Análisis de Final Fantasy Tactics: The Ivalice Chronicles, el regreso de una obra maestra

Cuando Final Fantasy Tactics apareció en 1997, lo hizo como un experimento audaz dentro de una saga que hasta entonces se había definido por sus historias lineales y combates por turnos clásicos. Su creador, Yasumi Matsuno, junto a su equipo de Quest, puso en práctica lo que habían aprendido con la creación del soberbio Tactics Ogre y lo adoptó a la idiosincracia de la saga reina de Square, para crear un Final Fantasy que no se parecía a ningún otro. Imaginó un mundo complejo, el de Ivalice, donde la política, la religión y la ambición humana pesaban más que la magia o los cristales. Fue un juego adelantado a su tiempo, con una narrativa tan densa como su sistema táctico, y con una dirección que dotaba a cada batalla de una belleza casi teatral. Más de veinticinco años después, The Ivalice Chronicles recupera ese legado y lo reviste con vestimentas del presente.

La historia gira en torno a Ramza Beoulve, un joven noble que se ve arrastrado a una guerra civil en la que el honor familiar, la lealtad y la verdad se entrelazan en una red de conspiraciones. Lo que en su momento se percibía como una historia trágica e incomprendida, hoy resuena con una claridad renovada. El doblaje y algunos detalles n hacen que cada diálogo se sienta más humano, más consciente de las tensiones morales que lo sustentan. Las voces de los actores aportan profundidad y carácter, transformando lo que antes se leía en una representación dramática que multiplica su fuerza. La trama, que siempre fue un retrato del poder y de la manipulación, cobra una vigencia inesperada en un tiempo donde las verdades también se construyen y se ocultan.

Mejoras para un juego más cómodo

La remasterización introduce numerosas mejoras de calidad de vida que hacen el juego más amigable. Destacan una nueva cámara estratégica y una interfaz en combate que muestra información detallada (daño estimado, probabilidades, etc.), lo que agiliza la toma de decisiones tácticas. También se puede deshacer movimientos erróneos, evitando tediosas repeticiones. Otro añadido útil es la posibilidad de alternar en cualquier momento entre la versión “mejorada” (con todos estos extras) y la versión clásica. Gracias a estas opciones, el juego resulta más accesible para jugadores modernos: los veteranos pueden disfrutar de la experiencia original, mientras que los recién llegados cuentan con ayudas visuales y opciones de dificultad ajustables.

En el terreno jugable, The Ivalice Chronicles conserva intacto el núcleo que lo convirtió en un referente del género. Las batallas se desarrollan en escenarios tridimensionales con perspectiva isométrica, donde cada casilla importa y donde el posicionamiento, la altura del terreno o el tipo de arma pueden decidir una victoria o una derrota. El sistema de trabajos, la famosa red de clases que permite crear caballeros, monjes, magos, ninjas o arcanista, sigue siendo un prodigio de diseño: flexible, profundo y adictivo. Dominarlo requiere paciencia, pero la recompensa es enorme.

A vueltas con el idioma

La puesta al día es correcta y bienvenida, así como la oportunidad de probarlo en nuevos sistemas y ser más accesible para un nuevo grupo de jugadores que no pudo probarlo en los sistemas originales. Sólo hay un par de elementos de discusión sobre él, y los dos tienen que ver con su localización.

A nivel internacional, hay quien lamenta que sólo incluya la re-traducción que se hizo con la versión en PSP, War of the Lions, realizada a medias entre Joe Reeder y Tom Slattey, que usaron un inglés shakespeariano para buscar un encaje mejor con la concepción original del juego y la prosa que tenía en japonés. Hay quien lamenta no tener la versión original que se realizó para el lanzamiento en PlayStation, considerada “menos artificial y más clara” (también está plagada de errores y problemas, siendo un trabajo hecho a toda prisa y con poca planificación entre Michael Baskett y un equipo externo). La traducción de War of the Lions es muy superior, pero hay a quien se le atraganta ese tipo de lenguaje con dejes antiguos, aunque el inglés sea su lengua nativa.

Y por otro, por supuesto está la polémica de que, una vez más, no se ha llevado el juego al español, en lo que se pensaba que era la oportunidad de oro para hacerlo. No vamos a negar que hubiera sido bonito, pero tampoco vamos a tirarnos de los pelos por ello ni vamos a darnos golpes en el pecho. El juego sigue siendo una obra maestra, en inglés o en castellano, y hoy en día hay soluciones fáciles y rápidas para navegar por un juego en otro idioma, facilidades que muchos no tuvieron en peores tiempos a este respecto.

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