Cómic
Reseña de ‘Daredevil: Día gélido en el infierno’, el final que todos imaginamos para Matt Murdock
Matt Murdock pierde sus poderes y su sentido de radar, pero tiene que volver a enfundarse el traje de diablo ante viejas amenazas que regresan.
“Otro llegará que bueno te hará”, dicen las madres, de manera acertada... como prácticamente todo lo que dicen. Esa es la idea que sobrevuela en mi cabeza desde que terminé de leer este ‘Daredevil: Día gélido en el infierno’, ya que me declaro culpable de haber dudado de Charles Soule. ¿Acaso no había motivos? Su etapa a cargo del cuernecitos no fue lo que se dice memorable, aunque también hay que decir que llegar después de Brian M. Bendis, Ed Brubaker y Mark Waid no debe ser fácil. Daredevil seguramente sea el personaje de la Casa de las Ideas con mayor desequilbrio entre popularidad -no tanta, al menos históricamente- y buenas etapas, que salvo excepciones, lo han sido la gran mayoría. Una de esas excepciones es la actual a cargo de Saladin Ahmed, que va a durar solo 25 números, y que pasará a la historia por ser de las más mediocres del Diablo Guardián. Por ello, la etapa de Soule ahora no parece tan mala, dejando la sensación incluso de satisfactoria, teniendo en cuenta de dónde veníamos.
Aún así, las dudas sobre la idoneidad de Soule para ponerse a cargo de este arco eran más que razonables. Sin embargo, el autor de Milwaukee sorprende con una historia con un tono crudo, crudísimo, que aunque quiere parecer una suerte de ‘El viejo Logan’ se asemeja más a un tramo final de algo más similar al ‘Toda una vida’ de Chip Zdarsky si este hubiera sido protagonizado por Matt Murdock y no por Peter Parker. Es decir, se siente más como una historia que representa un fin de ciclo que como una trama futura para un personaje inmortal, ya que obviamente, en este caso hablamos de un héroe que no lo es.
Matt tiene ya 61 años, y está completamente retirado del oficio de guardián de Hell’s Kitchen. La edad no solo ha afectado a las aptitudes de gimnasta de nuestro protagonista, sino a su sentido del radar y sentidos amplificados, que ya no son lo que eran. Lamentablemente para él, y para todo New York, surge una nueva amenaza que le obligará a sacar el traje rojo y el bastón una última vez.
Pero esta amenaza no es tan nueva, y este es uno de los puntos más a favor de ‘Daredevil: Día gélido en el infierno’. Como cabía esperar, cuenta con una cantidad de fan service brutal, pero en ningún momento se siente forzado o metido con calzador. En este tomo disfrutamos de la presencia de la gran mayoría de personajes que han marcado la vida de Matt Murdock, desde viejos amores a aliados que a veces no lo han sido tanto, pasando por, evidentemente, sus más emblemáticos villanos.
Además, Soule presenta a todos ellos de una manera, como decíamos antes, especialmente madura. De hecho la historia comienza con un soliloquio de Matt frente a la tumba de uno de esos personajes, que realmente podría ser cualquiera: desde Karen Page a su padre, Jack Murdock, pasando por cualquier otro que haya podido fallecer en todos estos años. Un inicio rotundo que marca un tono que no decae y que llega todavía a un pico aún más alto cuando aparece en escena Frank Castle, en lo que es una gran referencia a uno de los villanos más populares del Castigador.
Esta crudeza no sería posible sin un dibujo a la altura, y si Soule está a su mejor nivel, estamos ante uno de los mejores trabajos de Steve McNiven, palabras mayores cuando hablamos del encargado de los lápices en ‘Civil War’ o, precísamente, ‘El viejo Logan’. El canadiense no repara en recursos con una composición fantástica y unas viñetas en ocasiones plagadas de detalles, y en ciertos momentos recargadísimas, que recuerdan el estilo de Juanjo Ryp.
McNiven entiende perfectamente el tono de la historia, y plasma de manera desgarradora a personajes no solo como Matt, sino también a Bullseye o Castle, en cuya miseria se recrea sin ningún tipo de piedad. Pero la mejor muestra de que McNiven ha sido la elección ideal es cómo interpreta el guion de Soule en los primeros compases, cuando Matt se encuentra frente a la tumba. Las instrucciones de Soule son someras, pero claras -como se puede leer en el making off al final del cómic-, sin entrar al detalle de cada viñeta, pero es suficiente para que el dibujante represente de manera brillante esta escena.
Conclusiones
Solo el tiempo hará justicia a ‘Daredevil: Día gélido en el infierno’, pero es carne de un formato de más enjundia que una simple rústica, y en unos años lo veremos incluido en la línea Must-Have. Así debería ser. Esta suerte de ‘Old Man Matt’ es justamente lo que debería ser, y para sorpresa de no pocos fans, Soule ha sabido entender lo que estos quieren: un Matt crepuscular y una pléyade de personajes que han marcado su vida, la mayoría de ellos, por desgracia, para mal. Afortunadamente, también hay algunos que han aportado algo de luz a su vida, y es justamente eso lo que trae este one shot. En una época donde la regularidad -mal entendida- manda en las series de Marvel, algunas de sus publicaciones sueltas brillan con luz propia, y este es el mejor ejemplo de ello.
Ficha
- Guion: Charles Soule
- Dibujo: Steve McNiven
- Formato: Rústica 17×26 cm
- Fecha: 27/10/25
- Páginas: 128, color
- ISBN: 9791370133979
- Editorial: Panini Comics
- Precio: 12,00 €
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