Cine
‘La primera profecía’, crítica. Una precuela que bebe de las grandes películas sobre el diablo de los 60 y 70
La directora novel Arkasha Stevenson apunta al nacimiento del anticristo desde una perspectiva que consigue sorprender al espectador.
Con cinco películas a sus espaldas, de las cuales solo una puede considerarse digna sucesora de la original, la saga de ‘La profecía’ (1976) es uno de los referentes del género de terror del último tercio del siglo XX. Una obra que causó un gran impacto tanto por el tema que trataba, la llegada del anticristo, como por la serie de tragedias que se asoció a su rodaje.
Así que abordar una nueva aproximación, casi 50 años más tarde, era un desafío que contaba con bastantes papeletas para salir mal. Pero lo cierto es que la película de Arkasha Stevenson, precuela de la original, sin llegar a la altura de la obra de Richard Donner sí mantiene su espíritu y plantea una aproximación inteligente a un universo conocido por el espectador.
Una atmósfera cautivadora
La joven directora estadounidense consigue en su opera prima crear un ambiente inquietante que, sin recurrir a los clásicos sustos por cambio brusco de plano, transmite al espectador una sensación de desasosiego. Para ello se inspira en unos códigos que toma prestados de otros dos grandes clásicos del género: ‘El exorcista’ de William Friedkin (1973) y ‘Rosemary’s Baby’ de Polasnki (1968).
La película es un descenso a los infiernos que se inicia en una Roma luminosa en la que la revolución cultural y social de los 70 está poniendo contra las cuerdas a una Iglesia que ve como su poder se va viendo limitado. En este ambiente llega una novicia norteamericana a tomar sus votos en El Vaticano (Nigel Tiger Free), pero pronto se revela que tras los muros de la ciudad eterna hay otra Iglesia que conspira para la llegada del anticristo.
Un reparto coral
Parte del buen resultado general de la película está en el elenco de actores, Neil Tiger Free realiza un papel notable como joven novicia que se ve acorralada por fuerzas oscuras, sobre todo cuando está contenida. Le acompañan veteranos secundarios de nivel como Ralph Ineson, Bill Nighy, Charles Dane o una inquietante Sonia Braga en el papel de madre superiora. A destacar también la presencia de la valenciana María Caballero.
Poco terror, aunque bastante gore
‘La primera profecía’ construye la historia a fuego lento y aunque el giro de guion se ve venir a la legua mantiene el interés del espectador sin tener que recurrir a los trucos del género. No es una película de alaridos, aunque en algunas de las muertes no se ahorran detalles escabrosos y tiene algunos planos realmente perturbadores, pero en cualquier caso es más un terror psicolócico que visual.
Arkasha Stevenson demuestra que tiene buen gusto para colocar la cámara, pero ese es también su mayor defecto ya que algunas escenas se alargan de manera innecesaria cayendo en una autocomplacencia artística que alarga artificialmente la cinta y produce ciertas desconexiones con la historia principal. Con algo menos de metraje la cinta hubiera funcionado mejor.
La conexión con ‘La profecía’
Si el planteamiento de la cinta es bastante original, con un montón de bunas ideas sobre la mesa: el papel de la mujer en la Iglesia, la búsqueda de poder en el Vaticano, la sexualidad reprimida y deformada del clero… también acierta con la forma en que se une a la película original, con un grado de cohesión de ambas historias que habla bien del trabajo de guion. Eso sí, se deja un nuevo camino abierto a posibles secuelas. Algo que dependerá de un público más acostumbrado al ritmo trepidante y la casquería en rebajas que a un terror que apela a miedos más ancestrales.
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