World of Warcraft: Dragonflight
- PlataformaPC8
- GéneroRPG, Acción
- DesarrolladorBlizzard Entertainment
- Lanzamiento28/11/2022
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorBlizzard Entertainment
No hay Fus Ro Dah pero sí dragones
World of Warcraft: Dragonflight, Análisis. Las Islas Dragón os esperan, adalides
World of Warcraft: Dragonflight para PC y MAC ya está a la venta. La nueva expansión del exitoso videojuego nos lleva a conocer las Islas Dragón.
Blizzard ha dado el pistoletazo de salida a una expansión para World of Warcraft repleta de cambios. Dragonflight abandona el tenebroso mundo de las Tierras Sombrías para transportarnos a lugares más idílicos; Las Islas Dragón. Sobre si nos ha gustado o no el cambio hablaremos más adelante, pero con Dragonflight la compañía californiana quiere seguir demostrando que pueden seguir añadiendo novedades a su título estrella.
Después de la fantástica anterior expansión de nombre Shadowlands y una continuación a través de actualizaciones algo venida a menos, solo queda esperar que Blizzard no cometa los mismos errores y termine de apuntalar una nueva expansión que podría significar el nuevo rumbo a seguir por la compañía.
¡A las armas, jinete de dragón!
La trama de Dragonflight comienza casi al instante de conectar al juego. Los jugadores toman un zepelín a las Islas Dragón para aunar fuerzas con los Dragones Aspecto y su prole, la cual hasta la fecha estaba sumida en un sueño eterno tras los acontecimientos del Gran Cataclismo producido en la expansión Cataclysm. La historia en realidad daría para varios libros, cinemáticas y diferentes formas de narrar el folclore de World of Warcraft tal y como lo hace Blizzard pero basta saber que el eje principal de Dragonflight se mueve a través de los Primalistas y su líder, Raszageth.
Este protodragón apodado Devoratormentas es el líder de los Primalistas, un clan que está en contra de los Titanes, seres que “en teoría” crearon el universo donde los héroes llevan a cabo sus aventuras. La cuestión sobre sí “Los Primeros” fueron los que en realidad crearon o no el mundo de Warcraft también daría para otro reportaje, pero para entender esta expansión vamos a dejarlo tal y como está.
El caso es que los Primalistas han convocado a Raszageth para destruir a los Dragones Aspecto, dominar a la raza Dracthyr y hacerse con el control de Azeroth para demostrar a los Titanes que hacerles caso es lo que ha llevado al mundo a sufrir tanto. Y ahí es donde entra en juego nuestro héroe, que mediante la ayuda de los lugareños de las Islas Dragón y sus líderes, deben devolver el poder a los Dragones Aspecto y hacer frente a la amenaza de la Devoratormentas.
En esta ocasión se vuelve a subir el nivel máximo para cada personaje, que ahora pasa de nivel 60 a 70. Estos diez niveles extra se pueden obtener realizando las misiones adheridas a los cinco nuevos mapas incluidos en Dragonflight, a saber; Las Costas del Despertar, Llanuras de Ohn’ahran, El Trecho Azur, Thaldraszus y Confín Olvidado. Y como no, contamos de nuevo con una ciudad principal neutra tanto para la Alianza como para la Horda; Valdrakken. Es enorme, con diferentes niveles de altura, algo laberíntica y poco intuitiva. Eso sí, es preciosa.
Novedades en Dragonflight hay muchas, empezando por la nueva interfaz. Dejamos atrás la austera interfaz que hasta la fecha nos acompañaba para dar la bienvenida a una más minimalista, totalmente personalizable sin la necesidad de addons externos y extremadamente limpia. A nosotros en particular nos ha encantado y ha conseguido lo que pretendían lograr; liberar de la memoria infinidad de addons que solíamos añadir para suplir ciertas carencias. Aún hay margen para mejorar, como por ejemplo un botón para vender la mercancía gris a golpe de un solo click en los comercios, pero es un primer gran paso.
Lo segundo y prácticamente más importante es la renovación total de las profesiones. No solo es que tengan un gran protagonismo en la trama de Dragonflight a nivel de comercio y narrativa, es que Blizzard las ha cambiado por completo. Seguirá siendo necesario subirlas a nivel máximo para obtener y desarrollar las mejores recetas pero su mecánica ahora es diferente. Para empezar ahora podemos equiparnos con equipo dedicado a las profesiones, las cuales nos ofrecerán estadísticas con las que conseguir mejores piezas ya sea creándose o recolectándolas. Cada objeto conseguido a través de las profesiones tiene su nivel de calidad y por supuesto, cuanto mejor sea nuestro equipo de profesión y nivel, mejor será la pieza, llegando incluso a modificar equipo fabricado para alterar sus características. Y no solo eso, Blizzard ha añadido un sistema de pedidos en el cual puedes suministrar a los jugadores el equipo u objetos que reclaman a través de un tablero de peticiones.
Como tercera novedad tenemos a los dragones, pero no los que conforman la historia en sí, sino aquellos que podemos montar. Es decir, el vuelo a través de las Islas Dragón se desbloqueará poco después de poner tierra en ella y a través de diferentes modelos de montura. No se trata de una manera de volar como la que nos acompaña desde The Burning Crusade sino una con determinadas físicas semi realistas que aportan frescura a esta característica. Gracias a la fuerza del viento, el planeo e impulsos, nuestro dragón podrá surcar los cielos de las Islas Dragón aunque con ciertas limitaciones. Por ejemplo, para alcanzar el pico más alto de una montaña primero debemos de saltar en picado desde otra cercana. Cayendo en picado cogemos velocidad para planear hasta la montaña y tener más tiempo de vuelo. Después, usamos las habilidades de cada montura para impulsarnos a lo alto del pico, bien con un tirabuzón o con empuje.
Aunque es algo difícil de explicar en palabras, os podéis hacer una idea; volar en Dragonflight requiere de cierta estrategia y planificación. No es difícil llegar a los lugares a los que deseamos llegar pero no tan fácil como dirigirnos a ellos sin ningún impedimento de por medio. Gran culpa de lo bien que funciona esta reinvención del clásico vuelo es el excelente diseño del mapeado de Dragonflight, ahora con mil recovecos por visitar, relieves impensables hasta la fecha y llenos de secretos. Mapas que por cierto esconden puntos de talento a gastar en el árbol dedicado a esta nueva funcionalidad. Cuantos más recogemos, más aguante y habilidades tendrá nuestra montura.
Por último tenemos otra destacable novedad; la raza —y clase— jugable Drachtyr. Similar al concepto de los Huargen, los Dracthyr son dragones que pueden adoptar un aspecto humano a placer. La diferencia es que esta raza es así mismo una clase, Evocador, un híbrido de curandero y hacedor de daño que está teniendo bastante éxito en esta expansión. Como sanadores tienen grandes dotes para las curas en área, desempeñan su trabajo extremadamente bien y son de las clases que más se están viendo en las diferentes y nuevas mazmorras incluidas en Dragonflight. Como DPS son muy polivalentes y sus ataques son de lo más llamativo del juego. Un espectacular combo de golpes cuerpo a cuerpo y a distancia que son un espectáculo visual.
Sobre esta última adición queremos reseñar el estupendo nivel de personalización que podemos llevar a cabo a la hora de crear nuestro Evocador. Hay mil y una opciones para crear nuestro adalid definitivo, tanto para el aspecto humano como para el dracónido. Y ambas personalizaciones son independientes. Cuernos, escamas, tatuajes, caras, armadura… todo lo que te puedes esperar y más. Es una auténtica delicia y motivo suficiente para dejarnos las horas muertas en este creador de personajes..
Impresiones de Dragonflight
El contraste entre la oscuridad de Shadowlands y la algarabía de colores de Dragonflight deja a entender que esta nueva expansión es más divertida, alegre o que al menos incita a jugarla. Tiene momentos muy buenos, como uno relacionado con la raza Colmillar que seguramente será uno de los más recordados en años venideros y, curiosamente, relata un hecho bastante triste. Esta escena, tan bien narrada, trata sobre una persona con la que no tenemos contacto alguno, pero la situación es capaz de hacernos empatizar con lo que sucede en pantalla de una forma terriblemente asombrosa.
Este, sin embargo, es uno de los únicos momentos en los que la narrativa tiene un nivel de calidad altísimo ya que el resto, por desgracia, está contado de una forma algo vaga y sencilla. El leit motiv es el que es, no hay giros en la trama, un par de escenas emocionantes y en general todo da sensación a relleno. Tanto que dos partes del contenido total juegan con la nostalgia de los jugadores; una con la raza colmillar, su mapa y la música, y otra viajando a diferentes sucesos de la historia de World of Warcraft. Faltará, por supuesto, saber más acerca de la historia a través de los parches de actualización, pero en su formato más básico nos ha sabido extremadamente a poco. La historia del segundo y tercer mapa poco o nada tienen que ver con la historia principal de Dragonflight y el resto rasca solo un poco de la temática.
También hay cierta obsesión con el sistema de profesiones a lo largo de todo nuestro tiempo de juego. Misiones aquí y allá explicándonos como funciona, pidiéndonos objetos y repetición de tareas por doquier. De hecho, al finalizar la campaña se abrirá un nuevo arco donde las profesiones también juegan su papel protagonista y, como dato extra, las reputaciones de cada facción de Dragonflight —que ahora son Renombre como en Shadowlands— desbloquean utilidades para las mismas en su mayor parte.
No solo hemos notado relleno en la parte argumental, también hemos notado cierta decadencia en el desempeño de misiones. Encontraremos más de una decena de ellas sino más en donde solo es necesario acudir a la zona indicada y elevar una barra de porcentaje al 100% para terminar la misión, lo que implica vaciar enemigos de nuestra pantalla sin ton ni son. O el hecho de que se viaje de una punta del mapa a otra entre misiones omitiendo gran cantidad de terreno, perdiéndose el encanto del mismo si utilizamos la montura voladora.
También hemos tenido problemas a la hora de encontrar grupo para completar las mazmorras. En nuestro análisis hemos llegado a estar más de nueve horas buscando grupo sin que este encontrara a un solo jugador. Y los diferentes días que hemos estado probando esta funcionalidad se ha resumido en prácticamente los mismos resultados. Solo hemos podido acceder a las nuevas mazmorras —algunas muy interesantes y con mecánicas nuevas— seleccionando una mazmorra a completar en específico. Este problema se ha dado no solo en nosotros, también en amigos y compañeros con los que hemos hablado sobre Dragonflight.
Sin embargo World of Warcraft: Dragonflight tiene más cosas buenas que malas. Se ve una clara intención por parte de Blizzard de modernizar el videojuego al cánon de lo actual. Las misiones de “farmeo” son más llevaderas, el juego es más ágil, el diseño de los mapas es más vertical, se han incluido pequeños minijuegos, tesoros y sorpresas y, en definitiva, un montón de cositas que tendrán a los jugadores bastante entretenidos.
En lo técnico nada ha cambiado salvo el excelente trabajo que han hecho con la distancia de visión —muy lejana y detallada—, la fantástica paleta de colores escogida para la ocasión y los nulos problemas a la hora de renderizar modelos y estructuras a lomos de un dragón. Y es que estas monturas son extremadamente rápidas y pueden alcanzar velocidades de hasta un 830%, y aún así el motor gráfico ni se inmuta. Para terminar con el apartado gráfico solo queda decir que Dragonflight ofrece algunas de las instantáneas más hermosas de todo WoW junto con las de Pandaria. Es pura delicia visual.
En lo sonoro hay un montón de melodías que suenan a gran calidad. Blizzard sabe lo que se hace al respecto y vuelve a mezclar diferentes instrumentos que reflejan muy bien lo que se vive en cada zona. Hay reminiscencias de otras expansiones, la más clara la que suena en el tercer mapa, El Trecho Azur, que vendría a ser una reimaginación de Colinas Pardas vista en Wrath of the Lich King. Y por supuesto, voces en español con actores de doblaje de lujo tal y como nos tienen acostumbrados los californianos.
Conclusión
World of Warcraft: Dragonflight no es narrativamente lo mejor que hemos visto en el mmorpg de Blizzard (al menos de lanzamiento) pero trae novedades y cambios importantes a piezas centrales del videojuego. Sabe mejorar lo existente, agilizarlo, volverlo menos rutinario o aburrido y la nueva manera de volar es para llorar de alegría tres días con sus tres noches. La renovación de las profesiones y el diseño de la nueva interfaz son todo un acierto.
Lo mejor
- Cambio completo al sistema de profesiones muy acertado.
- La banda sonora sigue siendo de 10.
- El nuevo vuelo es de lo mejor que le ha pasado a WoW en años.
Lo peor
- La historia que nos cuentan es algo pobre en detalles y aburrida.
- Las misiones no innovan en absoluto, más bien lo contrario, se sienten de relleno.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.