Análisis de Corsair TC500 Luxe, una silla gamer para gobernarlas a todas

Hubo un tiempo en que las sillas gamer se pusieron tan de moda que hasta sustituyeron a las sillas de oficina. La gente dejó de comprar los modelos de toda la vida para su casa y apostó por aquellos que parecían más modernos y futuristas. Empezó a priorizarse el diseño y el color, las curvas inverosímiles y los materiales tan originales como poco ergonómicos. Importaba más que tu silla fuera “bonita” y similar a la de los streamers de moda que si realmente era cómoda y útil. Salieron fabricantes de debajo de las piedras y, cuando se pasó esa fiebre por aparentar y empezaron a caer las vendas de los ojos, las sillas gamer habían pasado a tener mala fama e ir asociadas a, por ejemplo, multitud de problemas de espalda. Pero como pasa con todas las historias, la realidad nunca fue ni blanco ni negro, sino la gama de grises entre ambos espectros.

Porque sí, en estos años han aparecido muchas sillas “gamer” que no entendían el propósito original de cualquier silla. Los fabricantes de vida fugaz parecían querer meternos en la cabeza que diseño y confort eran incompatibles y nos obligaban a elegir entre uno u otro. Los precios caían, sí, pero los resultados también. Sin embargo, también ha habido marcas que han mantenido un altísimo nivel de calidad durante todo ese tiempo. Marcas que estaban antes, están ahora y seguirán en el futuro. Que no se han apuntado por moda y que combaten los estigmas con productos incontestables. Es el caso de Corsair, de quien hoy os traemos su nueva joya de la corona, la llamada Corsair TC500 Luxe, una silla gamer para gobernarlas a todas.

Ficha técnica Corsair TC500 Luxe

¿Por dónde empezar? ¿Por su tapicería de tejidos transpirables de primerísima calidad? ¿Por ese respaldo maravillosamente acolchado? ¿Por el asiento reforzado y cómodo como ningún otro? ¿Por los reposabrazos de Omniflex que permiten toda clase de ajustes? ¿El apoyo lumbar? ¿Su completa gama de opciones para elevar y reclinar la silla? ¿Quizás por el armazón metálico? ¿La base recubierta de pintura en polvo? ¿Las ruedas de PU qu se deslizan sin ruidos, arañazos ni botes o desvíos? La Corsair TC500 Luxe es un producto espectacular a todos los niveles que se siente prémium en cada uno de los aspectos.

Disponible en blanco (modelo Frost), negro (Shadow) o verde (Sherwood), la silla es de las más cómodas que hemos tenido la oportunidad de analizar, y lo decimos tras pasar largas sesiones de trabajo en ella. Más ancha y acolchada que la media, la gamuza que parece envolverla pudiera parecer poco transpirable, pero nada más lejos de la realidad. Hecho este análisis en pleno verano, damos fe de que no es una silla especialmente calenturienta. Y si tuviéramos que quedarnos con tres detalles de la misma serían sus reposabrazos, la cantidad de ajustes que permite y su almohadilla.

Los reposabrazos no sólo permiten ajustar cuan altos (o bajos) están, sino también moverlos hacia arriba y hacia abajo, hacia dentro o hacie fuera. Tienen una rotación de 215º y cuentan con pernos que permiten hasta modificar su ancho. Un mundo de posibilidades que permite no usarlos en absoluto, apoyar sólo los codos o descansar las extremidades en su totalidad. O lo que es lo mismo, son ideales tanto para streamers y gamers como para escribir y realizar labores de oficina al uso. Incluso se les puede cambiar la orientación y el grado de inclinación. Son prácticamente imposibles de mejorar.

Con los ajustes ocurre parecido. Cualquier silla te permite subir o bajar la altura, o reclinarte hasta cierto punto, pero en este caso también podemos configurar el refuerzo lumbar. Todo con palancas y ruedecillas perfectamente alcanzables una vez sentados en la silla. Lo mismo con la almohadilla. De tela y espuma viscoelástica, se puede acoplar y ajustar en cualquier posición que deseemos. Es una silla de lo más fácil de usar y personalizable. Precisamente eso es lo que hace lamentar que su instalación, aunque no muy larga (15 minutines), exija buscar instrucciones en línea o vídeos a modo de tutorial, pues vienen sin manual y los pasos a seguir no siempre son lo que se dice intuitivos.

Por compararla un poco con el anterior modelo de la marca, la popular T3 Rush, salta a la vista que asiento y respaldo son mucho más anchos y planos, con unos refuerzos laterales menos agresivos que no te obligan a encajar el cuerpo en la silla. Así podemos cambiar de posición y subirnos a ella de muchas maneras distintas, incluso con las piernas cruzadas o una debajo de otra. La parte de la espalda también cuenta con una curva menos pronunciada, con refuerzo lumbar y sin agujeros en la zona de la cabeza que nos obliguen a situarla siempre centrada. A nivel de diseño también salta a la vista una nueva costura de diamantes que le permite mantenerse estirada, sin flacidez alguna, resistiendo posibles daños o el infatigable desgaste. El mismo diseño que hemos visto en las sillas gamer para simuladores de conducción, por ejemplo, y sus resultados son igual de buenos.

Si nos pusiéramos más técnicos y fuéramos a las especificaciones, es verdad que son muy parecidas en cuanto a grado de reclinación, reposabrazos y materiales base y de la estructura, pero su respaldo es casi el doble de ancho (55 centímetros versus 26) y la profundidad y anchura del asiento también es ligeramente más amplia (59 y 50 centímetros respectivamente contra 57 y 44). Matices que como decíamos arriba, permiten más posturas y, por tanto, comodidad. Detalles que marcan la diferencia, que se dice. En ese sentido casi que se parece más al modelo TC100 Relaxed de Corsair, pero claro, en ella la tapicería y los brazales son infinitamente peores.

Valoración final

A veces se piensa que la labor de un crítico sólo es complicada cuando le toca analizar algo de calidad deplorable o navegar entre la mediocridad de las opciones intermedias. Pero no, también es difícil con productos como esta Corsair TC500 Luxe. Porque es tan buena que es imposible escribir sobre ella sin que parezca un publirreportaje. Pero las cosas como son. Más allá del precio de entrada (549 euros) o de la falta de un manual de instrucciones, no se nos ocurre ninguna pega o queja sobre la silla. Se trata de una de las mejores que hemos tenido la fortuna de analizar. Por la calidad de los materiales, por esos acabados de lujo, por la inmensidad de sus opciones de personalización. Se trata de una apuesta segura que rompe cualquier tópico o leyenda negra sobre las sillas gamer. Más confortable que ninguna y de estética elegante, va a resultar muy difícil superar a la Corsair TC500 Luxe en el futuro.