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Cine

Crítica de Pinocho de Guillermo del Toro, una magnífica versión en animación stop motion

El director mexicano firma la próxima gran película de Netflix, que estará disponible en la plataforma desde el 25 de noviembre.

Crítica de Pinocho de Guillermo del Toro, una magnífica versión en animación stop motion

Poco después del estreno de la versión en acción real del clásico de Disney, Netflix se dispone a hacer lo propio con Pinocho de Guillermo del Toro. Por supuesto, son dos largometrajes diferentes, aunque la fuente sea la misma, el cuento del italiano Carlo Collodi. El cineasta mexicano es el encargado de dirigir este maravilloso musical, que llama la atención por su sensibilidad, su espectacular ambientación y su acabado en animación stop motion, a cargo del legendario Mark Gustafson.

La técnica del stop motion puede chocar al principio por el modo en que se desplazan los personajes, pero el espectador no tarda en acostumbrarse al estilo artístico, que encaja a la perfección con la forma en la que se mueve una marioneta cuando el marionetista maneja los hilos con maestría artesana.

Italia en el abismo: un Pinocho entre dos Guerras Mundiales

Guillermo del Toro elige una ambientación posterior a la del autor del cuento original, que vivió hasta finales del siglo XIX. En esta versión, la narración comienza en una época turbulenta para el Viejo Continente: a principios del siglo XX, Geppetto (David Bradley) vive junto a su hijo Carlo en un pueblito italiano, donde trabaja como maestro carpintero. Es en esos años cuando estalla la Primera Guerra Mundial, uno de los grandes conflictos bélicos contemporáneos, que se salda con la trágica muerte del pequeño.

Consumido por la pena, el anciano Geppetto sucumbe a los efluvios del alcohol, por lo que deja de lado el trabajo, hasta que se decide a reconstruir a Carlo utilizando una madera muy especial. Por acción divina, la marioneta termina cobrando vida y nace Pinocho (Gregory Mann), un niño de madera confeccionado para hacer feliz al desdichado padre. La reconocible voz de Ewan McGregor, que ya cantó en Moulin Rouge, fluye ahora de la garganta de Pepito Grillo, fiel protector de Pinocho. Este personaje carga además con parte de la carga humorística de la película.

Guillermo del Toro sumerge al espectador en la oscura Italia de la Segunda Guerra Mundial, donde el dictador Benito Mussolini se alía con los países del eje para abrazar el fascismo. Retratado como un tirano descerebrado y belicista, el personaje histórico cumple un rol similar al de Podesta (Ron Perlman), un tipo fascista que utiliza la mano dura y que aboga por entrenar a los niños para la guerra.

Una escena de Pinocho de Guillermo del Toro.
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Una escena de Pinocho de Guillermo del Toro.

Un clásico para reflexionar

Pese a los cambios en el contexto histórico, la trama argumental de Pinocho sigue la línea del cuento, de modo que los elementos clásicos están presentes: por un lado, el Conde Volpe (Cristoph Waltz) se aprovecha del chico para ganar dinero a su costa, al tiempo que el mono Spazzatura (Cate Blanchett) hace lo posible para no perder su posición privilegiada en el espectáculo. Por el otro, el viaje desesperado del padre en busca de su niño perdido queda plasmado en la cinta.

Pinocho de Guillermo del Toro no carece de emoción ni de reflexión, profundiza sobre el concepto de la muerte, sobre el significado de la vida y sobre las consecuencias de una dolorosísima pértida. Valiéndose de un reparto de auténtico lujo, la película de Netflix emociona con sus casi dos horas de esplendoroso cine de animación. Pinocho, ¿un niño de madera condenado a vivir eternamente?

Pinocho debutará en Netflix el próximo 9 de diciembre, aunque se estrenará en cines seleccionados en noviembre.