‘Stuka: asesino de tanques’. La historia del mayor as de la aviación de la Segunda Guerra Mundial
El nombre del bombardero en picado Ju-87 está asociado ineludiblemente al de Hans-Ulrich Rudel, el soldado más condecorado del Tercer Reich.
El Ju-87, conocido como Stuka, fue el bombardero en picado más emblemático de la Luftwaffe y símbolo de la Blitzkrieg alemana. Su sirena estridente, el “Jericho Trompete”, se convirtió en un arma psicológica que aterrorizaba a las tropas enemigas, aunque su vulnerabilidad ante cazas aliados marcó su declive a partir de 1943.
Aunque Cascaborra inicia su trilogía ‘Warbirds’ con ‘Stuka: asesino de tanques’, lo cierto es que más que una historia centrada en el famoso avión, es una biografía de los cuatro años de combate de Hans-Ulrich Rudel durante la Segunda Guerra Mundial.
El tomo comienza con el famoso ataque a la base naval de Kronstadt, en el frente de Leningrado, en septiembre del 41, que estaba custodiada por 600 cañones antiaéreos. A pesar del intenso fuego enemigo y de la presencia de cazas rusos, Rudel hundió el buque insignia de la flota soviética, el acorazado ‘Marat’, con una bomba de 1.000 kilos en un picado desde 3.000 metros.
Un as consumado
La historia da un salto de dos años y coloca ya a Rudel como teniente primero y jefe de escuadrilla, que se había ganado una reputación notable y recibía de manos de Hitler la Cruz de Caballero con hojas de roble. Sería el primero en pilotar la versión Ju-87G, equipada con dos cañones antitanques de 37 mm, con la que, además de convertirse en una amenaza letal para los blindados rusos, consiguió incluso abatir cazas enemigos.
En noviembre del 43, tras el ataque a un tren blindado, Hitler le concede la Cruz de Caballero con hojas de roble y espadas, pero no quiere que su ídolo, ferviente nazi, sea derribado por los rojos, así que le prohíbe volar. Él se niega a recibir la condecoración si no puede seguir combatiendo, así que el dictador cede.
En retirada
En agosto del 44 es derribado en Estonia, tras las líneas enemigas, pero fue rescatado por una patrulla de la Wehrmacht. Stalin, enfurecido, puso precio a su cabeza: cien mil rublos para quien acabara con el legendario piloto, que ya era coronel y lucía con orgullo la Cruz de Caballero con hojas de roble y espadas en oro y brillantes. Fue el único poseedor de la máxima condecoración concedida jamás a un soldado alemán.
El 9 de febrero del 45, tras atacar un tren y varios blindados, resulta alcanzado, pierde su pierna derecha y, sin poder ver, consigue hacer un aterrizaje forzoso gracias a las indicaciones de su copiloto Ernst. Con las heridas del muñón sin cicatrizar volvió a volar y eliminó otros 26 tanques más. Terminaría por entregarse junto con su avión a los aliados. Sus números son insuperables: hizo 2.530 misiones (todas en el Frente Oriental), destruyó 519 tanques, unos 1.000 vehículos, 1 acorazado, 1 crucero, 1 destructor, 70 lanchas de desembarco, cuatro trenes blindados y entre nueve y once aviones, cuatro de los cuales eran cazas.
El tomo
Richard D. Nolane, un veterano guionista francés, es el encargado de construir una historia coherente que hilvane la sucesión de combates que se van relatando. El escritor ha dejado de lado su personalidad política —era un nazi convencido que siguió con actividad política después del final de la guerra en Argentina y Alemania— para centrarse exclusivamente en sus hazañas, que no fueron pocas, como piloto de combate.
A pesar de no ser una obra excesivamente larga (56 páginas), está dibujada por dos artistas: Aleksandar Sotirovski y Vladimir Davidenko. Lo cierto es que el lector apenas nota el cambio de mano. Ambos comparten un especial talento para construir las escenas de acción, con encuadres agresivos, un dominio total en la recreación de los aviones y un trabajo de documentación detallado. Además, que Davidenko sea el encargado de dar color a todo el álbum elimina cualquier resquicio de discrepancia creativa.
Conclusión
‘Stuka: asesino de tanques’ es un gran cómic bélico que se centra en una de las figuras militares más notables de la Segunda Guerra Mundial, Hans-Ulrich Rudel, pero al que se ha ‘borrado’ de la historia por su defensa de las ideas nazis. Pese a ello, no fue entregado por los aliados a los rusos, que insistían en tenerle como prisionero.
Ficha
- Autor: Richard D. Nolane
- Ilustradores: Aleksandar Sotirovski, Vladimir Davidenko
- Colección: Warbirds
- ISBN: 9791399032772
- Número de páginas: 56 Color
- Formato: Cartoné
- Idioma: Español
- Fecha de publicación: 2024
- Editorial: Cascaborra Ediciones
- Precio aproximado: 19,00 €
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