamos si esta nueva incursión de Astérix y Obélix en los videojuegos resulta más satisfactoria que una primera entrega que adolecía de ser demasiado simple y repetitiva. No te pierdas nuestro análisis de Asterix & Obelix: Slap Them All! 2 para PC, Nintendo Switch, PS4, Xbox One, PS5 y Xbox Series X|S, ¡por Tutatis!

Tortazos demasiado familiares

En esta ocasión, Asterix & Obelix: Slap Them All! 2 apuesta por una historia original que bien podría ser el argumento de uno de sus cómics, a diferencia del primero, que se basaba en una trama comiquera. Y es que la apacible aldea gala ve como se altera su paz con la irrupción de Justforkix, que llega en busca de ayuda. Tanto es así, que su padre ha sido encarcelado por un crimen que no cometió; concretamente, se le acusa de robar el Águila de Lutecia, el preciado emblema dorado de las legiones romanas. De este modo, Astérix y Obélix se embarcan en una nueva aventura para descubrir la verdad sobre un robo que ha provocado la encarcelación de un hombre inocente. Así, esta breve introducción -a través de personajes estáticos en pantalla al más puro estilo cómic- sirve como excusa para dejar paso a 20 niveles llenos de enemigos que despachar a través de diferentes escenarios, tales como bosques, montañas heladas o la propia Roma, ofreciendo algo más de variedad a nivel de escenarios que su predecesor. Y poco más, realmente.

Porque los que ya jugaron al primer título se sentirán extrañamente cómodos; y no de forma positiva, ya que esta secuela se siente más de lo mismo sin novedad alguna, más allá de presentar una nueva historia a través de nuevos niveles. No en vano, se percibe un reciclaje total de todos y cada uno de sus elementos, incluyendo todos los enemigos del juego que se repiten durante toda la aventura hasta la extenuación, además de los recursos artísticos de los niveles, sus elementos interactivos -como barriles o vallas de madera- o el propio interfaz. Una secuela que da sentido como pocas veces hemos visto al término ‘continuista’. Eso sí, de nuevo no podemos dejar de elogiar la fidelidad de sus diseños respecto a la obra original o las producciones animadas de Astérix y Obélix, todo un homenaje cuidadosamente elaborado a través de la animación más tradicional aplicada al formato interactivo.

Desde luego, el juego es vistoso a más no poder, gracias también a unos personajes de tamaño considerable y una riqueza visual que muy pocos títulos de este estilo logran alcanzar. Su puesta en escena no defraudará a ningún fan de la obra del escritor René Goscinny y el dibujante Albert Uderzo. Incluso la ambientación musical es respetuosa con las producciones televisivas, incluyendo interpretaciones de los actores de doblaje más que convincentes, eso sí, en inglés, con los textos en pantalla en castellano. Por desgracia, no podemos hablar en los mismos términos de su jugabilidad, que en esta ocasión vuelve a estar marcada por la sencillez y la reiteración heredadas de la primera entrega; como decimos, más de lo mismo.

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Y es que para tratarse de un beat’em up, la marcada sencillez de su propuesta hace mella rápidamente, resultando repetitivo a más no poder. Si bien nuestros protagonistas hacen gala de un catálogo de golpes decente con golpe rápido, golpe fuerte, salto con ataque aéreo, ataque especial, agarre o la posibilidad de cargar, entre otros, las mecánicas resultan extremadamente sencillas, sin poder hacer complejos combos o mejorarlos. Y en contra de lo que pudiera parecer, no se trata de un juego especialmente fácil, ya que en el modo normal nos costará llegar al final de cada nivel sin caer en el intento; mucho más aún con el modo de dificultad más elevada. Tanto es así, que es relativamente fácil caer en los daños reiterativos de ciertos enemigos que pueden diezmar nuestra salud en pocos segundos, a lo que debemos sumar que no hay muchos objetos que restauren vida en los diferentes recorridos.

Como en la primera entrega, podemos afrontar la aventura en solitario -con la posibilidad de alternar entre Astérix y Obélix a nuestro antojo- o junto a otro jugador en modo cooperativo local, una opción mucho más recomendable y amena. Cada personaje gestiona su propia barra de energía para desatar su estado berserker; además, como ya es de suponer, cada uno tiene sus propias mecánicas de ataque, con Astérix demostrando más velocidad y agilidad y Obélix más lentitud aunque más contundencia. Una fórmula que juega a lo seguro y que mantiene la vertiente más clásica del género, pero que en la actualidad sabe más bien a poco, llegando a hacerse pesado y reiterativo a la mitad de una aventura que no sobrepasa las cuatro horas de juego, siempre y cuando logremos avanzar de una forma ágil y sin estancarnos.

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