Por qué las películas de Netflix son casi siempre mediocres, según la ciencia

Netflix, la popular plataforma de streaming, es una de las compañías más exitosas y con mayores beneficios de la industria del entretenimiento audiovisual. Prueba de ello es que, mes a mes, no baja el ritmo de estrenos de todo tipo: desde auténticos fenómenos en forma de series como ‘One Piece’ o ‘Stranger Things’ hasta películas con actores y actrices de primera línea como ‘El hombre gris’, ‘Alerta roja’ o ‘Estado eléctrico’. Sin embargo, son muchos los espectadores y críticos que sienten total indiferencia hacia estos blockbusters, especialmente ante este tipo de películas televisivas de gran presupuesto. Ahora, la ciencia ha tratado de analizar por qué sucede esto y tiene una respuesta: sobreexplotación, guiones planos y personajes sin vida.

La montaña rusa de Netflix

Así lo ha determinado Daniel Parris de Stat Significant, quien ha analizado el complejo organigrama de estrenos de Netflix a través de sus producciones propias. Para empezar, Parris señala que Netflix no siempre produce películas malas; al contrario, entre su catálogo podemos encontrar auténticas joyas exclusivas que no se pueden ver en ningún otro sitio o plataforma.

Sin ir más lejos, Netflix tiene ‘El Irlandés’ de Martin Scorsese, ‘Historia de un matrimonio’ de Noah Baumbach o a Alfonso Cuarón con ‘Roma’. Si a esto le sumamos otras películas de primer nivel como ‘Rebel Ridge’, ‘Da 5 Bloods’, ‘Mank’ o ‘El poder del perro’, queda claro que la maquinaria de contenido de Ted Sarandos es capaz de llevar grandes obras cinematográficas a nuestras pantallas. Sin embargo, estas son películas premiadas con directores de renombre que el gigante del streaming utiliza para ganar prestigio e influencia en Hollywood, pero están lejos de ser la mayoría que conforma el catálogo de la plataforma.

Y es que según Parris, la mayor parte de la oferta de Netflix se basa en películas que imitan a otras y que están dirigidas a personas que solo quieren disfrutar de un espectáculo palomitero un viernes por la noche, incluso sin prestar mucha atención, a lo que debemos sumar otros filmes de bajo presupuesto como comedias románticas insulsas, thrillers criminales clónicos, comedias para adolescentes y las películas navideñas de turno.

El gran problema es que esta sobreabundancia de material fácilmente olvidable supera con creces la calidad de las producciones de Netflix de mayor prestigio, tanto en términos de cifras concretas como de relevancia cultural. Es más, al comparar la puntuación media de las películas estrenadas en cines con la de las películas de Netflix en IMDb o Letterboxd, Parris descubrió que las primeras obtenían mejores resultados en ambas plataformas.

Curiosamente, también observó que el presupuesto medio de Netflix es inferior al de grandes estudios como Disney, Warner Bros., Paramount, Columbia o Universal, lo cual resulta sorprendente. Sin embargo, cuando se invierte dinero en películas mediocres diseñadas para ser olvidadas al instante, la falta de calidad influye negativamente en la percepción del público.

Por otro lado, el analista señala también que la tendencia de la plataforma a contratar grandes estrellas en crisis, como Mark Wahlberg, Halle Berry o Kevin Hart, podría aumentar su audiencia en términos de horas de visualización, pero al combinarla con directores menos conocidos que solo cumplen con el expediente, su atractivo baja con creces. Por ejemplo, la puntuación promedio a lo largo de la carrera de un director de Netflix es inferior a la de sus colegas del cine, al igual que su recaudación promedio en taquilla y el número de créditos como director.

Para muestra, un botón: ‘Happy Gilmore 2’ y ‘Beverly Hills Cop: Axel F’ fueron grandes éxitos para Netflix gracias a Adam Sandler y Eddie Murphy, respectivamente, junto al gancho de la nostalgia, pero cuando se trata de nombrar a los directores, lo más probable es que nadie conozca su identidad. Con todo, Parris cree que la mayor parte del catálogo de películas de Netflix seguirá siendo mediocre hasta que logre convencer a más directores de calidad de abandonar los estrenos en cines y lanzar sus películas en una plataforma saturada de contenido desechable.

Sin embargo, considerando el gran prestigio y la profunda conexión emocional que aún existe entre la distribución en cines y la mayor parte de los directores, muchos preferirán aceptar un presupuesto y una remuneración menores de productoras clásicas como Warner Bros. o Paramount antes que trabajar con Netflix, tal y como concluye Daniel Parris.

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