Mario + Rabbids: Sparks of Hope
- PlataformaNSW8.6
- GéneroEstrategia
- DesarrolladorUbisoft Milan
- Lanzamiento20/10/2022
- TextoEspañol
- EditorUbisoft
Mario + Rabbids: Sparks of Hope, análisis. Más y mejor a todos los niveles
Te contamos nuestras conclusiones con Mario + Rabbids: Sparks of Hope, la esperada secuela del título de estrategia de 2017 de Ubisoft para Switch.
Probablemente Mario sea el personaje del videojuego con mayor número de títulos de diversos géneros protagonizados. Durante el primer año de vida de Nintendo Switch recibíamos Mario + Rabbids: Kingdom Battle, un simpático crossover entre el universo del fontanero bigotudo y el de los Rabbids, que demostraba la versatilidad de los iconos del Reino Champiñón al ser trasladados a un título de estrategia.
Cinco años después nos encontramos aquí, a las puertas del lanzamiento de su esperada secuela. Mario + Rabbids: Sparks of Hope demuestra que en 2022 los tactics están lejos de ser un nicho relegado al PC. Ubisoft Paris y Ubisoft Milan encabezan un desarrollo que toca las teclas adecuadas para aprovechar el potencial visto en el original. Somos directos: es más y mejor a todos los niveles. Pese a ciertas aristas que no le permiten alcanzar el sobresaliente, no cabe duda de que nos encontramos ante uno de los exclusivos imprescindibles del catálogo de la consola de Nintendo.
Las reglas cambian
Desde la primera hora de juego queda clara la idea sobre la que gira la secuela: ofrecer al jugador la máxima libertad posible dentro de los márgenes del género. Esto se traduce en un combate más ágil y vertiginoso en ritmo, mientras que en el mundo abierto la estructura cambia hacia un pequeño hub independiente de los niveles diseñados para el combate.
El movimiento de los personajes es completamente libre dentro de su rango de acción. Puedes moverte por él cuanto quieras y como quieras sin que tome como requisito una de las dos acciones por turno. Puedes realizar saltos de equipo para alcanzar nuevas posiciones lejanas sin consumir tus posibilidades de cara al combate. Porque precisamente en eso se ha quedado relegado el medidor, a aquellas acciones que tienen influencia directa en tus herramientas ofensivas.
Ampliar tu capacidad de navegar por los niveles sin que comprometa los enfrentamientos es uno de los grandes triunfos de sus responsables. Se encuentra en un punto equilibrado por diversos motivos; algunas veces por la cantidad de rivales en pantalla, otras por sus rasgos y las penalizaciones que influyen en nuestro comportamiento. Pero no solo se trata de entablar una disputa. Durante nuestro viaje hemos encontrado varios niveles que son brillantes en este sentido. En algunos debes aprovechar el escenario y las cadenas de movimientos entre tus héroes para poder alcanzar el objetivo final. No siempre recurre a cumplir el típico objetivo de eliminar a todas las amenazas.
Como decíamos, que el mundo abierto sea independiente de los niveles de combate hace que su estructura cambie completamente. Si en el original ya veíamos algunas ramificaciones en cuanto a contenido secundario se refiere, en la secuela se destapa completamente. Encontramos misiones opcionales de todo tipo, jefes alternativos pensados para el endgame, rutas secundarias con recompensas, pequeños rompecabezas que requieren aprovechar el escenario… De todo. Ya no nos encontramos en un embudo que nos guía hacia la siguiente sección de combate; aquí estamos en un entorno libre en el que podemos realizar más contenido relevante para nuestro progreso.
Sparks, más allá de tu arma
La introducción de los Sparks aporta frescura al abanico de acciones que puedes realizar durante tus turnos. En la práctica crean sinergias con los héroes que les permite extender sus capacidades ofensivas más allá de su arma. Durante el viaje podemos desbloquear un total de 30 diferentes, que se dividen entre bonificaciones activas, de elemento y poderosos ataques a modo de habilidad definitiva. Tendremos que peinar el juego al completo (incluidos secretos) para poder hacernos con todos.
Olvidad por completo la gestión del inventario de la primera entrega. En Sparks of Hope cada héroe tiene su propia arma única sin efectos. Es a través de estos compañeros con forma de Rabbid estrella con los que puedes alterar su comportamiento. ¿Quieres sumar electricidad a las pistolas duales de Mario para poder crear combos entre enemigos? Liga el Spark correspondiente a ese héroe antes de empezar el combate y lo tendrás. Así con todos.
Sin embargo, los más interesantes bajo nuestro juicio son aquellos que influyen en el héroe en sí. Por ejemplo, Luigi está enfocado al combate a distancia y cuenta con mayor rango de movimiento que buena parte de sus compañeros. Gracias a ese enfoque puede aprovechar la verticalidad de los escenarios para asestar golpes certeros a enemigos que supondrán una seria amenaza en posteriores turnos. Al añadirle el Spark de invisibilidad, podemos hacer que tome más riesgos al ocupar esas posiciones incluso si está comprometido. No pasa nada: recularemos la próxima vez que pueda moverse sin recibir daño alguno.
Todos los Sparks pueden cambiarse entre héroes en cualquier momento previo a entablar un nivel de combate, y su uso toma una de las dos acciones que puedes realizar por turno. De alguna forma rompen las restricciones de encontrábamos en el original. Ya no tenemos que decidir qué arma llevar. Ahora cada una tiene su personalidad, y al mismo tiempo podemos mejorar su comportamiento activando el Spark que tengamos ligado.
Un viaje repleto de experiencias
Quizá esa sea una de las frases que resumen nuestro paso por Mario + Rabbids: Sparks of Hope. Durante las 30 horas que nos ha tomado completarlo, incluyendo la limpieza casi al completo de algunos mundos, hemos pasado por todo tipo de experiencias. Los que más hemos disfrutado han sido los niveles que aparecen como rompecabezas integrados en los campos de batalla. Muchas veces el juego te lleva a interpretar las piezas que pone frente a ti para que las unas aprovechando todo el potencial de tus héroes. Parece un ajedrez, solo que aquí la torre es Rabbid Mario y el alfil, Peach.
El viaje se compone de cinco mundos principales, más el prólogo y el epílogo, a los que podemos volver en cualquier momento. Dadas las circunstancias de la historia, al aterrizar en uno los veremos sumidos en la ascoridad, una capa viscosa que limita tus movimientos por el mundo. Cuando completes las misiones principales, las restricciones se levantan para que puedas limpiar todos los contenidos que propone. Al completar esos objetivos secundarios obtendremos monedas de ese mundo, que se pueden intercambiar en el mercader por llaves de secretos, piezas de lore, cosméticos y potenciadores de nivel para los Sparks.
Esa divisa exclusiva de cada mundo está acompañada por las monedas de oro clásicas de Mario, que aparecen como el montante necesario para poder curar a todo el equipo antes de entablar una misión y comprar consumibles en el mercader mencionado. La sensación de recompensa es constante no solo por la parte económica, sino también en cuanto al desarrollo de los personajes y Sparks. Los nueve héroes que forman parte de la aventura pueden alcanzar hasta el nivel 30, lo que va desbloqueando progresivamente prismas de habilidad que podemos invertir en sus árboles de habilidad. Los Sparks, en cambio, van mejorando su limite de capacidad a medida que lo hacen los héroes, y puedes intercambiar estrellas para mejorar su rendimiento.
Pero no todo está a la altura. Esperábamos bastante más de los enemigos. Lo que nos hemos encontrado es una excesiva repetición de los arquetipos que ya nos presentan en el primer tercio de juego. Hay pocas sorpresas en este sentido, y pese a los leves cambios que hay entre sí dependiendo del mundo, lo cierto es que entablas el combate casi siempre con el mismo chip. Tampoco están a la altura la mayoría de jefes finales, poco efectivos en planteamiento cuando deberían ser los picos de dificultad de cada mundo.
En lo visual, el motor Snowdrop encaja en la secuela sin problema. Pese a que el músculo se encuentra en la excelente dirección artística, encontramos un framerate sólido incluso en aquellos niveles más demandantes de lo habitual. La resolución en modo dock se resiente, y es una pena que un juego tan bonito quede un poco empañado por las limitaciones técnicas de la consola. En portátil, en cambio, no se nota tanto, y en el modelo OLED de Nintendo Switch la sensación es bastante más positiva que el equivalente en 55”. La banda sonora también cobra especial relevancia por el trabajo de un trío de excepción: Yoko Shimomura, Grant Kirkhope y Gareth Coker. Se nota el sello de cada uno a través de las melodías que suenan. Además, tanto las voces como los textos se encuentran en perfecto castellano.
Conclusión
Mario + Rabbids: Sparks of Hope aprovecha el potencial del original para dejarnos un título que no renuncia a la profundidad mientras agiliza trámites propios del género. Muchas de las restricciones vistas en 2017 se eliminan, lo que provoca que el ritmo de la acción siempre se mantenga alto tanto dentro como fuera del combate. Ahora tienes pleno control sobre el movimiento de los personajes, lo que mejora la cadena de acciones que puedes hacer con ellos. Todo ello unido a los Sparks, que aportan frescura a las mecánicas ofensivas. Salvo por la repetición de los enemigos y lo flojos que resultan la mayoría de jefes finales, a todos los niveles es más y mejor respecto a Kingdom Battle.
Lo mejor
- Los cambios en el combate: mayor ritmo y agilidad.
- Los Sparks aportan frescura.
- El amplio contenido secundario del mundo abierto.
- Fantástico diseño de los niveles que no requieren eliminar a los enemigos.
- Visualmente es muy bonito, sobre todo en portátil.
Lo peor
- Repetición de enemigos y falta de más arquetipos únicos.
- La mayoría de jefes finales son flojos.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.