La Academia del Cine Europeo premia la trayectoria del gran director alemán Win Wenders

Fue en los 60 cuando se dio el pistoletazo de salida al Nuevo Cine Alemán. El Manifiesto de Oberhausen, firmado en 1962 por jóvenes cortometrajistas, dictaminaba que “el viejo cine alemán ha muerto; solo creemos en el nuevo”. Poco antes, en 1959, la Nouvelle Vague había dado las claves de lo que sería el cine moderno rebelándose contra el viejo cine académico francés.

Pero no olvidemos que, precediendo esa revolución, en 1955, en una España en pleno franquismo, en Las Conversaciones de Salamanca autores como Berlanga o Bardem dictaminaban igualmente la muerte del Cine Español como necesidad para crear una nueva vía creativa. Los jóvenes airados alemanes entre los que estaban Fassbinder Herzog y por supuesto Wenders, crearon durante las décadas siguientes uno de los pilares más sólidos del Cine Europeo y, a la postre, mundial. Es hora pues de la Academia rinda pleitesía a uno de estos directores imprecindibles.

Win Wenders, el director alemán fascinado por Berlín, el paisaje estadounidense y la música

Con un amplio palmarés que incluye premios en Cannes, Venecia y Berlín, un BAFTA y tres nominaciones al Oscar, Wender se postula como uno de los nombres imprescindibles en la cinematografía mundial moderna. Esta es, la que arranca a finales de los 50 en Europa, se da en lugares como sudamerica (con el cinema novo) y posteriormente en Estados Unidos impregnando Hollywood.

El jersey rojo de Nastassja Kinski en ‘París Texas’, los ángeles en la biblioteca envidiando el dolor humano en ‘El cielo sobre Berlín’, Patricia Highsmith con Ripley como ‘El amigo americano’, Ian Curtis viendo ‘Stroszek’ antes de bailar inerte sobre el suelo de la cocina (“Al final de una cuerda atada a una viga”), La danza contemporánea rodada en 3D de ‘Pina’, Bono cantando sobre los hombros de la Columna de la Victoria en el clip promocional de ‘Tan Lejos, Tan Cerca’, Compay Segundo tocando por La Habana, Nick Cave narrando ‘Freaks, la parada de los monstruos’ a una trapecista. Wenders ya era inmortal, pero ahora lo será un poquito más.

Desde la Academia se ha declarado: “Con este premio, celebramos el extraordinario trabajo de Wim Wenders, que sigue explorando y experimentando con un ojo curioso y una mente abierta. Como uno de los miembros fundadores de la Academia de Cine Europeo, su presidente desde 1996 hasta el 2020, Wim Wenders tiene una fuerte conexión con la Academia de Cine Europeo y, además, estamos felices de celebrar también su destacado compromiso y darle las gracias”. Bien merecido, desde luego.

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