Análisis de A Quiet Place: The Road Ahead, una adaptación a la altura de la saga cinematográfica

La verdad es que la llegada de A Quiet Place: The Road Ahead no daba motivos para ser optimista, más allá de tratarse de un AA a precio reducido. Sus creadores, los italianos de Stormind Games, no cuentan con un currículum brillante, aunque hay que decir que dos de sus juegos cuentan con reseñas mayormente positivas en Steam: Remothered - Tormented Fathers y Batora - Lost Heaven. Es decir, no han creado hasta ahora ningún gran éxito, pero saben lo que se hacen. Otro de los motivos para sospechar de este juego era que, no nos olvidemos, se trata de una adaptación de una saga cinematográfica, algo que tradicionalmente no suele salir bien. Afortunadamente, han salido bien parados del examen.

En lo primero en que han acertado los italianos es en plasmar el mundo de la saga ‘Un lugar tranquilo’ en todos los aspectos. Los entornos, sobre todo exteriores, están dominados por la naturaleza, que ha recuperado su predominio, y donde se vislumbran vestigios de lo que fue la civilización, con los habituales edificios abandonados, y donde no faltarán los habituales trenes o aviones siniestrados. El apartado visual, sin ser algo deslumbrante -tampoco lo exigíamos, teniendo en cuenta el presupuesto que habrá manejado este pequeño equipo-, es capaz de mantener el tipo incluso ofreciendo los dos modos gráficos correspondientes, habiendo elegido nosotros el Modo Rendimiento (a 60 fps) durante nuestra aventura.

Stormind Games se gana a pulso una gran oportunidad con un juego sólido

Pero más allá de eso, desde el punto de vista narrativo, permanentemente estamos descubriendo notas de otros supervivientes -que seguramente ya no lo sean- y escenarios con detalles donde se dejan notar las vicisitudes de este universo donde el silencio es primordial para seguir con vida. En este contexto, nuestra protagonista Alex lo tiene todo para salir mal parada y no ver la luz de un nuevo día: a su recién descubierto embarazo -más tarde o más temprano tendrá que vivir la difícil escena de Emily Blunt en las películas- se suma el hecho de es asmática, con las dificultades que eso conlleva, y que se ha plasmado jugablemente de manera convincente.

Evidentemente, a la búsqueda de recursos que habitualmente tenemos que llevar a cabo en este género, se suma el factor estrés, el cual viene agravado por la dolencia de Alex. Si hacemos más ruido del aconsejable, si pasamos por una zona donde haya acumulación de polvo o sentimos la presencia de uno de los alienígenas más cercana de lo debido, no tardaremos en sufrir un ataque de asma a no ser que nos demos un “chute” de inhalador -los cuales son acumulables- o tomemos unas pastillas, las cuales tienen que ser consumidas en el acto.

Como cabía esperar, todo está relacionado directamente con hacer el menor ruido posible, y nos encontramos con una buena variedad de mecánicas relacionadas con ello. Verter arena en superficies mojadas para hacer menos ruido con nuestras pisadas, crear distracciones, desactivar trampas sonoras, abrir puertas y cerraduras con extremo cuidado... Muchos de estos aspectos se llevan a cabo con quick time events que si bien no son especialmente difíciles ni complejos, sí aportan una variedad al gameplay que de otra manera no habría existido.

Una cosa que A Quiet Place: The Road Ahead hace de manera notable es ir introduciendo estas mecánicas poco a poco, cambiando nuestra manera de jugar dentro de lo que es una propuesta común durante toda la aventura, que como decimos, es la de hacer el menor ruido posible. Primero tienes que tapar fugas de agua girando manivelas -como siempre, manteniendo un nivel mínimo de sonido-, después pierdes la linterna a pilas para pasar a utilizar una que se carga con una dinamo, haciendo ruido al cargarse, pasadas unas horas las criaturas emiten unas ondas por las que captan cualquier sonido y solo vale estar totalmente quieto... No es el típico juego que muestra todas sus cartas desde el principio, y eso juega mucho a su favor.

Durante el juego visitaremos dos tipos de entorno. Habrá algunos más cerrados y acotados, donde la criatura -o criaturas, en plural- estará presente, y tendremos que evitarla utilizando todos los recursos a nuestro alcance. Es cierto que son momentos de gran tensión, pero también son situaciones que tiran demasiado del ensayo-error, no dejando mucho lugar a la improvisación a pesar de que la IA enemiga sea buena y su ruta sea completamente aleatoria. Vamos a encarar esas partes como si de puzles se tratara, y en donde los cuales solo hay una solución posible.

Por contra, es en los escenarios más abiertos donde el juego gana enteros, enfatizando un poco más la exploración dejando claro siempre que A Quiet Place: The Road Ahead es un título eminentemente lineal. No nos duelen prendas en compararlo con, salvando las distancias, Alien Isolation, aunque al contrario que en el juego de Creative Assembly, aquí no hay un momento de calma. Frecuentemente no vemos alienígenas, pero están ahí: frecuentemente hemos creido que, por no verlos, pensamos que estamos a salvo, acelerando nuestro paso o despreocupándonos de hacer algún ruido de más -que se puede medir con un sonómetro-. Craso error: están ahí, aunque no los veas, y acechan para hacerte pagar el más mínimo desliz.

Como decíamos, técnicamente no es un juego puntero aunque sí resultón, y a pesar de no destacar para bien, tampoco lo hace para mal a pesar de su modesta producción. Sin embargo, sobresale en el apartado sonoro, comenzando con unas buenas interpretaciones -en inglés- y pasando por un diseño de sonido fantástico donde, si jugamos con cascos, la inmersión será total. Al jugarlo con auriculares hemos probado el uso del micrófono, ya que para sumergirnos aún más en la aventura, podemos activarlo para que reconozca cualquier ruido a nuestro alrededor y que las criaturas reaccionen a ello, funcionando perfectamente: a los dos segundos de decir cualquier cosa para probar su eficacia, estábamos muertos.

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