Instala un antivirus para evitar lo peor y al rato un ciberhacker llama a su puerta virtual pidiendo 34.000 euros
Una praguense descarga un software fraudulento y acaba siendo víctima de un ataque de ransomware que bloqueó todos sus archivos personales.
Lo que parecía una medida de seguridad terminó en pesadilla. Una mujer de la capital checa instaló lo que creyó ser el antivirus más reciente para proteger su ordenador. Sin embargo, al día siguiente descubrió que todos sus documentos y fotografías habían sido cifrados. El supuesto “antivirus” era, en realidad, un programa malicioso. El atacante le exigió 400.000 coronas —unos 34.000 euros— para recuperar sus datos.
“El programa parecía totalmente fiable. Lo descargué porque creía que protegería mi ordenador. Pero al día siguiente descubrí que todo estaba bloqueado y que tuve que pagar 400.000 coronas para desbloquear los datos”, relató la víctima.
Cada vez más común
A primera vista, el software lucía convincente: gráficos modernos, mensajes creíbles y funciones que imitaban a las de un verdadero antivirus. Pero tras la instalación, se iniciaba en segundo plano un proceso de cifrado que, en cuestión de horas, convirtió los archivos personales en un conjunto ilegible de caracteres. Solo un pago al atacante prometía revertir la situación.
Los expertos advierten que escenarios similares no son excepcionales. En los últimos años, empresas privadas e incluso instituciones estatales han sido blanco de ataques con pérdidas millonarias. Hospitales y oficinas enteras han quedado paralizados, evidenciando que nadie está exento.
La trampa digital
Un antivirus falso es un programa que se disfraza de software legítimo. Muestra alertas de infecciones inexistentes y presiona al usuario para realizar pagos. En realidad, no elimina ninguna amenaza: es la puerta de entrada para más malware.
El ransomware, por su parte, va un paso más allá. Cifra todos los archivos del dispositivo y exige un rescate, generalmente en criptomonedas como Bitcoin, que permiten a los atacantes permanecer en el anonimato. La suma exigida puede variar desde decenas de miles hasta millones de coronas.
Un antivirus fraudulento suele inundar la pantalla con notificaciones, solicitar pagos a través de pasarelas no verificadas o pedir permisos ajenos a su función, como acceso a la cámara o los SMS. En el caso del ransomware, los indicios incluyen la imposibilidad de abrir documentos, la aparición de extensiones desconocidas en los archivos, un notable ralentizamiento del equipo y, finalmente, el temido mensaje de rescate.
Cómo protegerse
En caso de infección, los especialistas recomiendan desconectar inmediatamente el dispositivo de internet y de todas las redes. No se aconseja pagar el rescate, ya que no garantiza la devolución de los datos. Algunas herramientas de seguridad ofrecen soluciones para descifrar ciertas variantes de ransomware, pero la opción más fiable sigue siendo restaurar los archivos desde copias de seguridad.
La prevención es clave:
- Descargar software únicamente desde tiendas oficiales.
- Evitar archivos adjuntos sospechosos en correos electrónicos.
- Mantener actualizado el sistema y las aplicaciones.
- Usar contraseñas seguras y únicas, junto con autenticación en dos pasos.
- Realizar copias de seguridad periódicas en dispositivos externos o en la nube.
Las empresas, además, deberían capacitar a su personal, pues el error humano continúa siendo una de las principales vías de entrada del malware. El caso de la mujer de Praga es un recordatorio de lo fácil que resulta caer en estas trampas digitales y de lo costoso que puede ser el error. La prevención, más que nunca, es la mejor defensa.
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