Análisis de Luto, un firme candidato a mejor juego de terror de 2025 en el que nunca hemos dejado de creer

Que hoy estemos hablando de Luto y en cuestión de horas aterrice en PS5, PC y Xbox Series X|S demuestra que incluso en la más profunda oscuridad, siempre se puede encontrar un destello de luz. Porque el juego de Broken Bird Games fue anunciado hace más de cuatro años, en 2021, y su lanzamiento llegó a estar fijado para los últimos compases de 2023, aunque finalmente hemos tenido que esperar un poco más de lo previsto. Pero ¿sabéis qué? Ha merecido la pena.

Hace más de tres años, el tráiler que Luto presentó durante el Future Games Show llamó poderosamente la atención, pues como bien sabéis, en MeriStation nos apasiona el terror y títulos como Visage, MADiSON y Among Ashes no pasaron desapercibidos ante nuestro infalible radar del miedo. Más adelante, cuando se publicó la demo del juego, volvimos a insistir en que el proyecto tenía buena pinta.

Tras completar el juego después de varias horas, ha llegado el momento de contaros qué nos ha parecido y por qué creemos que estamos ante un imprescindible tanto para los fans del survival horror tradicional como para cualquier jugador que disfrute pasando miedo delante de la pantalla. Eso sí, antes de explicaros cómo es Luto, es conveniente poner en valor el hecho de que el estudio responsable fue fundado en Gran Canaria y está formado por un pequeño grupo de desarrolladores españoles. Vamos, que se trata de una producción humilde, aunque no lo parece.

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Luto es un videojuego que destaca, entre otras cosas, por un componente narrativo muy potente. Es por eso que más allá de repasar su premisa para situaros en contexto, recomendamos encarecidamente adentrarse en él sin indagar demasiado sobre su historia, ya que hay algunos giros bastante interesantes y las cosas no siempre son lo que parecen. Quedaos con que nosotros controlamos a Sam, un joven afligido por una infancia muy dura que ve cómo el mundo se desmorona a su alrededor.

Por alguna razón, Sam es incapaz de abandonar su casa, aunque no está del todo claro qué es lo que le impide hacerlo. ¿Hay una fuerza que no le deja cruzar la puerta? ¿está sumido en una pesadilla? Sea como fuere, cada vez que coge las llaves e intenta cruzar la puerta sufre una especie de shock y despierta en el baño de la segunda planta, mirándose a un espejo roto en el que no aparece ningún reflejo.

La historia de Luto no inventa la rueda y no es la primera vez que vemos algo así en el género, ya sea a través de un videojuego, película o libro. Asimismo, nos ha gustado la manera en la que aborda temas tan delicados como la depresión, el sentimiento de culpa y el duelo, entre otros. Aunque se antoja un tanto previsible en ciertos momentos, hay otros en los que el juego es muy sutil a la hora de representar tanto el pasado como el estado de ánimo de Sam a través del imaginario de los escenarios. Hay mucho trabajo y fijación por los pequeños detalles detrás del proyecto.

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Luto es uno de esos juegos capaces de atrapar a cualquier amante del terror desde el primer momento gracias, en parte, a su soberbia ambientación. Es difícil explicar con palabras, pero la sensación que nos invade al vernos atrapado en esa pequeña —no tan pequeña— casa es muy particular; es una extraña mezcla de serenidad e inquietud que no distingue entre el día y la noche, ya que es capaz de transmitir tranquilidad mientras estamos en un oscuro sótano, y hacernos sentir pavor a plena luz del día en mitad de un precioso salón. Nos ha recordado en cierta medida a nuestro querido y malogrado P.T., ya que cuando nos sumergimos en una obra de terror, hay ocasiones en las que lo mejor que puede pasar, es que no pase nada. Es como el dicho de la calma antes de la tormenta, aunque Sam no parece tener del todo claro si es peor la calma o la propia tormenta. Y nosotros tampoco.

Otra cosa que nos ha parecido muy positiva es que el juego no abusa de los tan cuestionables jumpscares, esos sustos inesperados que intentan que nos dé un infarto y que, cuando se suceden con frecuencia, son capaces de convertir a la mejor de las obras en algo vulgar. Aquí tenemos algún que otro susto, pero la mayoría de ellos resultan inesperados y en ningún momento se abusa de ellos. De hecho, creemos que los mejores son los más sutiles, esos que incluso es posible pasar por algo si no mantenemos los ojos bien abiertos conforme exploramos el escenario. Si Luto fuese una película de terror, no sería una de esas insustanciales que se lo juega todo a poner monstruos debajo de la cama y ruidos extraños cada diez segundos.

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Otro elemento por el que Luto nos ha recordado a P.T. es por los tramos en los que avanzar resulta un poco críptico, y no lo decimos como algo negativo, ya que no hay que hacer nada especialmente absurdo ni rebuscado para hallar el camino a seguir. Sin embargo, hay ciertos momentos en las que debemos estrujarnos un poco el coco si queremos dar con la clave para resolver esas situaciones en las que creemos estar en un callejón sin salida. Algunas son muy originales y requieren que demos rienda suelta a nuestra imaginación, mientras que otras son auténticas pruebas de agudeza visual.

Por otro lado, los puzles nos han recordado a los survival horror de corte clásico como Resident Evil, Project Zero y Silent Hill, entre otros, pues son acertijos más tradicionales, de esos que solo pueden ser resueltos tras leer documentos, inspeccionar ilustraciones o peinar cada rincón del escenario en busca de llaves u otros objetos. Como bien sabéis, el diseño de los rompecabezas es un elemento que el género ha descuidado un poco durante los últimos años, por lo que siempre es una gran noticia que desarrolladores como Protocol Games (Song of Horror) y Broken Bird Games (Luto) apuesten darle un gran protagonismo en sus títulos.

Por cierto, también hay algunos momentos en los que el juego rompe la cuarta pared, y aunque por motivos obvios no vamos a desvelaros nada, tened por seguro que son muy originales y aportan frescura al conjunto. En resumidas cuentas, no tenemos nada especialmente importante de lo que quejarnos, más allá de que nos hubiese gustado poder aumentar el campo de visión (FOV) en la versión que hemos jugado (PS5) y que, a pesar de estar ante un juego muy equilibrado que no se hace ni corto, ni largo, algunas secciones pertenecientes a la recta final se nos han hecho un poco pesadas. Por suerte, son pocas y tampoco es que sean demasiado extensas.

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