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Suicide Squad: Kill the Justice League

Suicide Squad: Kill the Justice League

Review

Análisis de Suicide Squad: Kill the Justice League, o cómo todos los villanos tienen luces y sombras

El nuevo juego de los creadores de Batman: Arkham ha sido condenado antes de tiempo y resulta que al final es una propuesta muy diferente, sí, pero también muy divertida.

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¿Sabíais que el ojo humano puede distinguir más de 500 tonos de gris? En las redes sociales todo es blanco o negro, pero la vida real está llena de matices y es en ellos donde reside su verdadera belleza. Suicide Squad: Kill the Justice League viene siendo perseguido desde mucho antes de que mostrara al mundo su primer gameplay. Los fans de la saga pusieron el grito en el cielo cuando Rocksteady lo presentó usando conceptos como “acción”, “multijugador” y “pase de temporada”. Fue crucificado sin un juicio justo y Warner se vio obligada a retrasarlo y esconderlo durante meses para capear la tormenta de hate. Convertido en meme, la comunidad lo esperaba con las ganas de quien aguarda una nueva piñata. Apenas un día después de su lanzamiento ya había gente asegurando que era un insultado al legado de los Batman Arkham y proclamando que no merece ni el aprobado.

Sin embargo, el feedback de cuantos jugones han salido de su área y se han atrevido a echarle más de un par de horas ha sido sorprendentemente positivo en su mayoría. Se ha convertido en una bola de nieve que echa a rodar ladera abajo hasta transformarse en alud. Ahora Suicide Squad: Kill the Justice League resulta ser la sorpresa del año y los desarrolladores han emprendido una cruzada contra la prensa y todos aquellos que critican su obra. Si hablas mal del juego formas parte de una conspiración contra el mismo y en redes de pronto se acumulan los iluminados que presumen de habernos avisado tiempo atrás de que no era tan malo. La situación es ridícula y la verdad, como siempre, es mucho más sencilla y aburrida. Ni una calamidad ni un candidato a GOTY. Ni blanco ni negro. Después de haber leído tantos cómics donde nuestros personajes favoritos son aquellos repletos de luces y sombras, parece mentira que aún no sepamos lo que son los grises.

A Suicide Squad: Kill the Justice League se le pueden criticar muchas cosas. Nosotros hemos sufrido de un buen número de bugs, por ejemplo. También, dado todo lo que hemos disfrutado en solitario, nos parece absurdo e injustificable que requiera de una conexión a internet permanente. Por otro lado, su interfaz nos parece horrible. Es confusa y está sobrecargada de información. Así mismo, los jefes finales nos han decepcionado, y más siendo quienes son. El mapa que gasta nos ha resultado pequeño y vacío, mientras que las misiones principales se nos han antojado idénticas a las secundarias. Tampoco hemos entendido los árboles de habilidades ni notado demasiadas diferencias entre nuestro Boomer de nivel 1 y el de nivel 30. Por no hablar de que el juego es repetitivo como él solo y para muestra ese endgame que consiste en hacer la sección final una docena de veces más.

Del mismo modo, entendemos a los que prefieran la fórmula de Batman: Arkham Asylum y sus secuelas (de hecho nos contamos entre ellos). No pasa nada si los juegos servicio os producen fobia y no queréis probarlo. A nosotros también nos abruman los menús de armas llenos de numeritos y los mapas a rebosar de desafíos y misiones diarias. Entendemos que haya lobos solitarios que prefieran no ir acompañados ni de la IA, que al fin y al cabo todos sabemos cómo se las gasta. Es perfectamente comprensible que busquéis algo de ritmo más calmado, con una narrativa más seria y profunda o con una propuesta jugable más variada y menos centrada en vaciar cargadores. Si es que hay mil motivos para criticarlo y otros mil para dejarlo en la estantería. Pero lo que no se puede decir es que Suicide Squad: Kill the Justice League sea un mal juego.

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La principal razón para no condenarlo es la misma que lo diferencia de Marvel’s Avengers. Suicide Squad: Kill the Justice League es francamente divertido. Además lo es de un modo honesto y sin mayores pretensiones. Es inmediato, dinámico y la mar de ameno. Metrópolis será una ratonera, pero también uno de los mapas más verticales que recordamos. Moverse por él es una delicia y se suma a la lista de juegos en los que prescindimos del viaje rápido. A los mandos es un ejemplo de cómo diferenciar personajes y entiende el concepto de juego servicio como nadie.

La acción se compone de tantas mecánicas (como la recarga activa de Gears of War o la obtención de escudos de DOOM) que por momentos hasta nos hemos preguntado si de verdad está pensado para el público mainstream (es decir que hemos hecho aquello de lo que siempre nos quejamos y hemos infravalorado a la audiencia). Es muy completo y su campaña es un inmenso y entretenidísimo tutorial de 15 horas de cara lo que viene en el futuro (de momento ya está anunciada la llegada del Joker para marzo).

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Asistimos sorprendidos a las quejas por las blasfemias de su historia. El juego se llama Kill the Justice League y sus logros y trofeos ni están ocultos ni dejan lugar a la imaginación. Sí, vas a matar a Batman, Superman y compañía. De eso va. Y la otra parte del nombre es Suicide Squad. Claro que manejas a un grupo de energúmenos con pocas luces. Claro que tiende a ser soez y de mal gusto. Es una barrabasada tras otra, pero nunca lo ha ocultado. Es parte de la gracia y nosotros hemos quedado encantados de las locuras que se atreve a perpetrar por más que atenten contra las reglas del Universo DC. Es más, las dinámicas del escuadrón y sus personajes nos han gustado más que los vistos en las películas de Ayer y Gunn. Hasta nos parece ingenioso y brillante cómo plantea el endgame en base a la Crisis en Tierras Infinitas.

Por último, queremos hacer mención a esa comparativa que circula por ahí entre la Harley Quinn de Batman: Arkham Knight y la de Suicide Squad. Una comparativa que da a entender que no existe evolución gráfica y que en el fondo lo que viene es a quejarse de que ahora el traje no le marca tanto el culo. Lo que no dice es que tampoco hay color entre el framerate de entonces y el de ahora. A nivel técnico es impecable y hasta marca músculo en campos como las animaciones y los modelados. A nivel audiovisual es un portento y todo pesando menos de 50 GB en consolas. En vez de quejarnos de él deberíamos ponerlo como ejemplo.

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Conclusión

Puede no gustarte la propuesta y nadie te va a decir nada si nos repites por enésima vez que hubieras preferido otro Batman Arkham. Está claro que tiene varias flaquezas y debilidades. Hasta toma decisiones jugables extrañas que denotan un desarrollo convulso en el que Rocksteady debió dar mil vueltas a la idea por culpa del feedback tan negativo del público. Pero a pesar de todo, Suicide Squad: Kill the Justice League no es un mal juego, para nada. Estamos ante un mata mata en el que hay bastantes cosas rescatables. A nivel audiovisual impone, a los mandos hay un sistema de movimiento que es una delicia y como juego de acción resulta completísimo. La representación del escuadrón, su humor y personalidad nos gusta más que la vista recientemente en cines y su campaña sienta unas bases estupendas sobre las que construir. Pero quizás lo más importante es que, al final del día, Suicide Squad es divertido. ¿Y no iban los videojuegos de eso?

Lo mejor

  • Moverse es una delicia, más en un mapa tan vertical.
  • Acción inmediata, divertida y más completa de lo que parece.
  • Las barrabasadas de su historia.
  • A nivel audiovisual tiene cosas ejemplares.
  • La campaña (de 15 horas) y lo diferenciados que están sus todos sus personajes.

Lo peor

  • Tiene algunos bugs y exige conexión permanente a internet.
  • Peca de repetitivo y las misiones principales son idénticas a las secundarias.
  • Los jefes finales resultan decepcionantes.
  • La interfaz y los árboles de habilidades son de lo más confuso.
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.