Crítica de ‘Ahora me ves 3′, el truco de magia más difícil de todos

Cuando eres un mago y sacas un conejo muerto de tu chistera, lo más probable es que la policía te deje sin actuaciones durante un tiempo. ‘Ahora me ves’ lidió con algo parecido. Tras una primera entrega que conquistó a la audiencia allá por 2013, la secuela (2016) intentó hacer el truco de atrapar la bala y se acabó pegando un tiro de verdad. Ahora, casi una decada después, los Cuatro Jinetes regresan con una nueva función que asegura ser capaz de lograr lo imposible, el truco más difícil de todos: resucitar una saga vista para sentencia.

En el mundo del cine, el tiempo es una moneda de doble cara. Puede provocar que tus fans se vuelvan benevolentes o despiadados ante el anuncio de tu regreso. Agradecidos por un último baile o bracos por la profanación de sus recuerdos. ‘Ahora me ves 3′ invita a situarse en el primer grupo. Esta tercera entrega no tiene un as bajo la manga, pero sí una jota de corazones. Es decir que no es tan buena como la primera, pero tampoco tan mala como la segunda. Se disfruta.

Alegra ver a la banda de vuelta. Tiene mérito reunir a un elenco semejante después de tanto tiempo. Hasta Morgan Freeman se anima, aunque sea para dos minutos. Todos están más cascados y se esfuerzan lo mínimo, arrogantes y zalameros, pero se les quiere así, autoconscientes de su fama, preguntándose qué hacen otra vez aquí y entrechocando sus egos. Es divertido no distinguir entre el actor y el personaje.

La película trata de introducir a Ariana Greenblatt, Dominic Sessa y Justice Smith como los herederos de los Cuatro Jinetes. Los pone a trabajar con ellos en un nuevo golpe y plantea un choque generacional en el que unos y otros tratan de impresionarse y competir entre sí. La fórmula funciona... a medias. Al fin y al cabo, nadie se va a poner del lado de los recién llegados. No tienen el carisma de los originales. Si acudes al cine es para ver a Jesse Eisenberg y Woody Harrelson, no al revés. Por eso no siempre cae en gracia cuando el guion trata de reivindicar a sus fichajes.

A lo sumo salvamos a Dominic Sessa, pero porque aún tenemos reciente la maravillosa ‘Los que se quedan’ y porque parece un clon de Eisenberg en sus inicios. Al parecido físico se suma el gestual y esa divertida actitud de hastío vital que ambos adoptan. El caso es que la única incorporación que de verdad brilla en esta secuela es la de Rosamund Pike, reina de villanas desde ‘Perdida’. Fría, calculadora, despiadada, espléndida. Se roba la función. Ella es el verdadero diamante.

El desarrollo consiste en, como dirían los jóvenes de ahora, farmear aura. Cada escena parece concebida con la única intención de que sus personajes molen y se hagan los chulos. Algunas son un carrusel de trucos y fantasmadas que, honestamente, no tienen fondo, pero divierten y entretienen de principio a fin. Es un show y exige entregarse al mismo con cierta inocencia. El guion sigue teniendo más agujeros que un queso gruyere y quizas esté ahí la mayor diferencia con la primera, que aquella no justificaba todo con “lo hizo un mago”.

Valoración final

‘Ahora me ves 3′ es como esa cena que organizan tus compañeros de la universidad a modo de reencuentro. Sientes escalofríos al ver la invitación y anticipas un compromiso de lo más incómodo, pero al final acudes y te lo pasas bien. ¿Tanto como para retomar el contacto y volver a llamarles amigos? Quizás no, pero sí lo suficiente como para asentir ante las mentiras que te cuentan y para sonreír evocando las anécdotas de siempre. La cinta sortea la papeleta mejor de lo esperado y le pasa la presión a la cuarta entrega que parece anunciar tras sus créditos.

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